Capitulo 23

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Se acerca la Navidad y aquí ya se puede notar. Mis vecinos han decorado sus casas, patios y antejardines. Y como mamá no quiere ser menos, todos los años nos pide ayuda, así que aquí estamos decorando el árbol con mi hermano Antonio. Volvió a casa hace unos días, pero solo se quedará a pasar las fiestas y luego volverá con papá ya que tiene que seguir trabajando.

Durante lo que va de este año no he hablado con papá. Pero mi hermano me dice que él está bien y que me envía mucho cariño, cosa que yo no creo. Mi padre se olvidó de mí, y eso es algo que asumí hace mucho tiempo. He aprendido a vivir con ello.

Luego de muchos cambios y retoques finalmente dejamos la casa como a mamá le gusta. Ella estaba muy feliz por el esfuerzo y dedicación que pusimos. Debo decir que realmente yo no soy muy fanática de estas cosas, más que nada quise complacer a mamá para que estuviera feliz y porque quiero que sea una navidad muy agradable.

- ¿has comprado algún regalo? -yo miré a mi hermano y asentí con la cabeza.

-sí, le compre un regalo a mamá, a ti y a Carlos, ¿por qué?

-no te dijo Carlos que Adam vendría a cenar con nosotros -a pesar de que me afecto mucho escuchar su nombre, tuve que fingir frente a mi hermano.

-No, me ha dicho nada. -no le tome importancia y seguí ordenando el desastre que ocasionamos con la decoración del árbol.

Tocaron el timbre y yo deje lo que estaba haciendo para ir a abrir la puerta. Era el cartero, venía a dejar unas cartas y una encomienda.

-Gracias y Feliz Navidad!! -el cartero me sonrió y luego se fue.

Comencé a revisar las cartas y me fijé que eran solo de tiendas comerciales. Pero cuando iba a dejarlas en la mesita de la entrada note que entre medio había una carta para Adam. Revise el remitente y mi sorpresa fue mayor al ver que era de la Universidad de Londres. No quería parecer una intrusa, así que volví a dejar la carta en la mesita y continúe con lo que estaba haciendo.

-Cariño vete a la tienda del señor Garrido a buscar los vestidos -mi mamá me miró y yo asentí con la cabeza.

- ¿Antonio vienes conmigo?

-lo siento Alaska ya he quedado con mis amigos.

- ¡pero Antonio! es del otro lado de la cuidad y no quiero ir sola.

-dile a Coral o a Erick que te acompañen

-está bien.

Llame a Erick y no me contestaba el teléfono. Desde aquella vez que vi el video, solo lo he visto como cinco veces, pues siempre tiene excusas cuando le pido que hablemos. Desistí de marcarle, así que llamé a Coral. Ella si me contesto, pero me dijo que estaba en una reunión familiar fuera de la ciudad, así que le dije que no importaba. Finalmente tendría que ir sola. Tomé las llaves del auto de mamá y me fui a la tienda por los vestidos. Puse un poco de música para no sentirme tan sola.

Como no había mucho tráfico en la carretera no me fue difícil llegar al pueblo. Entre en la tienda y me encontré con el señor Garrido y su mujer, le dije que venía por el encargo de mamá y ella fue a buscar los vestidos. Mientras esperaba me di cuenta que afuera había algunas chicas, yo las mire y note que sus caras me eran conocidas, aunque no le tome mucha importancia.

-Aquí están los vestidos. -Los puso sobre el mostrador para que pudiera verlos. Realmente habían quedado hermosos, mamá estaría muy feliz. La tienda del señor Garrido era la preferida de mamá para comprar vestidos de fiesta.

- ¡Oh! quedaron hermosos!! -La señora me sonrió y yo le tendí el cheque que me había entregado mamá. La señora lo vio y sonrió, pues mamá siempre le da un poco más.

Le di las gracias al señor Garrido y a su esposa y guardé los vestidos con cuidado para que no se arrugaran de camino a casa. Dejé los vestidos sobre el asiento trasero, pero después pensé que podrían caerse, así que finalmente los enganche por detrás en el reposacabezas de mi asiento. Cuando estaba a punto de subir al auto escuché que alguien dijo mi nombre, así que inmediatamente me di la vuelta y vi a una de las chicas que estaban afuera de la tienda.

-Hola Alaska, tanto tiempo sin verte. -la chica me saludo, pero yo solamente la mire, no tenía idea quien era, bueno en realidad no me acordaba de ella. -por la manera en que me miras debo suponer que no me recuerdas. ¿cierto?

-lo siento, la verdad tengo mala memoria a veces.

-Soy la amiga de Adam. -yo levante mis cejas. -recuerdas aquella vez que fuiste con él al Club -intenté recordar y esta vez sí lo logré.

- ¿Tú eres la hija del dueño del club cierto? -ella asintió con la cabeza. -sí, ahora te recuerdo, eres Alanís.

-pensé que no me recordarías.

-aunque soy un poco olvidadiza con los nombres, me acuerdo de ti por tu cara.

-pensé que después de aquella vez te vería más seguido por el club.

-Discúlpame por lo que voy a decir, no quiero que te ofendas, pero el club no es un lugar para mí, solo fui porque Adam me lo pidió.

-De eso todos nos dimos cuenta créeme. ¿Pero tú no estás enamorada de Adam? -yo la mire un poco sorprendida. -sé que ustedes son hermanastros, he hablado algunas cosas con Adam, pero se nota que él te ama demasiado y tú a él.

-No sé de qué hablas Alanís.

-No me quiero meter en su relación o lo que sea que tengan ambos, pero Adam es una buena persona Alaska. Siempre va haber gente que lo quiera hundir o hacerle daño.

-pareces conocer bastante bien a Adam.

-no quiero que te pongas celosa Alaska. -yo sonrió y ella también me sonreí. -Adam es como un hermano mayor para mí, siempre ha estado ahí cuando lo he necesitado.

Mi teléfono comenzó a sonar y me di cuenta de que era mamá. Me disculpe un momento con Alanís y le conteste a mamá.

-cariño...-mamá se quedó en silencio y me preocupe, pues en ella no es normal.

- ¿qué sucede mamá? ¿porque estas tan callada? ¿paso algo en casa?

-t...tu...p...pa. -yo no entendía lo que ella me decía.

-si me hablas mejor mamá, pienso que voy a entender lo que tratas de decirme. -yo me quede en silencio para poder escucharla, pero ella seguía sin hablar. -mamá.... ¿qué pasa?

- ¿Alaska? -me quede en silencio cuando escuche mi nombre al otro lado del teléfono.

Hace demasiado tiempo no escucho aquella voz. Tanto tiempo que incluso había olvidado como era aquella voz. Pero ahí estaba otra vez y yo no sabía que decir. No sabía si debía hablar o solo quedarme en silencio.

-por favor cariño háblame. -escuche que decía aquella persona por el teléfono de mamá. -sé que no quieres hablarme y sé también que estás enojada, pero por favor háblame.

- ¿qué haces ahí? -fue lo que le dije.

-necesito que vengas a casa, ya que ambos debemos conversar.

-después de todo este tiempo vienes como si nada

-por favor Alaska

- ¡no papá!... nosotros no tenemos nada más que hablar, y por favor sale de ahí.

Espero que les guste el capitulo, no olviden de comentar y votar.

Saludos a la distancia.

Misy H

No me mires asi #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora