STEFANO 3

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Ese alemán parecía un acosador.

Parecía.

Ese comportamiento me asusto bastante cuando lo vi aparecer por la puerta de la suite.

Principalmente, mi idea al venir a Nueva York era encontrar un piso, un trabajo y poder desencadenarme de mi horrible padre de una vez por todas. Este, se empeñaba en que siguiese en el oficio de la familia: una empresa de "limpieza" que le producía muchísimos ingresos.

Yo nunca había preguntado por ello, ya que siempre tenia dinero en mis manos, y cuando era más pequeño, siempre tuve lo que quise.

Pero ahora había madurado (en parte) y quería poder tener esa sensación de satisfacción de ganarme yo mismo el pan.

Por eso a la mañana siguiente estaba arreglado, y estuve toda la mañana mandando e-mails y entregando currículums en tiendas alrededor y básicamente en lo que pude hasta que oscureció. Para entonces, llegué derrotado al hotel, y me quede dormido incluso con la ropa puesta, del cansancio de recorrer todo el centro.

Me despierta la vibración del teléfono y miro quien será. Mi padre. Maldita sea. Lo ignoro y vuelve a vibrar, pero esta vez es el alemán.

-Cazzo, ¿Que es lo que quieres ahora?

Minutos después recibo un mensaje.

-Te he visto esta tarde por la calle, ajetreado. Iba a acercarme a preguntarte que si querías tomar algo, pero me dio miedo pensar que podrías morderme.

Frunzo el ceño, y entonces le contesto.

-Hiciste bien.

Apago la pantalla y lo dejo al otro lado de la cama, y me doy la vuelta, quedando mirando hacia el techo. Vuelve a sonar el teléfono. Lo cojo y leo el mensaje.

-La invitación sigue en pie.

Me Importas... {Gay} [STEREKAU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora