12. The Mad Hatter

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—¿Así que tú eres la Adalid que va a destronarme?—Alicia no era tan diferente a como la imaginaba, el mismo color dorado de cabello, los ojos azules. Su cara parecía hecha de porcelana, aparentaba tener un poco más de veinte años. Llevaba puesta una corona dorada con joyas color rojo incrustadas y un vestido blanco con un diseño digno de una Reina.

—Hola Alicia.

—¿Alicia me has llamado?

—Su Majestad—Interrumpió Negra dando una reverencia hacia ella. Yo la imité.

—Mucho mejor—Alicia se levantó del trono y caminó hacia nosotras.—¿Qué haces en mi castillo? No no, ¿Qué haces en mi mundo?

—Este no es su mundo su Majestad.—Mi voz temblaba, la sola presencia de Alicia era suficientemente imponente para hacer temblar a cualquiera.

—Pero claro que sí, esté es mi mundo, es mi creación niña ¿no lo entiendes?

—No su Majestad, su mundo es el mismo de donde yo vengo.

—¡Mentiras!—Con el brazo tiró los platos de la mesa, el enojo parecía consumirla viva—Tú mundo es un infierno, no hay nada para mi en él.—Alicia dio la vuelta y caminó hacia la ventana, pude observar el reverso del vestido, el cual era negro.—Antes, lo único que deseaba era ser amada, aceptada por mi familia. Pero eso fue hace mucho tiempo, no necesito a nadie, y ¡mucho menos a una familia que finja amarme cuando en verdad no o hacen!

"La primera vez que pude entrar a este mundo, fue la mejor experiencia de mi vida, deseaba contarle todo eso a mi madre, mis aventuras, mis nuevos amigos, deseaba traerla aquí y compartir todo con ella. Que poderosa es la ilusión de una niña. Porque el momento en el que le conté todo, pensó que lo había inventado, me llamó infantil.Traté de convencerlos durante años pero me tomaron por loca. Jamás me creyeron, y lo único que deseaba era que me creyeran.—Una lágrima recorrió la mejilla de Alicia, pero siguió narrando—Hasta que me encerraron, me dejaron a morir en un manicomio. Mi propia familia.—Hizo una pausa y continuó:

"Pero todo cambió cuando pude volver a Maravillas. Estaba negada a regresar a mi mundo, ese lugar no era un hogar para mí. Este era mi hogar, era el único lugar en donde en verdad fui amada, venerada, querida por todos. Era un mundo perfecto, tenía que volverlo mío.—Lágrimas recorrían su cara pero su mirada estaba perdida—Un mundo donde todo sería lo que no es o no debería ser. Un mundo donde no existe el tiempo, un mundo digno de la locura.—Alicia sonrió hacia mi y continuó—Yo fui esa niña que persiguió el conejo, se cayó por el agujero, bebió la poción y mordió el pan...La niña que se encerró en su propio Mundo. En mi limbo. En mi Maravilla...Y ahora, no tendré que estar sola en este lugar.

Alicia estiró su mano hacia la nada y detrás del trono salió una figura caminando hasta tomar su mano. Tenía un abrigo blanco con dorado y una corona en la cabeza.

Era Tyson.

Era mi hermano.

Y estaba agarrando la mano de Alicia.

—Ahora no soy una triste y solitaria Reina, ahora tengo a un Rey a mi lado.

Tyson sonrió y me miró fijamente.

—Hola hermana. ¿Qué haces aquí?

—Tyson, ¿qué estás haciendo? Tenemos que regresar a casa.

—Pero si ya estoy en casa Megan, y tu podrías también estar con nosotros si eso es lo que deseas.

—No Ty, ¡perdiste la cabeza!

—No Megan, estoy tan cuerdo como tú. Pero ahora veo las cosas como son en realidad.

Algo había cambiado en Tyson, algo era diferente en él...

—¡No Tyson! ¡Has perdido la cabeza como Alicia!

—¡Odio que digan mi nombre! ¡¡Soy Su Majestad!!

—¡Eres la loca de Alicia que perdió la cabeza!

—Vas a morir niña malcriada.—El enojo llenó la cara de Alicia. y gritó: ¡Sombrerero!

¿Sombrerero? ¿Seguía vivo? El lugar completo comenzó a temblar, el candelabro se movía de lado a lado, la luces titilaban y los platos caían de la mesa. Alicia sonreía diabólicamente mirándome fijamente.

La última vez que el lugar tuvo este movimiento fue cuando se hizo de noche, pero al mirar por la ventana, todo parecía igual, la otra ocasión que todo tembló fue en el bosque Turgal...cuando nos persiguió en Jabberwocky.

Mis sospechas eran correctas, el ventanal a mi izquierda se hizo añicos y el Jabberwocky entró a la sala. Al fin lo veía de cerca, sus grandes ojos rojos, sus colmillos afilados y sus grandes alas. Su piel escamosa y su boca babeando.

El Jabberwocky se arrastró hasta estar a lado de Alicia. Alicia estiró su mano y acarició la pata de la bestia.

—Bien bien Sombrerero.

—¿Sombrerero? Pero...¿Qué?

—Verás. Yo misma asesiné al Jabberwocky de la Reina Roja, y en efecto, ese era el último en su especie. Pero guardé un pequeño recuerdo, su colmillo. Una vez que me volví Reina de Maravillas, deseaba tener un Jabberwocky para mi, pero eso era imposible...a menos que encontrara un recipiente para traerlo a vida una vez más. ¿Y quién mejor que mi mejor amigo?

—Estás loca...

—Sombrerero. La quiero muerta.

Beyond WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora