Capítulo 23

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—Eres una princesa...—comenzó a decir Nathan.
  Ella empezó a reir. No una risa verdadera, esa hermosa risa que a Nathan le gustaba, sino sarcástica. Una risa falsa y amarga.
—¿Yo? ¿Una princesa?—lanzó otra carcajada.—Las princesas viven en mundos de ensueño. Viven felices y siempre superan las adversidades. Tienen un pruncipe de brillante armadura que las protege. Todos las aman y las adoran, siempre sonrientes. Yo no soy así y nunca podré serlo.

Media sonrisa sobre su caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora