Capítulo 3: お姫様 (Ohimesama)

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El partido tenía ya un par de horas de haber terminado, declarando un empate entre ambos colegios, tanto en el conteo final de todas las disciplinas, como en el del partido que disputaron con pasión.

Ambos pelinegros se encontraban en su mansión, específicamente en la habitación de la más pequeña de la familia. Genzo solo podía observar como Himari se había echo un ovillo en su inmensa cama de sábanas rosas, mientras buscaba algo para cubrir su rostro ya que él, hacía tan solo un instante, le había quitado su peluche de girasol, que se parecía al del juego de Plantas contra Zombis.

—Solo dilo—pidió Himari, escondiendo su rostro entre sus almohadas—. Jugué terrible.

Genzo soltó un suspiro largo.

—No es eso—le aseguró—. No jugaste mal, es solo que...

—¿debería volver al equipo femenino? —la pelinegra lo interrumpió, dejando ver sus amatistas por una ranura que las almohadas no cubrían—. No, claro que no—dijo, muy firme—. No puedo darles el gusto de que me hagan sentir que fallé.

—Entonces deja de hacerlo tú también—las palabras de Genzo lograron que Himari lo mirara con seriedad, dándose cuenta de que las cejas de su hermano estaban tan rectas, que en cualquier momento podrían unirse en el medio—. Hace un rato me ayudaste a entrar en razón cuando Tsubasa me anotó un gol, ahora tengo que hacerlo yo contigo, Ari—cuando vio la intención que ella tenía de rebatir, una simple mirada bastó para detenerla—. No jugaste terrible, sino todo lo contrario, desde que estabas en el equipo femenino ya hablaban de tu estilo de juego y hoy solo lograste que mas personas lo hicieran, pero ¿quieres saber que te falta?

Las almohadas que cubrían el rostro de la chica habían desaparecido, ahora sus amatistas miraban fijamente a su hermano, analizando cada una de las palabras que dejaban sus labios. Incluso se había sentado en posición india sobre su cama, mientras Genzo estaba en una esquina de esta con el girasol que le había quitado aun en manos.

—Solo dilo, Gen.

—Potencia.

Himari frunció ligeramente el ceño.

—¿potencia? —repitió—. ¿te refieres a mis tiros?

Genzo asintió, acomodando instantes después la gorra roja que aprisionaba sus negros cabellos, en un intento de no demostrar su incomodidad ante lo que diría a continuación.

—Tienes técnica, Ari, y un estilo de juego impresionante—alagó el mayor—, incluso podría atreverme a decir que dibujas sobre el campo, como una artista, pero eso no sirve si a tus tiros les hace falta potencia, porque créeme que nunca podrás anotar así, al menos a un portero de verdad. Y, por lo tanto, no serías una jugadora completa.

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Himari se encontraba caminando sin rumbo alguno, como últimamente lo hacía, escuchando únicamente el sonido de sus pasos resonar contra la acera pues había olvidado sus Airpods al salir de casa.

Sabía que Genzo no había dicho eso con otra intención que no fuera hacerla mejorar, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que ahora un extraño vacío se hubiera instalado en su estómago, logrando que inseguridades que no sabía que tenía se hicieran presentes.

Para que iba a mentir, incluso ella sabía que sus tiros eran bastante flojos y, aunque la técnica la tenía, no era nada si no iba de la mano con la potencia. Y era, eso último, lo que a Himari le hacía falta.

¿Cómo pretendía hacer la prueba para el equipo que se estaba formando para las Nacionales si ni siquiera podía ser capaz de anotar un gol?

—¡Hey, Grett-chan! —escuchó la voz de Shõri muy cerca de donde se encontraba.

Himari ↳ Captain Tsubasa [MRS #0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora