Our only departure / Mafia!AU

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La primera vez que le vio, Gakushuu pensó que sería la última.

O al menos esa era su esperanza. Porque si no era así, ese sujeto podría traerle muchos problemas.

No sabía cuánto tiempo llevaba allí de pie, inmóvil en su sitio y mirando a aquel chico con indecisión en su mirada, mientras su mente se debatía entre lo que debía hacer o no.

Pocas veces se había visto en aquella encrucijada. Y eso, lo quisiera o no, le asustaba.

Las tenues luces de las farolas de la calle iluminaban a duras penas ese callejón, el cuál estaba apartado de todo y a vista de nadie. La fina lluvia que cubría la ciudad, mojaba el suelo de aquel lugar, tornándolo sucio y desagradable, haciendo que la basura, contenedores y desperdicios que había repartidos por allí, no hicieran más que contribuir a la tensa y oscura atmósfera perteneciente al lugar.

Gakushuu suspiró con pesadez, tragó saliva con el fin de deshacerse del nudo que empezaba a formarse en su garganta e intentó ignorar el desagradable olor característico de aquel callejón. Con su ropa mojada y sucia, los mechones de su pelo estorbando su visión y la pistola agarrada fuertemente en su mano, el chico miró con decisión a la persona tirada frente a él.

"Elimínalos."

Las palabras de su padre resonaban en su cabeza, impidiendo que razonara o siquiera pudiera pensar.

Las gotas de lluvia caían sin cesar, resonando al caer y formando una siniestra melodía junto con el creciente viento, haciendo que se desconcentrara. No podía pensar bien, todo a su alrededor se estaba distorsionando, su corazón empezó a latir acelerado y sus manos empezaron a temblar. Suspiró con dificultad intentando calmarse, intentando acallar sus pensamientos, pero no podía.

"Elimínalos."

Eliminarlos a todos, borrarlos del mapa. Hasta que no quede nadie, ni uno solo. Apuntar sus armas y las de sus hombres a las cabezas y cuerpos de sus enemigos, para que aprendan la lección, para que supieran quiénes mandaban en aquella parte de la ciudad. Sin un ápice de empatía o compasión. Ese era el fin de su misión. Eso era lo que le habían encargado, puede que hasta esa fuera la razón de su existencia.

¿Entonces?

¿Por qué estaba tan nervioso? ¿Por qué se veía incapaz de hacerlo?

-"Elimínale."- Pensó agarrando la pistola y apuntando al otro chico con ella.

No tenía elección, de verdad que no la tenía. Él estaba atado de pies y manos, siempre lo había estado. Si él no obedecía las ordenes de su padre ¿Quién lo haría?

Gakushuu era el hijo del capo, no podía fallar.

Era su primera misión como sucesor de la familia, si fallaba ahora ¿Qué sería de él? Tenía que cumplir las órdenes, dispersar a aquel grupo de la oposición que pretendía usurpar el territorio de su familia y demostrar que era merecedor de pertenecer y continuar en el "negocio familiar".

Y estaba dispuesto a ello, de verdad que lo estaba. Él y sus hombres habían atacado uno de los puntos de reunión del enemigo y habían conseguido herir a alguno. Y aunque habían huido, más de uno no podría sobrevivir.

Entre ellos, aquel pelirrojo que ahora agonizaba en el suelo del callejón.

Estaba claro que tras el tiroteo había conseguido huir hasta ese lugar, pero no había podido más, le habían disparado y no podía llegar más lejos. Ahora estaba allí, apoyado en la pared, respirando con dificultad, con su sangre derramándose en el suelo y dejando bajo él un charco de color carmesí, intentando disminuir su dolor a duras penas y apretando su mano contra la herida de bala de su estómago. Era incapaz de pronunciar una sola palabra ante el hecho de estar siendo apuntado con otra pistola, ni siquiera podía mantener los ojos abiertos, su conciencia se desvanecía poco a poco.

Karushuu Week IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora