Capítulo 1: Así como es.

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El sonido del despertador lo hizo abrir los ojos con desgana, pestañeando con pesadez por lo adormilado que se encontró, soltó un quejido fuerte mientras rodaba en la cama, abrazó la almohada, resistiéndose a levantarse.

De repente escuchó pasos acercándose a toda velocidad, provocando que una linda sonrisa se formara de sus labios, y fingiendo que seguía dormido, cerró los ojos lentamente. Sintió la cama hundirse y como algo se le trepaba encima.

Cuando sintió ese par de labios sobre su mejilla y el peculiar olor a talco, no pudo reprimir la enorme sonrisa ensanchada en sus labios.

— ¡No estabas durmiendo! —la vocecita de SooJin sonaba totalmente enternecedora, logrando que se derritiera de amor.

— ¡Ven acá! —extendió los brazos y la atrapó para tenerla sobre su pecho, llenándola de besos, haciéndola reír tan fuerte que su aguda voz resonaba por toda la habitación.

— ¡Papá vamos apurateeee! —Le propinó un fuerte apretón en su cuello, sus manitas jugaban con los cabellos castaños detrás de su nuca—, ¡El tío KiBum dijo que vayamos temprano!

TaeMin enarcó una ceja —. ¿Qué te prometió ese tonto de KiBum para que me apresurarás? ¿Eh?

SooJin sonrió traviesa, bajó la mirada a sus manitas rehuyendo a los ojos de su padre, ya estaba acostumbrado a las tretas sucias de su amigo para manipularlo, siempre que el chico decía que NO para algo o alguna cosa, usaba a su hija para cambiar los planes a su favor.

Tonto Kibum

—Sabes que no debes esconderme nada —le habló firme pero con la ternura y condescendencia que merecía una niña de cinco años de edad.

—Dijo que me regalaría la muñeca que vimos en la juguetería el viernes pasado...—TaeMin rodó los ojos y riendo a la vez, se sentó en la cama, acomodando a SooJin en uno de sus brazos al mismo tiempo que bajaba los pies descalzos al frio piso, se levantó y salió por el pasillo hacia la cocina

— ¿Estas molesto? —preguntó quedito anticipando el posible regaño que recibiría, pero no fue así. TaeMin negó suavemente con la cabeza

Al llegar a la cocina la dejó sobre su silla, yendo de aquí para allá mientras le servía un vaso de leche y se lo dejaba sobre la mesa de madera. Mirándola beber, mirando su piel tan blanca y esos ojos grandes color miel que decían a kilómetros de distancia que no era del todo de sangre 'Coreana', dándose cuenta de cuanto había crecido su bebe y dándose cuenta de que han pasado cuatro años desde que ha criado solo a su hija, no pudo más que sonreír aunque la tristeza en ocasiones le desgarrara a mordidas el corazón.

—No cariño, no lo estoy —reposó el mentón sobre la mano, con el codo apoyado sobre la mesa, su corto cabello castaño se meció, dejándole unas cuantas hebras desalineadas sobre la frente—, es solo que el tío KiBum debe aprender a no chantajear a mi bebe para satisfacer sus caprichos.

Pero no lo mal interpreten, TaeMin estaba orgulloso de estar viviendo así, soltero, con una hija tan hermosa e inteligente. Si alguien le preguntara, el diría que es completamente feliz, aunque en su corazón sabe que no es totalmente cierto, porque le falta algo...alguien.

—Papi —los labios de SooJin se apretaron en un puchero que no supo a que se debía—, ¿cuándo...cuando voy a tener otro papá?

TaeMin se puso pálido al instante, recompuso la postura, no sabiendo que sería bueno decir. No era la primera vez que le hacia esa pregunta y en muchas ocasiones había sabido darle vueltas al asunto logrando que su hija lo olvidara, pero mientras más pasaba el tiempo y ella seguía creciendo, se hacía más curiosa, más astuta, ya no aceptaban las verdades a medias de siempre; SooJin como cualquier niño, necesitaba saber la verdad sobre su nacimiento, un hecho que TaeMin todavía no quería revelar, porque le dolía mucho, no el haber sido abandonado con un bebe, sino lo que sucedió después con quien creyó, sería un buen padre para ella.

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