Capítulo 27 - ÚLTIMO | Toda una vida

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Entró de nuevo en ella y la sintió tensarse debajo de él. Ella llegó primero a su orgasmo y él la siguió poco tiempo después. Era la tercera vez que tenían sexo esa noche. Sabía que Emma despertaría en pocas horas con algo de molestia entre las piernas, y aunque se sentía algo apenado, también sentía un poco de satisfacción primitiva. Seunghyun tendría que irse al ejército y esta era su despedida.

Ya habían pasado dos años desde aquella noche estrellada en China y aunque ambos habían tenido agendas ocupadas se las habían arreglado para que funcionara. Cuando viajaban para verse, no podían evitar ser captados por las cámaras, sobretodo cuando Emma iba a Corea. Los rumores se esparcieron y YG lo hizo oficial: T.O.P estaba saliendo desde hace un año y medio con la famosa artista americana.

Al principio, los medios tuvieron una respuesta negativa. ¿Qué pasaba? ¿Acaso a T.O.P no le gustaban las coreanas, las chicas de su propio país? No le importó mucho hasta que una noche llegó a casa después de un ensayo con los chicos y la encontró viendo la televisión, una lágrima cayendo por su mejilla.

Seunghyun abrió la puerta, el olor a comida invadiéndolo. Le encantaba que Emma cocinara para él. La encontró en la sala con la televisión prendida, un programa de chismes en la pantalla. Sus habilidades en coreano habían mejorado considerablemente y ahora podían comunicarse en el idioma, aunque a veces su pronunciación era tan mala que no podía entender lo que decía. Él le había aconsejado que viera ese tipo de programas para que practicara. Se sobresaltó cuando lo vio e inmediatamente se limpió la mejilla por la que resbalaba una lágrima. Caminó enojado hacia ella y le quitó el control remoto de las manos para apagar la televisión.

—No veas eso, no dejes que te afecte —le dijo, dejando el control sobre la mesa.

—Dicen cosas horribles... No me importa lo que digan de mí sino de ti —contestó ella en coreano, viéndolo a los ojos. Estaban rojos de llanto contenido—. ¿Estoy arruinando tu imagen? —murmuró. Sintió el enojo en su pecho, como una burbuja a punto de reventar. Se sentó a su lado.

—Para nada jagi-yah. No pienses eso —contestó molesto—. Esas personas no saben ni lo que dicen —pasó un brazo sobre sus hombros para reconfortarla— Ellos no saben lo que pasa aquí —señaló su cabeza—. Y tampoco aquí —señaló su corazón.

—No sé por qué estoy tan sensible —comentó ya de mejor humor, limpiando las lágrimas de su rostro

—Ven, vamos a cenar. Lo que preparaste huele delicioso.

La opinión de los medios no le importó. La que sí lo hizo fue la de su madre. Cuando llevó a Emma para que conociera a su familia, estaba muy nervioso. Su hermana y su sobrino se llevaron muy bien con ella. Yeon Jun la llamaba tía y eso lo hizo ruborizarse más de una vez. Sin embargo, su mamá no se veía tan contenta. Ella opinaba que Emma era una buena chica pero que no para que fuera algo más que su novia. Al parecer, ella también compartía la opinión de todos. Con el tiempo, Emma se esforzó para ganarse a su mamá, aprendiendo coreano y las costumbres y tradiciones del país. Después de unos meses su mamá y ella eran inseparables.

Ahora estaba acostada a su lado, sus ojos tan grandes viéndolo fijamente. Su frente perlada por el sudor y su piel aún sensible por el último orgasmo.

—No vayas, ven conmigo a Nueva York —la escuchó decir sobre la piel de su pecho. Seunghyun rió con los párpados pesados por el sueño.

—Es mi deber como ciudadano, si no voy podrían llevarme a la cárcel —respondió divertido—. ¿Me irías a visitar? Debo verme bien con el atuendo de prisión —tomó la mano de Emma y la llevó a su trasero. Ella se sonrojó y rió divertida. Lo estrujo con su mano y Seunghyun se sobresaltó y sus mejillas se pusieron rojas. Emma se rió de su expresión.

—El naranja te sienta bien —dijo guiñándole un ojo. Él sonrió y observó como ella se mordía el labio inferior en señal de nerviosismo. No pudo evitar besarla—. Dos años son mucho tiempo.

—Puedo llamarte a veces y saldré regularmente. No me tienen totalmente incomunicado. Cuando salga, ven a verme. Necesito tener mi dosis de ti regularmente —susurró sobre su oído. Notó como se estremecía. Mordió suavemente el lóbulo de su oreja y la escuchó suspirar.

—Ya no hagas eso o realmente no te dejaré ir —dijo Emma. Abrazándolo y cerrando los ojos.

—Buenas noches jagiya —susurró depositando un beso en su cabeza.

Se quedó mirándola unos momentos antes de quedarse dormido, queriendo grabar cada detalle de su rostro en su mente.

A la mañana siguiente, tenía su cabeza recargada en el lavabo con una toalla sobre sus hombros. Emma ya había terminado de cortarle el cabello y ahora sólo rasuraba la pequeña barba que le había crecido. Tenía puesta una playera negra de él que le llegaba a la mitad de los muslos, sus piernas bronceadas y suaves a la vista.

—Listo —anunció, dejando el rastrillo en el lavabo. Seunghyun estiró su brazo para tomar una de sus piernas y sentarla sobre él. Ella enredó sus manos detrás de su cuello.

—¿Me veo bien? —preguntó con una pequeña sonrisa. Ella asintió con la cabeza.

—Siempre te ves bien —respondió depositando un suave beso en en sus labios. Él apartó el flequillo de su frente y delineó su rostro con sus dedos.

—Bésame de nuevo —pidió. Empezó a mover sus labios al compás de los de ella. El beso era lento pero profundo, Seunghyun exploraba la boca de Emma con deleite, mordiendo su labio inferior para escucharla suspirar. Amaba sus labios suaves y la manera en que encajaban perfectamente con los suyos. Ese momento tan íntimo se quedó grabado lenta y permanentemente en su memoria.

—Cuídate mucho, por favor —pidió contra sus labios. Seunghyun acarició suavemente su mejilla.

—Lo haré. Te lo prometo —volvió a besarla, esta vez con un poco más de intensidad. Acarició suavemente su espalda mientras sus besos recorrían sus clavículas.

—Te amo —dijo, tomando su rostro para que la viera a los ojos.

—Yo también te amo... —la abrazó y escondió su rostro en la curva de su cuello en donde se encontraba su cicatriz—. Ámame a pesar de todo, ámame siempre —pidió, su voz apenas audible. La abrazó aún más fuerte, con temor de que se escapara de sus brazos. Todo su mundo estaba aferrado a él. No la dejaría ir.

—Lo haré —prometió, depositando un beso en su hombro.

Ambos sabían que mantendrían esa promesa, no importaba nada más a partir de ese momento.

Estaban listos para pasar juntos toda una vida.

Adicta a ti | T.O.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora