Chapter 4

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—Lo siento, Pam. ¿De acuerdo? Lo siento. —el tono de adulto responsable vuelve finalmente a la voz de mi hermano.

—Olvídalo. Sólo... olvídalo. —le digo en respuesta. Estoy enojada con él. Y todavía confundida por el comentario de hace rato de Trevor, pero eso no tiene importancia real ahora.

Suspiro y me dirijo a mi habitación, pero me detengo a media caminata.

— ¿De dónde sacaste las píldoras? Cuando ella murió, la forense vació todo el gabinete de su baño. No quedó ninguna. —pregunto de espaldas.

—De la casa de Daniel. Había tres frascos más ahí. —cierro los ojos ante la mención de su nombre y camino más de prisa. Necesito recostarme.

En cuanto pongo un pie dentro de mi habitación, cierro la puerta detrás de mí de un portazo y me tiro sobre la cama cerrando mis ojos.

Ese que está ahí fuera no es mi hermano. Marco jamás mencionaría tanto tan a la ligera, no sabiendo lo que todavía me cuesta sólo escucharlo pronunciar su nombre.

Me acomodo boca abajo y empiezo a idear maneras de dormir mucho más rápido. La idea de las pastillas viene a mi mente y la deshecho de inmediato. No volveré a pasar por mi garganta una sola píldora para dormir, y mucho menos AMBIEN. Voy a tratar por el método natural.

Quiero golpearme la cabeza contra la pared y quedar inconsciente.

Cuando estoy poniéndome de pie, la puerta de mi habitación se abre y Marco entra en ella.

No más, por favor.

—Vete por favor, trato de quedar inconsciente. —le suelto y pongo mis brazos en mi pecho. Mi sarcasmo resulta ser un hecho muchas veces, y él lo sabe.

— ¿Quieres sentarte? Estoy humillándome, y te agradecería que me prestaras atención.

Lo miro y alzo una ceja. El suspira y cae sentado sobre mi catre.

—Pam, sé lo duro que es para ti todavía. Para mí tambien lo era. —mis ojos vuelan de golpe hacia los suyos en cuanto la última letra de esa línea sale de su boca.

— ¿Era? Ya... —muevo mis pestañas repetidas veces. — ¿Ya no es importante para ti?

Da un pequeño salto y se acerca más a mí. —Lo que quiero decir es que ya no es tan duro para mí como hace dos años. Era mi mejor amigo, Pam. Pero está muerto, y las cosas se superan. Tú...

Sacudo mi cabeza y me levanto de golpe.

— ¿Yo debería superarlo también? —cuestiono, terminando su línea. — ¿Debería dejar de ser una deprimente excusa de ser humano y superarlo? Dos años no es suficiente para mí. Tampoco lo serán, tres, ni diez más. Nunca estaré lista para dejarlo ir. ¿Qué sucede contigo?

— ¿Conmigo? —se levanta tambien. — ¿Qué sucede contigo? —me dice y me señala con su índice. Parece pensar lo que va a decir a continuación, tiene su mano en la parte trasera de su nuca y los labios en una línea recta. —Desde la universidad, desde que empezaste a salir con él, sólo habías sido la novia de Daniel West. Cuando se convirtió en el autor de su primer Bestseller fuiste ascendida a la novia del escritor Daniel West. ¿Y ahora? Solo eres la maldita viuda del famoso escritor Daniel West. ¿Por qué no entiendes que lo único que eras para él era alguna clase de relleno? Nadie nunca se interesó en Pamdora Daniels como persona, sólo en Pamdora Daniels como la chica del siempre genial—incluso después de muerto— Daniel West. No eres nadie.

Me quedo en un silencio doloroso mientras absorbo sus palabras.

No eres nadie

Llevo mi mano hacia atrás y la vuelvo hacia adelante en un gran golpe sobre el rostro de Marco. No puedo creer que me haya dicho eso.

Tuesday 19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora