Capítulo 1: Rosa

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2018.

—Que aburrido está el día—murmuró Himari, enfocando su mirada a través del ventanal de su balcón.

Lo cierto era que no tenía nada que hacer. O, mejor dicho, nadie con quien estar.

Genzo se había marchado desde muy temprano para un entrenamiento con el equipo B y ¡no había querido llevarla!,, su hermana Kaydee se había ido hasta la ciudad de Meiwa únicamente para sus clases de equitación, Nika, su nueva amiga, tenía clases de piano, Shori estaba entrenando con Gabriella, y Mamoru.

Ni siquiera quería hablar de él.

Himari suspiró y dio una vuelta sobre la cama antes de ponerse de pie y caminar hasta el inmenso closet de su habitación.

Eligió unos tenis blancos que combinaban con su short, se cambió la blusa a una de color amarillo y, de la mejor manera que pudo, se hizo una cola alta para sujetar sus negros cabellos ondulados para después comenzar a bajar las escaleras.

No estaba segura del rumbo que estaba siguiendo, tampoco de cual sería su destino, pero de lo que sí estaba segura era de que tenía que salir ya de su casa si no quería volverse loca con tanta soledad.

—Himari—escuchó que la llamaron solamente al abrir la puerta, por lo que pegó un respingo—. ¿podemos hablar?

Cuando la pelinegra se dio cuenta de quien era la persona que se encontraba frente a ella quiso cerrarle la puerta en la cara.

—No tengo nada que hablar contigo, Izawa—espetó—. Hasta hace un rato me lo dejaste bien claro, así que es mejor que te vayas, tengo que salir.

El mayor la vio con una ceja enarcada.

—¿A dónde vas? —preguntó.

—A donde tú no. Así que si me disculpas—intentó cerrar la puerta, pero Mamoru puso su pie para impedirlo—. ¡Oye! Quita tu pie, te voy a lastimar.

Himari escuchó una risita provenir del chico y eso logró que su enojo disminuyera un poco, por lo que el pelinegro aprovechó su distracción y se adentró a la mansión.

—¡Izawa! —chilló Himari—. Vete, no quiero hablar contigo. Sabes bien que me desagradan los chicos abusones. Y tú eres uno.

El rostro de Izawa se tornó serio e Himari, por un momento, logró ver el brillo de sus obsidianas opacarse.

—No lo soy, Himari.

—Claro que lo eres—refutó ella—. Con el simple hecho de estar allí, con ellos, molestando al pobre Yamada deja en claro que eres un abusón.

—Himari—sentenció Izawa, mirándola seriamente—. No hables de lo que no sabes.

¿Qué era lo que no sabía? ¿Qué disfrutaban de molestar a ese pobre chico? ¿Qué Mamoru parecía ser dos personas diferentes?

Sin embargo, ella soltó un suspiro, le mostró una amplia y fingida sonrisa, antes de darse media vuelta y subir corriendo las escaleras que la guiaban hasta su habitación.

Estaba decepcionada de él, pero eso aun no le quitaba las esperanzas de que él un día cambiara y solamente fuera el Mamoru que ella conocía cuando estaban a solas.

Himari permaneció en su habitación bastante tiempo porque Izawa no parecía querer irse, así que cuando escuchó el ruido de la puerta principal bajó con cautela para percatarse de que el chico se había marchado, y grande fue su sorpresa cuando se dio cuenta de que su hermano había regresado y no parecía estar para nada contento.

—¡Por Dios, Gen! —chilló la pelinegra, acercándose inmediatamente a donde su hermano mayor se encontraba—. ¿Qué te pasó?

—No es nada, Ari—aseguró Genzo—. Estoy bien, no debes preocuparte.

Ella entornó sus amatistas.

—No me preocuparía si no tuvieras tremendo corte en la frente, Gen—masculló—. Voy por el botiquín para poder asearte la herida.

Una vez regresó con el botiquín, Genzo comenzó a relatarle lo que había sucedido y como es que la herida se la había echo cuando un enano logró anotarle un gol. Himari lo escuchaba con asombro ¡como es que alguien además de ella lograba anotarle! Y lo cierto era que, por su cuenta, eso solo había sucedido una vez, porque ella sabía que cuando su hermano estaba de buen humor le regalaba los tiros. Así que el que un niño que recién conoció le anotara, a Genzo le había caído como un balde de agua fría.

Y ahora resultaba que se habían retado para demostrar, en el Torneo de los Colegios, quién era el mejor, si el Nankatsu o el Shutetsu.

Vaya que eso iba a ser interesante.

-

—¡Hey, Shori! —llamó Himari, acercándose a la rubia—. ¿ibas a entrenar?

Ella asintió con una sonrisa, sus grandes ojos azules se achinaron un poco ante la acción. La verdad es que Shori parecía un ángel en toda la extensión de la palabra y desprendía amabilidad a cada paso.

—Así es, Grett-chan—contestó ella, la sonrisa no desaparecía de su rostro—. ¿tú también?

Himari también le regaló una sonrisa.

—Eres la única que me llama por mi primer nombre, aun no me acostumbro—dijo con cierta pena, encogiendo un poco los hombros—. Y, si te soy sincera, me salí de mi casa porque mi hermano anda entrenando como loco con todo esto del Torneo de los Colegios, así que está un poquito insoportable.

La rubia abrió mucho los ojos.

—¿Wakabayashi-kun también está entrenando? —Himari asintió—. Woah, no deja de sorprenderme.

Cuando la pelinegra se percató del tenue rubor que cubrió las mejillas de la franco-japonesa, no pudo evitar poner una sonrisa pícara.

—Deberías pasarte un día por la mansión—incitó—. Seguro que Genzo no tendrá inconveniente alguno en ayudarnos a entrenar.

—¡Grett-chan!

Himari soltó una carcajada cuando vio a su amiga ruborizarse por completo, entonces cruzó su brazo con el de ella y comenzaron a caminar a la cancha pública. Y fue, en ese momento, cuando Himari pudo divisar a Mamoru acercándose con dirección a ella con una rosa rosada en manos.

🌻

¡Holaaa! ¿cómo están?

Iré actualizando de a poquito esta historia en lo que termino Sakkãpurinsesu, espero que la disfruten<3

¿qué opinan de Himari? yo digo que está curiosona y tuvo tremendo cambio cuando creció, solo hay que darnos cuenta con leer los primeros capítulos de Sakkãpurinsesu jeje ¿qué opinan de ella?

Estoy ansiosa de seguir explorando la amistad de Mamoru e Himari para saber como es que llegaron a tener una relación siendo algo diferentes, ¿ustedes que opinan?

¡Nos leemos pronto! Los amo.

Grett-chan fuera.

Himari ↳ Captain Tsubasa [MRS #0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora