Hoy he soñado que me moría.
No era una muerte lenta sino una de rápida. Cerré los ojos para volver a abrirlos al día siguiente y mis párpados se engancharon para siempre.
No sufrí, fue limpio. El dolor vino momentos después cuando mi madre venía a despertarme. Sus llantos, por muy falsos que fuesen, me rompieron el corazón.
En el día del funeral venía gente de todos lados, todos mis amigos y familiares estaban ahí, incluso los que ya no están entre nosotros. Llantos, ropa negra, pañuelos, abanicos. Cartas bonitas y no de tan bonitas. Yo quería llorar. Pero no pude.
Y entonces fue cuando abrí los ojos, húmedos y llenos de lágrimas. Y sonriendo los volví a cerrar. No repare en el ramo que llevaba en la mano ni en que mi cama se movía y empezaba a arder. Sumiendo mi cuerpo en cenizas y con el, mi mente.
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ao
Short StoryAo es azul: Como el cielo, como el mar, como la sangre. (Relatos varios)