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Pero Gerard solamente veía a Bert, aulló, maulló como gato salvaje, gruñó como gorila, rugió como León y empezó a correr tras Bert.

Los amigos se detuvieron al escuchar aquellos ruidos raros. Se voltearon. Bert estaba en medio de el grupo. Gerard vio que él se sorprendió, que dio un paso hacia atrás antes de detenerse de nuevo, que levantó sus brazos, antes de cerrar los puños y prepararse para pelear.

En ese momento Gerard levantó sus brazos, golpeó como un huracán los hombros de Bert (él se tambaleó) lo embistió en el estómago, de modo que él se privó y cayó boca arriba.

¡Aquí tienes por las flores tontas y los corazones y las cartas de amor que nunca me diste! Gritó Gerard ¡No te atrevas a mirarme otra vez! Los otros estaban completamente espantados y no hicieron nada (Bert estaba doblado en el piso) no podían creer que era su amigo el que chillaba y se quejaba tanto. Gerard regresó con el que lo había defendido. Frank, boca arriba, parpadeaba y seguía sangrando.

Frank y Gerard (y Bert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora