Escuchando

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—Tal vez unas figuras más humanas le inspiren confianza hermano—repitió Éracan.

—Coincido contigo, quizás eso calme un poco sus nervios. Si sigue así no tardará en desmayarse—

Cuando ambos terminaron de hablar, golpearon sus bastones contra el suelo y un círculo de luz formado por símbolos se dibujó bajo los pies de cada uno. Entre una luz casi cegadora pude ver como la altura de ambos disminuía.
Cuando la luz empezó a atenuarse noté que conservaban sus mismas ropas y báculos, pero ahora tenían una altura mucho más razonable.
Al quitarse los gorros que les cubrían pude ver a dos hombres de una edad madura. El de ropaje gris llamado "Siran"era de facciones finas y su rostro reflejaba sabiduría. Tenía una mirada calmada, que inspiraba confianza, cómo si al verlo a los ojos sintieras que nada malo fuese a pasar.

El rostro de "Éracan" por su parte era de facciones más fuertes con cejas pobladas y una notable cicatriz en la parte superior derecha de su frente. Pero sus ojos eran alegres, y lo primero que hizo al quitarse el gorro de su capa fue brindarme una sonrisa. Pude ver también que ambos conservaban la blanca barba.
Acercándose y poniendo su mano en mi hombro Érecan dijo—Lo último que queremos es hacerte daño Óliver—noté asombrado que su voz había cambiado; ya no era gruesa y poderosa. Ahora su voz era normal, como la de cualquiera.

—¿Qui... quiénes son? ¿Y qué quieren de mi? ¿Por qué me han traído? Mis mis padres se preocuparán. ¡Se van a molestar mucho!—contesté un tanto tartamudo, mientras me retiraba de ellos. No podía evitar sentir miedo ¡después de todo acababa de verlos adoptar formas humanas!

—Hace mucho tiempo el planeta tierra era un páramo desolado; sin vegetación alguna ni vida.
¡Nosotros fuimos enviados aquí para crearla y hacer que existieran las condiciones propicias para que esa vida subsistiera! Nuestra orden se compone de cuatro:
"Niroc" mago del norte,
"Érecan" mago del este,
"Órclent" mago del oeste
y yo por mi parte soy el mago del sur, mi nombre es "Siran".
Cada uno de nosotros cumple un papel vital como guardianes de este mundo—

La voz de "Siran" era agradable y se expresaba de una forma serena y pausada. Hacía que mi miedo y nervios se controlaran.

—¿Y qué papeles desempeñan? ¿qué hacen ustedes para que la vida siga?—pregunté.

—Nuestras labores nos han sido repartidas desde nuestra llegada—dijo Érecan—el de más poder en nuestra orden es
"Niroc"; él tiene el control sobre las fuerzas magnéticas de la tierra y es el encargado de protegerla, extiende su poder cubriendo todo el planeta formando una barrera; protegiéndola de la radiación, los vientos solares, meteoritos y cualquier amenaza externa que pueda destruir la vida que alberga. Esa barrera que él puso es conocida por ustedes como magnetosfera... Él mas sabio de todos es "Siran" y a él se le a dado poder sobre las aguas y la luna. Puede controlar el mar y sus mareas y es el guardian de toda criatura que vive en ellas. A su vez se encarga de mantener fijo el ángulo de rotación terrestre. A mí se me ha otorgado poder sobre las partículas de gas que hay sobre el aire y se me ha nombrado guardián de los "mantos ractám"; lo que los humanos conocen como capas; de ozono, atmósfera y demás.
Órclent funge un papel primordial; al ser el amo de los vientos tiene control sobre las nubes, la lluvia y las tormentas. Es el encargado de regar las tierras, llevar el agua a donde hay sequía y alejarla de donde hay inundaciones. Es guardián del equilibrio y mantiene el orden de las estaciones del año; todas, desde la primavera hasta el invierno—

—¿Y quién es ese que se llama Órclent? si no mal recuerdo solo conté a tres de ustedes—al terminar de decir esto, Érecan extendió su brazo abriendo la mano en dirección al pico de roca que estaba detrás de mí. Dejándome ver los signos de su mano que antes mostró, cuando estuvo en mi habitación, y de nuevo estos se iluminaban. Al voltear pude ver cómo unas rocas empezaron a triturarse y compactarse mientras levitaban y se acercaban a nosotros. Al llegar las rocas formaron una mesa perfectamente cuadrada.

—Óliver dime ¿qué sostiene a esta mesa?—dijo "Siran" como si de antemano supiera porqué Érecan hizo eso con las rocas.

—Bueno a esa mesa la sostienen sus cuatro patas—contesté extrañado de la pregunta. No sabía qué tenía que ver una mesa con todo eso.

—Es correcto muchacho, esta mesa es sostenida por los cuatro pequeños pilares que tiene en cada una de sus esquinas. ¿Pero qué pasaría si quitará uno de esos pilares Óliver?—no entendí muy bien lo que trataba de explicarme, pero me limité a contestar lo que creí que pasaría.

—Sin duda la mesa caería—

—Esta bien, veamos—Siran extendió uno de sus dedos y una de las patas de la mesa se destruyó; pero la mesa no cayó.

—La mesa no cayó ¿sabes por qué?—al ver mi cara de confusión continuó—porque las otras tres patas continuaron haciendo el trabajo de la que fue eliminada. Pero eso no quiere decir que ese pequeño pilar sobrara, al contrario, aunque la mesa seguiría de pie esta no tendría el equilibrio de antes—Siran me miraba, y yo sabía que él quería que entendiera algo con todo esto, pero yo aún no lo comprendía.

—Nosotros éramos cuatro Óliver, pero hace cien años uno de nosotros murió. Ese fue Órclent; el mago del oeste. Es por eso que solo viste a tres de nosotros—

—¿murió? ¿ustedes pueden morir? ¿cómo fue que murió? Y si el era el mago de los vientos, las lluvias y las estaciones ¿quién cumple con su papel ahora?—al instante los llené de interrogantes, lo que más me impresionó fue que pudieran morir. ¿Quién podría matarlos? Me pregunté.

—Al igual que la mesa cuando perdido uno de sus pilares, la tarea de mantener el equilibrio pasó a los tres restantes, nosotros nos hemos hecho cargo de las tareas de Órclent hasta que él regrese. Su poder fue dividido y sellado entre los tres para que pudiéramos efectuar sus labores y que así el equilibrio necesario para que la vida en la tierra continuara, no se viera afectado. Tal vez has notado los signos en la mano de Érecan y el rostro de Niroc. Esos signos son sellos que aparecieron en nuestros cuerpos cuando se nos otorgó el poder de Órclent. Yo por mi parte llevo el sello en mi pecho—al terminar Siran abrió la parte superior de su ropa y pude ver que era verdad, los signos estaban por todo su pecho.

—Sin embargo Óliver, volviendo al ejemplo de la mesa, un equilibrio total sólo se logra cuando los cuatro pilares están juntos. Nosotros hemos descuidado nuestras tareas por tratar de llenar el vacío de Órclent, el total equilibrio en la tierra solo será posible si los cuatro estamos en ella—

Todo lo que escuchaba y veía era fascinante, pero aún no sabía que tenía que ver alguien como yo, un chico invisible para todos, en algo como eso, así que, ya con un poco menos de miedo en mi alma, los volví a cuestionar sobre lo que no entendía.

—¿Por qué dices que cuidan de las labores de Órclent hasta que él regrese? si se supone está muerto ¿y qué tengo que ver yo en todo esto?—pregunté.

Mientras daban la media vuelta y se encaminaban a una de las casas de uno de los picos, Érecan dijo—Tú Óliver, en esto tienes todo que ver—

Al observar que me dejaban atrás no me quedó otra opción mas que seguirlos...

La Orden De Los Cuatro MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora