Esto No Me Puede Estar Pasando

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S K Y E

Eran las 11 de la noche, como es un hospital de Seguro Social la mayoría de enfermeras ya se deberían haber ido, me levanté con cuidado de no hacer mucho ruido y me arranqué todos los cables a los que estaba conectado... Cáncer... aún no me lo creo.

No sabía dónde había acabado mi ropa, solo llevaba puesta la bata del hospital la cual no me tapaba para nada el trasero y el aire se colaba por todos lados, me daban escalofríos a cada rato... Pero tenía que aguantar, mi tos no paraba y estaba manchando muchas cosas de sangre. Con las manos rompí la tela de las sábanas para hacer largos jirones de esta y amarrarlos entre sí, abrí la ventana y un frío de ultratumba me golpeó el rostro, amarré un extremo de la soga improvisada al barrote de la cama, me subí al marco del ventanal y con ayuda de la cuerda empecé a bajar con cuidado, suerte que mi habitación estaba en el cuarto piso, así que no fue muy difícil bajar, casi al final, cuando todavía faltaba un piso, la soga se rompió y yo caí de espaldas a un contenedor de basura. Perfecto! Simplemente perfecto!

Con los restos de la tela rasgada me cubrí para que el aire no me congelara el trasero y comencé a caminar sin rumbo, iba descalzo y temblando de frío, no tenía idea de a donde ir. Esta ciudad es completamente extraña para mí y yo deambulaba solo con una tos horrible. 

Después de horas de caminar llegué a una conclusión después de mirar a mi alrededor. Me perdí, ¿Dónde carajos estoy? Alcancé a ver la tenue luz de un farol, corrí hasta él, más alla había otro, y otro. Los fui siguiendo hasta llegar a una enorme construcción de aspecto lujoso, subí un par de escalones y me senté junto a una lámpara de gas, esta me daba un poco de calor y finalmente me quedé dormido abrazando mis rodillas.


A S H

Después de una visita al psiquiátrico y un ensayo de la banda, caminé a casa dispuesto a follar con Kayden y luego irme a dormir. O quizás comería algo de pastel antes... Llevaba los audífonos a altísimo volumen, para cuando llegué a casa vi a alguien sentado en la entrada, se me hizo extraño porque este lugar estaba muy alejado de los suburbios, me acerqué y vi que era un jovencito, llevaba una bata de hospital manchada de sangre y algo amarrado a la cintura. Ay no, no más niños loquitos... Suficiento tengo con la demente de Carrie... pero ahora que lo veo mejor se parece un poco a Kayden. Sacudí su hombro para que despertara, estaba demasiado flaco y estaba muy enfermo por el color en su piel. No me respondía, quizás esté inconsciente porque sí está respirando. Alcé al niño en brazos y entré a la mansión, una sirvienta vino para recoger mi chaqueta pero se sorprendió al ver al chiquillo enfermo, se lo dí y ella corrió a una de las habitaciones a recostarlo y arroparlo, poco rato después regresó, preguntándome qué haría con él.

-Háblale a Ángel, necesitamos a su padre.-

La chica asintió y yo fui a sentarme a un sofá de cuero negro para ver la televisión. Al rato vino Ángel, se paró a un lado del sillón.

-¿Qué necesita, señor?-

-A tu padre, me encontré a un chico enfermo dormido en la entrada de la casa.. No es que me preocupe pero no quiero que se muera aquí, no quiero problemas.-

El asintió y fue a buscar su teléfono. Le dije a una de las sirvientas que me buscara una botella de licor, el primero que encontrase, me trajo una de Vodka, que suerte, me la bebí entera mientras miraba un par de películas y esperaba al doctor.



El doctor Smith llegó dos horas después de que su hijo le hubiese llamado, tenía unas cosas importantes que hacer pero sabía que un trabajo urgente para Liddell le traería un muy buen pago. Tocó un par de veces en la gran puerta de madera con tallados victorianos y no tardó en abrirle una criada de semblante tranquilo.

-Por aquí Doctor.-

Lo conducieron por la mansión, era la primera vez que entraba y la decoración le parecía algo espeluznante. Todo el inmueble estaba tapizado con un color negro, las alfombras eran del mismo tono, los candelabros que colgaban del techo o de algunas paredes eran de plata o cristal, aquella parecía la mansión de un vampiro y no la de un Psiquiatra, sobre todo por los cuadros que había en cada rincón de la mansión, estos eran pinturas romanticistas que plasmaban demonios, criaturas malignas. Los vampiros, hombres lobo, espectros e infamias sobraban en las ilustraciones. El doctor Smith tragó pesado y trató de no mirarlas.

La muchacha abrió la puerta de la habitación donde Skye se encontraba dormido pero temblando y tosiendo cada poco rato. Smith lo reconoció al instante, era el niño al que le habían regresado la vida, lo había visto alguna vez antes de eso, pero no lograba recordar en donde.

-Déjenme a solas con el, yo les avisaré cuando termine.- 

Y dicho esto se dirigió a la cama, movió al jovencito para despertarlo, este abrió los ojos y pestañeó un par de veces, se acomodó en la cama y miró al hombre frente a él.

-Hola Skye, soy el doctor Raphael Smith, te atendí cuando tuviste hipotermia. Te voy a revisar así que quédate quieto y dime, ¿Qué es lo que te duele?- 

El hombre se colocó los estetoscopios para revisar el pecho del niño.

-M..me duele el pecho, l..la garganta... Las piernas, la espalda..-

-Mmm.. vale.. por favor recuéstate boca abajo.- 

Skye hizo caso y se giró con lentitud por el dolor.

-Cuéntame Skye... ¿Porqué traes una bata de hospital?-

-Escapé... Ya no quiero volver a ver a mi hermano.. por su culpa m..me dio cáncer.-

-¿Cáncer?, ¿De qué?

-P..pulmón.. y riñón.-

-Hmm...-

El silencio cayó entre ambos mientras el menor era revisado minuciosamente. Después de varios minutos Raphael volvió a hablar.

-Bueno Skye... tus esquemas de respiración y actividad renal no están dentro de los parámetros para considerarlo cáncer...-

-¿Qué dice?-

-No puedo asegurarte nada, necesito una muestra de sangre tuya para descartar el cáncer de riñón. Pero al menos no tienes nada canceroso en los pulmones. Es solo una neumonía típica, es muy peligrosa pero al menos no es cáncer.- Sacó una jeringa del maletín que traía consigo. -¿Puedo?- 

Skye asintió mientras cerraba los ojos y extendía el brazo, el pinchazo no le dolió para nada, pronto le pusieron una vendita y el doctor Smith se puso de pie.

-Con esto será suficiente, las piernas te duelen y están hinchadas porque has caminado un muy buen tramo, el hospital está a dos horas de aquí en auto... Por ahora descansa, más tarde te traerán algo de comida.-

El menor suspiró algo aliviado y se refugió entre los cobertores, no pudo dormir en las siguientes horas por el dolor en las diferentes zonas de su cuerpo, se estaba resistiendo las ganas de sollozar, y aunque no lo quisiese aceptar su mente le jugaba una muy pesada broma, y lo hacía desear ver a Marlo, abrazarlo y perdonarlo, pero esa posibilidad ya se había esfumado. Si, la frase "Te odio" daba vueltas con necedad por la mente del chico.




 "Te odio, te odio, te odio, te odio, te odio, te odio, te odio, te odio, te odio, te odio... Pero te necesito"






||Sé que ayer les dije que publicaría pero me quedé dormida :v||

||Me inspiré con "Cantarella" y "Tsugai Kogarashi" de VOCALOID||






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