16. Pero te queremos, ¿Y debería ser suficiente?

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Pau pov's

Sigo esperando a que despierte de su desmayo, miro el reloj otro minuto ha pasado y con él más de dos horas y media viendo a mi hermosa princesa durmiendo placidamente sobre una cama de hospital. Si me soy sincero a mi mismo, no esperaba encontrarla después de dos meses buscándola por tierra, mar y aire y menos esperaba todavia encontrarla nada más despertarse de un coma de dos meses para desmayarse de nuevo, pero francamente, sigue estando igual de preciosa como el día en que la conocí dos meses atrás.  

De repente, un golpe a la puerta me despierta de mi mente y me hace volver a la realidad con una dura caída, realidad siempre tan cruel y despiadada, no tiene escrúpulos y eso seguramente es lo que hace que despertar de una fantasía ídilica sea horrible  y quizá también sea eso lo que nos hace querer seguir siendo niños, que no hay realidad que nos haga sufrir porque nuestra vida es la fantasía con la que soñamos.

- Adelante- grito sin despegar mi vista de la maravillosa chica a la que vigilo en estos instantes.

- Es hermosa, ¿verdad?- pregunta una voz a mis espaldas que me suena haberla oído con anterioridad. Esa afirmación me corroe de celos, pero no soy nada en la vida de Astrid para ponerme celoso, asi que, respiro profundamente y me relajo.

- La verdad es que si, es preciosa- mientras respondo me giro para ver al desconocido - espera, tu  eres el tal Casimiro que ha hecho que mi peque... digo Astrid esté así- digo con una nota de asco en la voz.

- Emmm... en parte si, pero ya me marcho solo quería verla y dejarle estas flores, por cierto, si pregunta no respondas de quien son las flores y mucho menos mias. Ya me marcho, por favor cuídala como yo no supe hacer- dicho esto se marcha dejando un beso sobre la mejilla de Astrid y las flores sobre su regazo.

Casimiro, un nombre curioso  emmm... ¿Por qué Astrid le ha tratado de ese modo?, ¿Quién fue en su vida?, ¿Todavia le querrá como él a ella?, ¿Por qué le odia?....  Miles de preguntas recorren mi mente asustándome con una sola idea resumiendo todas ellas, no conozco a Astrid.

- ¡Lyraaaaaaaaaaa!- un grito desconsolado me hace mirar hacia cada rincón de la habitación, pero en ella tan solo nos encontramos mi querida Astrid  y yo, ¿Puede haber sido ella?-  ¡Lyraaaaaaaaa ! - esta vez identifico claramente la fuente del grito, Astrid, me acerco silenciosamente a ella y la observo, tiene las uñas clavadas en sus brazos y un pequeño hilo de sangre corre como un río desbordado desde sus heridas hasta un pequeño charco de sangre en la sabana que la tapa , los ojos y los dientes los tiene apretados como si no quisiera ver y esta acurrucada en torno a su plano abdomen. Esa escena más semejante a una película de miedo que a la realidad me produce un  estremecimiento de pavor, pero después de unos cuantos gritos desgarradores sus uñas empiezan a alejarse de la piel, sus ojos y dientes se desaflojan y lentamente vuelve a una posición típica para dormir, su cabeza en la almohada de lado y su cuerpo inclinado hacia mi, pero con los brazos alrededor de un cúmulo de aire como si meciera a un bebe. Inconscientemente me voy acercando poco a poco a la cama de mi princesa y le acaricio las heridas con suavidad para ver la profundidad que pueden tener las marcas.

- Mi pequeña diosa, no sé que te pasa, no sé quien fue Casimiro para ti,  no sé  quien es Lyra por la que te haces tanto daño y no sé por qué pareces acunar a un niño cuando te calmas, pero si que sé que te quiero, que eres la mejor chica que he conocido, que a partir de ahora no me voy a despegar de ti y que quiero compartir mi vida a partir de este momento contigo hasta que no pueda aguantar más o hasta que la Tierra arda por tu ausencia, te lo prometo mi pequeña diosa.- digo mientras le acaricio el pelo intentando ordenarlo con suaves caricias transmitiéndole todo mi amor con cada roce de mis dedos en su rojo pelo. 

- ¿ Tu pequeña? no recuerdo haber aceptado que me llamases así- pregunta mientras va abriendo los ojos lentamente y pone una sonrisa increíblemente dulce en su rostro- era broma, muchas gracias lo que has dicho ha sido muy dulce- dice mientras se sonroja debilmente.

¿Qué más da si estoy rota? [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora