Se separaron al cabo de unos minutos, Ezio rió por el color de las mejillas del pintor y se acercó a dar un beso en ambas.
Lo adoraba, sin duda... Pasó su mano suavemente por su mejilla mientras miraba cada rasgo, facción y detalle que tuviera el pintor.
Era mucho más lindo de lo que hubiera imaginado, Leonardo se aferró a él escondiéndose en su cuello y suspirando, aunque ninguno hablaba... No tenían necesidad de hacerlo, por qué en ese momento con un simple abrazo, ya se podían decir todo.
— Te odio... Pero te amo... — Murmuró Leo
— ¿Uh? Como... Es eso? — Dijo Ezio
— Te odio por no dejarme en paz los últimos dos años, por entrar así a mi habitación, pero... Te amo por qué lo hayas hecho... Por qué me hayas besado... Te amo por qué no he podido dejar de pensar en ti — Dijo avergonzado Leonardo
Ezio sonrió y volvió a tomarlo del mentón para darle un dulce beso, acarició su mejilla y lo abrazo aún más fuerte, miraron a Salai en la puerta sonriendo malicioso.
— ¿Los dejo a solas?... — Rió el chico
— Por favore... — Suspiró Leonardo, luego hablaría con el chico sobre dejar entrar tipos a la casa
— Leonardo... —
— Mjm?... —
— ¿Por qué comenzaste el juego?... Por qué no sólo te fuiste a presentar?... — murmuró
— Soy demasiado tímido... Además de horrible, creí que no sé... ¿Me odiarias? Sí, sí lo sé soy un idiota paranoico — Negó Leonardo mientras sus ojos estaban fijos en los del mayor.
— ¿Odiarte?... Oh vamos ni siquiera odio a Cesare y eso que él, sí, es una persona horrible — Rió
— Mjm... ¿Por qué seguiste el juego?... — Preguntó Leonardo
—Me pareció divertido intentar averiguar quién eras... — Sonrió
Leonardo se sonrojó más. Pasaron toda la tarde juntos, hablando del viaje a Venecia, sobre lo que había hecho Ezio, al mayor le costó admitir que había salido con varias chicas y chicos para olvidar a Leonardo, pero nadie lograba cautivar su amor como el rubio.
Leonardo por su parte había pasado metido en su "casa", por qué realmente era de Cesare pero por esos dos años fue su casa, pintando, escupiendo, estudiando más las artes etc.
Cayó la noche, salieron afuera de casa, Ezio se sentó en el pequeño jardín que tenía Leonardo enfrente de su casa y luego sentó al pintor sobre sus piernas, lo abrazo por la cintura y sonrió, no volvería a dejarlo ir otra vez.
Se quedaron hasta tarde contemplando las estrellas, Ezio llamo la atención de Leonardo y rió un poco.
— Son las 11:11 pide un deseo — Murmuró
— Qué todo esto sea eterno... — Dijo Leo
Ezio sonrió, también ese era su deseo, beso los labios del pintor una vez más.
Aquellos eran su agua en un desierto, acarició la piel del pintor mientras lentamente lo dejaba apoyado en el césped, acarició sus muslos y abdomen logrando sacar unos suaves gemidos de parte de Leonardo, Leo negó.
— No piensas hacérmelo afuera de casa verdad?... — Rió rojo
— Podría hacértelo donde quisieras... — Murmuró y tomándolo en brazos cómo una princesa lo llevo dentro de casa, a su habitación.
Ahí lo dejo dulcemente sobre la cama, mientras la ropa caía lentamente, los besos a su cuerpo, las mordidas, todo le resultaba placentero.
Leonardo debía admitir que no había mejor primera vez, tan dulce, amorosa... Placentera, no sintió dolor, Ezio era maravilloso tanto en Tinta como en la cama, a medida iban aumentando las horas, Ezio se volvía cada más bestia, embistiendolo rápido y directo a su punto P, Leonardo gemía y jadeaba mientras clavaba sus uñas en su espalda.
Así pasaron su noche, entre besos y mordidas.
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«Amor de Tinta» || EzioLeo
Historia Corta«La curiosidad mató al gato» «El gato murió sabiendo» Una pequeña carta llego al buzón de Ezio un par de días luego de mudarse, sin remitente o dirección. Sólo con la firma "~D" Ahora todo es un juego Donde ezio debe averiguar quién es el chico detr...