Capítulo 26 | Para siempre

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Cuando Emma abrió los ojos, el color azul de las paredes le resultó poco familiar. La luz que se filtraba por la ventanas era de color naranja, indicando que ya estaba anocheciendo. Se incorporó en la cama mirando a su alrededor. La falta de cualquier objeto suyo indicaba que esa no era su habitación. Un ruido en la puerta del baño hizo que se sobresaltara.

—¿He hecho mucho ruido? —preguntó Seunghyun entrando a la habitación.

Llevaba puesta ropa deportiva con un pantalón de pijama. Emma negó con la cabeza.

—¿Dormí mucho?

—Sólo un par de horas —contestó, sentándose a su lado sobre la cama. Tomó su rostro entre las manos y lo acercó a él delicadamente para que sus labios hicieran contacto—. Me siento feliz de que estés aquí.

—Daesung me ayudó —respondió con una sonrisa—. Y creo que todo hubiera salido mejor si no me hubiera quedado dormida al instante.

—¿Disfrutaste del show? No pude verte entre tanta gente.

—¡Claro que sí! Estuvieron geniales. Una chica me regaló una pequeña luz amarilla, ese era mi camuflaje.

—Aún así, una chica tan bonita no se me puede pasar por alto, aunque esté rodeada de gente —Emma sonrió ante su comentario y volvió a besarlo, esta vez entrelazando las manos detrás de su cuello para acercarlo más a ella y profundizar el beso. Se separó un poco sólo para disfrutar de su cercanía y del calor que desprendía su cuerpo—. Estaba a punto de ir al gimnasio del hotel ¿Quieres subir conmigo?

—¿Los chicos también?

—Sólo yo, no me gusta hacer ejercicio con ellos.

—¿Por qué?

—Me distraigo y no hago nada... Prefiero que tú me acompañes —explicó, haciendo un puchero.

—Está bien, déjame cambiarme. Adelántate si quieres.

—¿Dónde está tu habitación?

—Al final del pasillo, Daesung se encargó de que estuviera cerca —contestó levantándose de la cama.

Cuando estaba estirando el brazo para abrir la puerta, sintió como tiraban de ella y le daban la vuelta. Chocó contra el cuerpo de Seunghyun, que inmediatamente atrapó sus labios con los de él.

—Voy a terminar sin labios —bromeó ella cuando se separaron.

Él soltó una carcajada.

—Me alegra mucho que estés aquí —susurró antes de darle un suave beso en la mejilla y un juguetón pellizco en el trasero.

Media hora después, Emma se sentía acalorada. Se había sentado en una esquina del pequeño gimnasio que el hotel albergaba y tenía la mirada fija en Seunghyun.

El lugar estaba completamente vacío, dándole la oportunidad de abandonar su posición como espectadora por momentos. Se ponía debajo de él cuando hacía flexiones, provocando que le robara besos cada vez que su cara se acercaba al suelo.

Se sentía algo ridícula pero le encantaba poder hacer ese tipo de cosas con él.

Su mirada estaba enfocada en cómo su pecho se marcaba en la sudadera enorme que llevaba puesta, cómo las gotas de sudor empezaban a caer por los costados de su rostro, cómo los músculos de sus brazos sobresalían un poco cuando cargaba pesas, haciéndola pensar que podría aguantar hasta un elefante.

—Me estás poniendo nervioso, jagi-yah —lo escuchó decir mientras bajaba la velocidad de la caminadora, haciéndola sobresaltarse–. Agradecería que voltearas a ver a otro lado —continuó con una sonrisa en su rostro, sus mejillas con sus hermosos hoyuelos rojas por el esfuerzo.

Adicta a ti | T.O.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora