EFÍMERO [VIXX]

7. El ELEVADOR

Inclino la cabeza entre mis piernas para poder respirar. Me encuentro enojado y emocionado a la vez. Por fin he tocado a Hakyeon por debajo de todas esas prendas estorbosas, lamentablemente el no me correspondió de la manera que me hubiese gustado. En su lugar, huyo a los brazos de aquel pelirrojo que apenas conoce, alguien que podría estar a su lado sólo por placer.

"¿Qué estarán haciendo?
¿Se estarán besando? ¿Se le habrá declarado?"

   —¡No! —grito y doy un golpe a la puerta—. ¿Cómo puedo perderlo cuando ni siquiera fue mio? —las lágrimas se hacen presentes.

Lo que mas me duele es que Hakyeon no crea en mi amor. La idea de que se vea a sí mismo como un juguete me asquea. El amor que le tengo es tan real como la belleza de su rostro y el brillo de su mirada. No hay manera de que lo considere un pasatiempo, siendo el dueño de mis sueños y deseos. 

Estoy a punto de caer de rodillas cuando tocan a la puerta. Limpio mis lágrimas con la manga de mi camisa para poder abrir la puerta. No quiero dar explicaciones de porqué sufro en silencio y no en compañía de mi mejor amigo.

Abro la puerta sin siquiera preguntar quien esta al otro lado. Como deseo no haberlo hecho.

Una joven de estatura baja se encuentra apoyada en el marco de la puerta con la cadera ladeada. Sus gruesos labios carmesí están fruncidos, listos para lanzar besos al aire.

   —Katherine. —gruño.

Ella fue mi novia el mes pasado, cuando no tenia esperanza alguna con Hakyeon. Terminé con ella tras cuatro meses de noviazgo debido a las constantes quejas, siempre diciendo que no la quería, que la trataba mal y fríamente, cosa que era cierta por el simple hecho de que ella no era N.

Katherine levanta sus gafas de sol para poder verme. Sus ojos azules me miran ferozmente igual que un cazador.

   —Hola Taewonie. —saluda con su típica voz sensual.

Se inclina para besar mis labios en muestra de saludo, pero se lo impido cogiéndola de los hombros y empujándola levemente.

   —¿Qué quieres? —le digo con brusquedad. No es el momento indicado para soportar berrinches.

   —¡Oye, no me trates así Taewonie! —hace un puchero descomunal.

   —No me llames Taewonie —la única persona que puede llamarme así es Hakyeon—. ¿Por qué estás aquí?

   —Seré directa —viro los ojos—. Quería verte porque te extraño —se acerca y pone sus manos en mi pecho—. No me digas que me olvidaste tan rápido —empieza a recorrer provocadoramente mi cara con su dedo—. ¿Ya olvidaste las buenas noches que pasamos?

   —Sí y las enterré en el cajón donde guardo mis más grandes errores. —doy un paso atrás para alejarme. Ella suelta una carcajada del todo fingida.

   —¡Estas mintiendo, y lo sabes muy bien! —dice con las manos en las caderas—. Quiero que tú y yo regresemos. —ordena.

   —No

   —¿Por qué? ¿acaso ya me sustituiste por otra? —alza una de sus delineadas cejas.

   —No

   —¿Por otro?

Al principio parece sorprendida de su propia pregunta pero al momento recupera la compostura. No creí que preguntaria eso, me quedo callado sin saber que responder.

   —¿Qué? ¡Enserio! me cambiaste por un chico.

   —No

   —¡Hay que no te sabes otra respuesta que no sea NO! —grita con las manos en el aire.