Behind You; Shaylor.

Tres

Luego de que él se fuera, me quedé dormido, la noche fue incómoda, no es nada lindo dormir en el piso.

A la mañana siguiente sentí como golpeaban fuertemente la puerta de mi casa, me levanté molesto y con dolor de espalda, eran los de la mudanza que habían traído los muebles, cuando ya dejaron todo en su lugar me dispuse a sacar las cosas de las últimas cajas que quedaban hasta que encontré mi pequeña lonchera del capitán américa llena de recuerdos y autitos de juguete, me senté en mi sillón favorito y saqué todas esas viejas y arrugadas fotos de mi familia y yo hace unos años, sonreí al encontrar en el fondo una fotografía donde estaba yo y mi primer amigo, el único que no se burló porque me gustaban los chicos y obviamente, mi primer beso.

Sentí mi teléfono sonar y guardé todo rápidamente en la caja para cerrarla e ir a contestar, era mamá.

-¿Hola? -Dijeron desde el otro lado de la línea.

-Hola ma.

-Oh Shawn! ¿Qué tal todo? ¿Qué piensas de tu nueva casa? -Habló emocionada.

-Pues no me queda nada más que darles las gracias por todo, oh oye má, encontré mi pequeña lonchera y hum...hay una foto donde salgo abrazado a un niño, el que fue mi primer amigo ¿Lo recuerdas?

-Oh si bebé -Sentí como sonreía.

-¿Recuerdas su nombre? -Murmuré sacando otra vez la foto.

-Amm era algo como Tyler o Taylor, pero estoy segurísima de que su apellido era Caniff -Aseguró -¿Por qué amor?

Oh santo cielo, el era el chico de la antigua fotografía.

-Oh...y-yo, amm...Yo -No sabía que decir ante esto -Oh si si, gracias ma.

-Bien corazón, luego te llamo, llevaré a Aaliyah a hockey, adiós -Cortó la llamada.

Dejé mi móvil de lado y rápidamente corrí a el cuarto de baño y algo inseguro levanté mi dedo índice y toqué tres veces el espejo.

-¿Qué necesitas? -Dijeron tras de mí.

Me sobresalté pegando un pequeño grito nada varonil y me di la vuelta.

-Tay-taylor ¿Tú eres el de la foto? -La mostré.

Abrió sus ojos con asombro y asintió lentamente.

-¡Oh Dios! Eres tú -Sonreí más que feliz -Eres tú, tú fuiste mi primer amigo.

El también sonrió pero se le notaba cansado y muy deprimido.

-¿Estás bien? -Pregunté.

-Estoy muerto no creo que deba decirte otra cosa para que sepas que estoy mal -Susurró.

-Lo siento -Bajé la cabeza -¿Ya te irás?

-No, tengo demasiado tiempo libre ahora, ya sabes-Se encogió de hombros.

-¿Quieres -hab-hablar un rato? Me siento muy solo -Caminé a la cocina para prepararme un café, cuando me giré para ver si venía tras mí me di cuenta que no estaba, pero al ponerme nuevamente en mi posición él se encontraba frente a mí.

Me sobresalté al tenerlo tan cerca, hasta que el rápidamente apareció sentado sobre la encimera.

-¿Tienes hambre? -Pregunté dudoso.

Soltó una fuerte carcajada -Los muertos no comemos -Me sonrojé.

Después de hablar por un par de horas para ponernos al día, mi duda no podía más a si que me limité a preguntarle algo que me venía rondando desde que se me apareció.