It's never too late

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—Señor Asano.— Se escuchó la voz de uno de los empresarios detrás suya.— Debo presentarle a un importante miembro del banco.

Gakushuu miró de forma apenada a una de las mujeres adineradas con las que estaba hablando y asintió para que el otro hombre supiera que le había escuchado.

La mujer lo entendió al instante, despidiéndose con una sonrisa y desapareciendo entre la multitud y el ambiente lujoso y refinado de la fiesta de etiqueta a la que asistían.

El hotel de cinco estrellas en la que se celebraba, había sido enteramente reservado para aquella fiesta entre su empresa y uno de los grandes bancos de la ciudad, que al parecer celebraban una colaboración entre ellos. Los empleados y magnates reían y conversaban con sus buenas apariencias, la sala resplandecía, la comida era de la más cara y valorada que habían podido conseguir y cada detalle en las mesas había sido cuidadosamente elegido.

Sí, sin duda era una noche importante. En la que para él, cada conversación, cada sonrisa, cada gesto valía la pena. Porque cualquier acción que tomara, podía significar un gran paso para él, un ascenso, algo que incluso impulsara su carrera.

Esa noche necesitaba actuar mejor que nunca, utilizar su más falsa y adorable sonrisa, llevar a cabo todo lo que su padre había intentando enseñarle y demostrarse a sí mismo que era capaz de todo.

Por eso, sosteniendo la copa de aquel champán tan caro, Gakushuu examinó aquel traje caro que portaba y que tan bien le sentaba. Luego se dio la vuelta con cuidado, manteniendo una sonrisa amable en su rostro y portando esa postura elegante que le caracterizaba.

Si uno de sus compañeros iba a presentarle a un miembro importante en el banco, debía ser más impoluto y perfecto que nunca. Tenía que ganarse la confianza de esa persona antes que cualquiera, era esencial para llegar a ser el más fuerte.

Sin embargo, al darse la vuelta y toparse con aquellos ojos ámbar, que parecían haberle perseguido en sueños. Solo pudo apretar la copa entre sus dedos y seguir sonriendo con complicidad, como si no estuviera afectado por aquel fortuito encuentro.

—Este es Akabane Karma.— Señaló el humilde empleado.

Sí, ya le conocía. Le conocía de sobra.

Esos ojos de color tan singular, que le miraban con picardía, ese pelo rojo tan llamativo y esa expresión condescendiente que le dirigía. La había visto miles de veces. Y la única diferencia ahora, era que sus ojos le miraban con más intensidad, casi hambrientos, su pelo ahora estaba bien peinado, sus facciones más maduras y atractivas, y su cuerpo más alto y esbelto.

Era como una pesadilla y un sueño a la vez. Reencontrarse con él después de cuatro años, justamente en ese lugar y de aquella forma. Como si hubieran estado destinados a encontrarse.

—Akabane, este es...— Siguió diciendo el empleado.

—Asano Gakushuu.— Dijo el pelirrojo con una sonrisa y observándole de arriba a abajo con vehemencia.— Ya nos conocemos.

Gakushuu solo pudo regalarle una sonrisa falsa y beber de su copa aparentando normalidad.

Inevitablemente, su voz le había puesto nervioso. Haciendo que su corazón saltara y su calor corporal aumentara. Estuvo tentado a suspirar con pesadez, pero fingir que su presencia no le afectaba, ni le excitaba, era una mejor opción.

Aunque los dos parecían estar a punto de tirarse encima del otro en cualquier momento.

~0.0~

—¿Ya te vas?— Le preguntó Karma con voz melosa en su oído.

Karushuu Week IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora