Amigos

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—Ya puedes levantar tu frente del piso, Óliver —dijo la mujer, de manera que lo hice.
Me incorporé, pero no me atreví a mirarla a los ojos, no me atreví ni  siquiera a levantar la mirada en su dirección. Acababa de ver a los seres que yo consideraba más poderosos del mundo actuar como perritos amaestrados. No sabía que hacer y no sabía quién era mi acompañante... Lo que sí sabía era que corría peligro si hacía algo estúpido. 

—No tienes nada por lo que temer —dijo la mujer, mientras  se acercaba. —Vamos haz cuántas desees.

—¿Cuántas deseé qué? —contesté.

—Puedes hacer las preguntas que quieras —contestó la chica.

Sé que era de temer, de eso no tenia duda, pero su voz y sus hermosos ojos eran tan hipnotizantes. Estaba pasando de sentirme profundamente temeroso a temblar de nervios.

—¿Quién eres tú? —pregunté.

—Una amiga —contestó con una sonrisa.

Era realmente linda. No podía ver mi reflejo, pero seguro estaba sonrojado.

—¿Eres la reina de los magos? —pregunté de nuevo.

—Soy una amiga —respondió con la misma hermosa sonrisa que la vez anterior.

—¿Por qué no respondes a mis preguntas? ¡Tú misma dijiste que podía preguntar! —repliqué algo tartamudo. Ya no sabía si a causa del miedo o el nerviosismo que me causaba su belleza.

—Así es, dije que podías hacer las preguntas que quisieras, pero nunca especifiqué qué tipo de respuesta te daría o si acaso contestaría alguna de ellas. Creo que por el día de hoy has recibido demasiada información nueva y deberías de empezar por asimilar eso. Mientras tanto de mí todo lo que tienes que saber  es que  soy tu amiga Oliver —dijo al momento que tomaba mi mano y me llevaba al pequeño paraje en el centro del salón principal. Al llegar nos sentamos bajo el árbol.

—¿Qué hace un árbol a la mitad del salón? —pregunté más rojo que un tomate intentando estar un poco conversador, pues ella aún no me soltaba.

—Éste árbol es el primero que nació en el planeta y está aquí como recordatorio. Fue el primero que creció gracias a la lluvia que tú con tu poder controlas, pero claro que no hubiera sido posible tampoco sin la ayuda de tus hermanos que con sus tareas logran mantener el equilibrio propicio para la vida. Está aquí para recordarles que uno sin el otro no son nada y que solo juntos pueden lograr su cometido.

—¡Es increíble! El primer brote de vida y yo lo estoy tocando —estaba sorprendido. Me encontraba sentado bajo el primer brote de vida en la tierra y con una chica hermosa. Ni en mis mejores sueños pensé que esto pasara. Y no es que fuera pesimista, es solo que mi vida nunca rebosó de  acción o buena suerte. Aún sentía intriga y miedo por saber quién era la chica que tomaba mi mano, pero parecía que todo eso se iba al carajo  cuando la veía sonreír.

—¿Te da miedo asumir tu papel de guardián, Oliver?

—¿Miedo? No, no, para nada —contesté algo presuntuoso, pero es que no quería que ella pensara que era un cobarde. —Es que hasta hace sólo unas horas no sabía nada de esto y es algo complicado de asimilar.

—¿En serio? ¡Qué valiente! —contestó con una sonrisa que noté un tanto sarcástica, aunque ¡qué importa! Sarcástica o no, era hermosa cuando se dibujaba en sus labios.

—Sí, bueno así soy yo ¿sabes? Me gustan los retos.

—Bien, joven valiente, me agrada oír eso. De ahora en adelante los magos te entrenarán y tú debes estar muy atento a sus indicaciones. No debes desobedecerles en nada de lo que te digan. Si algo te molesta o preocupa, si algo te cuesta habla con Siran; es el más sabio de los tres. Por algo es quién aún no ha muerto desde su llegada. Y Óliver, lo que tú y yo hablamos ellos no lo deben saber ¿está bien?

—De acuerdo, pero antes de irme ¿podrías decirme cómo te llamas? —pregunté algo apenado y temeroso. Después de todo sabía que aunque era una chica linda, pero también muy poderosa.

—Me llamo Aglaia —contestó mientras estiraba una de sus manos en dirección a la puerta y éstas se abrían de par en par, cómo diciendo «Bueno Oli, ya tienes que irte» Así que, sin agregar nada más, di la vuelta y me dispuse a salir del lugar. Apenas había dado unos cuantos pasos cuando ella me llamó.

—Oye Oliver sé que aún no comprendes lo que te está pasando y que llevara buen tiempo, pero quiero que sepas que anhelaba tu regreso.

Yo no pude más que asentir con la cabeza; estaba atónito, no tenía mucha experiencia con chicas y mucho menos con las lindas cómo Aglaia. Era algo extraño que se me anhelara por cosas que hice en mi vida pasada, pero sea lo que sea que haya hecho al parecer lo hice bien. Era como un regalo de mí para mí. Caminé hasta salir del lugar cómo si mis pies tocaran las nubes. Antes de bajar por los escalones giré la cabeza para ver si ella aún estaba ahí, pero se había marchado. Sea como fuere al menos ya tenía una razón para estar ahí... Una aparte de ayudar a mantener estable la vida del mundo.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2017 ⏰

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La Orden De Los Cuatro MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora