—Señor MinHo —SooJin parpadeó algo confundida, no sabía exactamente cómo interpretar lo que el alto le acababa de decir, pero...bueno, ella solo supuso que todo eso que dijo significaba que tenía algún tipo de afecto para TaeMin.
SooJin no recordaba mucho sobre su padre, aquel hombre que en palabras del castaño, "no pudo quedarse con ellos por problemas del pasado", y puede que fuera pequeña, pero la tristeza que emanaba del chico cuando se lo decía, le dejaba claro que se estaba culpando.
La bebé tiempo atrás le había suplicado a TaeMi por un papá para que ambos fueran felices, pero ahora que esa posibilidad parecía hacerse real, se sentía un poquito extraño.
Estaba feliz...pero confundida.
—Yo creo...que a mi papi le hace feliz tenerlo acá.
— ¿Y a ti? ¿Te hace feliz...tenerme aquí?
La voz de MinHo dudó unos segundos, no importara cuan bien hubiera sido su encuentro, siempre cabía la posibilidad de que su propia hija lo rechazara y eso lo tenía aterrado.
Permanecieron uno frente al otro en silencio, ella sentada en su sillita en el comedor y él a pocos pasos, deseando poder tenerla en sus brazos por siempre y decirle que doloroso era no tenerla en su vida.
Sintió el escrutinio de ese par de ojos color miel en todo su cuerpo, y la sensación de que se desmayaría empezó a ser latente, ese pequeño ángel no miraba solo su cuerpo, estaba mirando a través de su alma.
De repente SooJin sacudió la cabeza lado a lado, su precioso cabello dorado meciéndose y logrando que se sintiera como un adolescente enamorado (igual que como le pasaba con TaeMin, claro de diferente forma), esto era el amor de un padre pendiendo de las palabras de su bebé.
SooJin detuvo su vaivén, miró a los ojos de MinHo y sonrió.
—Sí.
La risa coqueta que posteriormente soltó le hizo saber que la negación de antes solo era una especie de broma, cruel, pero eso no se lo podía recriminar, ella solo intentaba romper su evidente tensión.
—Min...
TaeMin apareció detrás de él, bañado, cambiado a un camiseta sencilla y pantalones de chándal, con el cabello todavía húmedo y oliendo a lo mismo que él, lavanda.
La garganta se le secó, y de repente entendió su situación:
Estaba atrapado, estas dos personas le habían tendido una trampa, no era justo que aquellos a quien tanto amaba le hicieran sentir así, como si fuera algo parecido a lo indestructible.
Los ojos marrones de TaeMin lo estudiaban con curiosidad.
— ¿Pasa algo?
MinHo suspiro, sin importarle que fuera así de simple de leer—.No —sonrió—, vamos a comer.
El repentino sonido de algo caer lo hizo brincar en su silla de cuero. Parpadeó varias veces antes de darse cuenta de que tenía a Jonghyun con el ceño fruncido mientras lo miraba desde el otro lado del escritorio, aunque MinHo sabía que realmente no estaba molestó, bueno, sí estaba molesto, un poco, a su amigo no le gusta en absoluto la holgazanería.
—Si ya regresaste de tus fantasías, quisiera tener al menos la cotización de estos inmuebles.
Ahora el del ceño fruncido era MinHo, reconocía su error por andar en sus divagaciones y no cumplir con su trabajo, pero él no era "un empleado más en esa disquera" era el socio y amigo del hombre parado frente a él y ellos no se trataban como jefe y subordinado.
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Cuando te encuentre
Fiksi PenggemarVolver a comenzar, redimir el pasado...decir "te amo" cuando es necesario. TaeMin todavía recordaba las palabras que MinHo le dijo la última vez que lo vio: "Si tan solo tuviera una oportunidad de cambiarlo todo...lo haría sin dudarlo por ti" ~2min...