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Harry

Stace se dio la vuelta alrededor de mi cama y se levantó sobre su codo. Sus ojos cafés lucían casi negros en la tenue luz.

―¿Qué está mal, Harry? Pareces... distraído.

Tenía razón. Estaba distraído. Habíamos estado haciéndolo por los últimos diez minutos, pero no podía concentrarme en tener sexo. Ella tenía la mitad de su ropa fuera y seguía sin poder traerme para hacerlo. Por lo general venía naturalmente a mí. Era un chico, tenía necesidades, pero no sabía por qué Stace no me estaba poniendo de humor.

―Sí, uh... ―No podía incluso pensar en una razonable excusa. No estaba ni siquiera seguro de qué estaba mal conmigo. ¿Qué se suponía que le dijera?

Stace me dio una mirada de entendimiento.

―Es la habitación, ¿cierto?

―¿Huh?

Gesticuló con una mano a mi habitación.

―Cambiaste de habitación y eso te desanima. No te preocupes, te acostumbrarás. Cuando me quedé en la cabaña de mi tía May el verano pasado, fue lo mismo conmigo...

Procedí a ahogar el sonido de su voz mientras parloteaba. Sí, volví a mi antigua habitación y eso podría tener algo que ver con mi falta de interés en hacérselo, pero era mucho más que eso. Estaba más cerca de Cia. Si miraba fuera de mi ventana, podía ver su habitación. Cuando sus luces estaban encendidas, podía ver justo dentro de su habitación y esta tarde había estado acostada en su cama llorando.

Mierda. ¿Por qué era tan jodidamente difícil ignorarla? No es como que quería pensar en ella. La chica era una chiflada y la manera en que me había disparado una mirada de puro odio en detención hoy hizo sus sentimientos hacia mí bastantes claros. Traté de tomarlo a risa, pero esa mirada había cortado a través de mí, afectándome en una forma que no podía comenzar a explicar.

A ella no le gustaba; no quería nada que ver conmigo. Incluso aunque había sido pateada fuera del equipo de animadoras y caído de su pedestal social, seguía siendo una perra. Claro y simple. No había que pasar por alto eso.

―Harry, ¿estás escuchando?

Pretendí que había escuchado todo lo que dijo y asentí.

―Sí, supongo que tienes razón. Es la habitación.

Stace se puso a horcajadas sobre mí y lamió mis labios, enviando escalofríos bajo mi espina.

―No me importa intentar otra vez. Mis padres trabajarán hasta tarde esta noche, así que no tengo que estar en casa hasta las diez.

Eso era tan tentador entrar en ella y no quedar mal, quería hacerlo. Pero algo me estaba deteniendo. Necesitaba tiempo para averiguar exactamente qué era eso. Si era suficiente para sacarme del sexo, entonces necesitaba ser arreglado inmediatamente.

Miré al reloj y traté de lucir decepcionado.

―Mi madre sale del trabajo bastante pronto. No quiero que me dé un sermón acerca del sexo seguro si te atrapa en la cama conmigo.

Oye, eso no era una mentira por completo. Mamá saldría del trabajo en media hora y patearía mi trasero si encontrara a Stace desnuda en mi cama. Desde que mamá era una enfermera, no vacilaría en darme un sermón del embarazo adolescente. En frente de Stace. No sería agradable. 

Stace gruñó mientras se enderezaba.

―Bien, si eso dices, pero la próxima vez iremos dentro del bosque si tenemos que hacerlo. No puedes dejarme colgando así.

¿Love? Impossible |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora