4. The way of Wisdom

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—Tienen que visitar a Absolem. Él es el único que sabrá que hacer.---El Conejo nos acompañó hasta la puerta.

—¿Absolem?—Voltee a ver a mi hermana. La cual al ver mi cara de duda soltó una sonrisa y se acercó a mi oído.

—La oruga que fuma...bueno, creo que ahora es mariposa.

—Absolem—El Conejo volvió a interponerse en nuestra conversación—El ser más sabio que ha tenido Maravillas en muchos milenios. Para encontrarlo tienen que seguir el sendero, pasando el jardín de las flores. Van a verlo sin duda.

—¿No vas a venir con nosotros?

—¡Oh no! ¡Es demasiado lejos! Además, vean la hora es hora de la siesta.—El conejo se introdujo de nuevo a la casa y cerró la puerta.

—¿Hora de la siesta? Pensé que el tiempo no servía en Maravillas.

—Olvídalo Ty, vamos.—Megan comenzó a caminar por el sendero.

Giré la mirada al cielo, no pareciera haber transcurrido ni un instante desde que llegamos, la iluminación continuaba siendo la misma y el clima no variaba en lo más mínimo.

No sé cómo Megan estaba tan calmada en esta situación. Yo en cambio, estaba muriendo de estrés. Necesitábamos encontrar una salida pronto si no queríamos quedar encerrados en este manicomio por el resto de nuestras vidas.

Llevábamos caminando por el sendero lo que parecieron horas, pero al juzgar por mi hermana eran minutos, que curioso, una eternidad puede parecer un segundo para algunos en este lugar.

Hasta que por fin mi hermana habló.

—Ya llegamos Tyson.

—¿Cómo lo sabes? Todo es igual.

—Por eso.—Levantó su mano y señalo allá a lo lejos, sobre el campo de flores se formaba una nube de humo multicolor. Absolem.

—Tenemos que llegar hasta allá.

"Y con permiso de quién?"

—¿Escuchaste eso Megan?

—Sí, no es Cheshire pero no veo a nadie por aquí.

"¿Acaso nos comparas con ese felino repugnante?"

—Megan, son las flores. Mira...

El campo de flores cobró vida de un momento a otro, una por una las flores abrieron sus retoños y con sus pétalos formaron sus caras.

"¿Con permiso de quién quieren pasar a través de nosotras?"

—Deseamos consultar a Absolem.

"Pétalo, ¿ya escuchaste lo que quieren este par de humanos de piernas largas?"

"Están locos Retoño" "No van a pasar sobre nosotras" "Calma" "Llamen a Rosa" "Ella sabrá que hacer con ellos" "Llamen a Sol" "Mejor a las hiedras venenosas" Una risa indiscreta se liberó en el jardín.

—Megan...No parece que quieran dejarnos pasar.

—El problema es que yo no les pedí permiso.

"Hermanas, cálmense" Las flores parecieron callar y de el suelo frente a nosotros surgió una flor tan alta como yo. Era una rosa llena de espinas y unos pétalos tan grandes como en ancho de mis brazos.

—Yo soy la representante del jardín de las flores. Rosa. ¿Y ustedes?

—Me llamo Tyson y ella es mi hermana Megan. Estamos en este lugar porque deseamos consultar a Absolem. Es urgente.

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