lolita

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Would you be mine? Would you be my baby tonight?
Could be kissing my fruit punch lips in the bright sunshine
'Cause I like you quite a lot, everything you got, don't you know?
It's you that I adore, though I make the boys fall like dominoes








Desperté con un terrible dolor de cabeza. Ayer había bebido demasiado, dios, como me arrepentía.

Me levanté de golpe: gran error. Las nauseas y el mareo vinieron de golpe y tuve que correr al baño para vomitar. No era exactamente una buena forma de empezar el día.

Apenas recordaba bien la noche anterior. Me acordaba de haber ido a un club con Klaus, de una competición de chupitos y de haber hablado de mi familia. Mierda, preferiría no recordar eso. Mi familia no era mi tema de conversación favorito, mucho menos estando borracha y sentimental.

Bajé las escaleras sintiendo como en cada escalón mi cabeza me dolía más y más. Quería morir. Entré a la cocina, donde Freya cocinaba algo.

-Buenos días, bella durmiente-saludó Freya felizmente-. He oído que te sobrepasaste un poco ayer.

Gemí, cada palabra taladraba mi cabeza, todo dolía. Mi gesto provocó una risita de Freya.

-Hay aspirinas en el mueble de la derecha, no te vendría mal una-señaló.

-Gracias a dios-murmuré.

Abrí el mueble y cogí dos aspirinas, porque obviamente una no quitaría el dolor. Dos tampoco lo harían, pero algo es algo.

-¿Quieres comer algo?-preguntó Freya.

-Si como algo lo vomitaré-murmuré-. Pero gracias.

Me tomé las pastillas con un vaso de agua y cerré los ojos. Ese dolor de cabeza estaba jodiendome mucho.

-Esas pastillas no arreglarán nada, lo sabes, ¿verdad? Podrías pedirle a alguno de mis hermanos que te diese su sangre, eso si que sería efectivo.

-Puedo soportar la resaca, no es la primera que sufro-me negué.

Freya se encogió de hombros y siguió cocinando. Mi teléfono empezó a sonar, dios, ese maldito sonido penetraba mis oídos y me hacía querer estamparlo contra el suelo. Intentando hacerlo parar tan rápido como pudiese, contesté rápidamente al teléfono.

-¿Sí?

-Brooke-reconocí la voz de Liam-. ¿Qué tal por la casa de los Mikaelson?

Salí de la cocina y andé lentamente por el pasillo en dirección a las escaleras.

-¿Me creerías si te digo que ayer me fui de fiesta con Klaus?

Escuché una carcajada al otro lado de la línea.

-¿Qué? ¿En serio?

-Sí, y digamos que ahora estoy pagando las consecuencias. Me dan ganas de arrancarme la cabeza.

-¿Has vuelto a pasarte bebiendo?-preguntó divertido.

-Un poco. Tal vez demasiado, no lo sé, pero duele de cojones.

-No seas quejica, ayer nadie te obligó a beber.

-Increíble, me das las charlas que mi padre jamás me dio.

-Brooke...-dijo algo arrepentido.

-Déjalo, solo estoy de mal humor por la resaca. Lo siento. ¿Qué tal por el lago?

-No demasiado bien. Un grupo de lobos se han aliado, quieren que Jackson deje de ser el alfa. No les gusta la idea de estar aliados con los originales.

Brooke | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora