Danger Zone (Gay/Yaoi)

Capítulo Siete.

Primero que todo, quiero darles muchas gracias a las personas que me escribieron en el aviso que publique anteriormente, gracias a ustedes he tenido muchos mas motivos para seguir escribiendo esta novela, y me sentí completamente conmovida con todo lo que me dijeron ❤ ❤

Sin mas nada que decir, les he traído un gran capítulo donde podrán conocer mucho mas de otras personas en la novela y espero que lo disfruten.

El chico de la foto es Peter, y es una belleza ಥ_ಥ shoro.

Espero que lo disfruten.

Bye bye.

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Aquel día en el que su vida cambiaría la noche se encontraba en su mayor apogeo, con la luna llena alumbrando las frías calles de Londres, haciendo brillar los charcos del suelo que había dejado atrás la común lluvia que siempre azotaba la cuidad. Dwane caminaba bajo ese frío clima, confundido, agobiado, y sintiéndose la persona con más mal augurio del mundo. Su padre le había gritado otra vez hoy por no "esforzarse lo suficiente en el trabajo", y le había sacado de la oficina casi a patadas. Odiaba ser el hijo mayor, con todas las responsabilidades de la empresa sobre sus hombros, con el cargo de vicepresidencia de BrownStarInc colgándose a sus espaldas.

Había veces en las que sentía mucha envidia por la fácil vida que llevaba su hermano; un chico normal de casi dieciocho años que lo que hacía era disfrutar de su vida. Si, había tenido unos cuantos percances, sobre todo con su padre, cuando había revelado su sexualidad, pero además de eso seguía siendo el hijo consentido, el menor, el que no tenía responsabilidades, mientras que Dwane era el primogénito que se había ganado el "gran y privilegiado derecho" de ser parte de la compañía de su padre. No era que odiase a su hermano, más bien él a veces sentía que tenía un leve caso de hermanitis y normalmente se llevaban demasiado bien. También sabía que en algún momento su padre iba a empeñarse en que Sawyer también trabajase en la compañía, pero por ahora, solo quería que estudiase y se graduase y sacase una carrera que ayudara al negocio familiar, aun cuando estaba seguro que este no seria obligado a estudiar algo referente a los negocios como había hecho su padre con él si no le apetecía estudiarla.

Aun sintiéndose agotado por todas aquellas cosas que tenía que hacer, todo el trabajo que le anclaba a una oficina, y esos egoístas pensamientos que se recreaban en su cabeza, se había dado cuenta de que era una persona hecha para los negocios, irremediablemente. Era de más decir que la sangre Brown incendiaba sus venas con una pasión para el trabajo del cual el mismo no tenía ningún control. Pero con todo y eso aunque estuviese sintiendo ganas de volver a su oficina, no podía hacer que sus pies le guiaran de vuelta al majestuoso edificio de largos ventanales de vidrio. Tenía que relajarse; después de la discusión con su papá no había dejado de pensar en si verdaderamente lo estaba haciendo bien, o si todo su esfuerzo se había ido al caño y estaba arruinando las cosas para su padre.

El humo del cigarro que sostenía en su mano salía de sus labios, es suaves bocanadas, inundando el aire nocturno con su humo adictivo. Su otra mano se encontraba formada en puño dentro del bolsillo de la gabardina, y aun con los efectos tranquilizantes del cigarro no podía dejar de fruncir el entrecejo y maldecir a su padre mentalmente. Sabia que tenía que calmarse, pero siguió caminando, metido en sus pensamientos, viendo al piso mientras meditaba, con su mano cerca de su cara, alzando su brazo. Tiró el cigarro el suelo y se detuvo para aplastarlo con su zapato, para luego seguir caminando distraídamente.

No se dio cuenta, al estar tan enfrascado en sus ideas, cuando alguien caminaba frente a él, y en vez de bordearla, chocó contra esta, haciéndole levantar la cabeza, o mejor dicho bajarla, para ver a la persona que había chocado en su pecho. Y, simple como un encuentro repentino, fue allí cuando vio sus ojos, esos que iban a ser su gran perdición.