Adios

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Cansados de tanto sexo, nos acostamos en el suelo yo rodeada en los brazo fuertes y protectores de Camilo, ese hombre que tanto amaba al cual le entregaría mi vida sin condición.

-Camilo, puedo preguntarte algo-

-Claro que si hermosa- me respondió dándome suaves besos en el hombro-

-¿Tu… de verdad me amas?-

Se quedó quieto -¿Pero cómo me puedes preguntar eso?- por un momento note su angustia, me sentó poniéndome de espaldas a el sillón y el colocándose delante mío.

-Te amo más que a nada en el mundo, no sé qué haría sin ti, cuando te veía siempre estaba mejor, ya no me emocionaba por hablar con mi prometida si no contigo, siempre quería llegar a verte, cada vez sentía más cosas por ti y cuando paso eso en la fiesta de curso, no sabía que hacer al principio pero luego quería estar más contigo, besar de nuevo tus hermosos labios y estar contigo siempre, te amo más que a nada en este mundo-

Su sinceridad me desarma, y se me empiezan a llenar los ojos de lagrimas

Por dios… de verdad… de verdad el me ama

-No llores, de verdad soy sincero te amo demasiado-

-No lloro de tristeza o por no créete, todo lo contrario me haces tan feliz y yo también te amo tanto, quiero estar contigo siempre, eres alguien muy importante para mí, hice lo que hice en la fiesta por que… porque me atraía tu forma de ser, eras hermoso para mí como eras y siempre había querido decirte algo pero ese día en la fiesta te veías tan hermoso y perfecto que no me pude resistir- dije sollozando –Te amo, te amo demasiado Camilo-

Respondí lanzándome a sus brazos abrazándolo fuertemente, el no demoro en devolverme el abrazo.

-Por favor, nunca me dejes- le suplique.

-Jamás-

Nos dimos un largo y suave beso, me tomo en sus brazos y me llevo a la cama, nos acostamos uno frente a el otro mirándonos y perdiéndonos en nuestros ojos, diciéndonos palabras sin hablar.

No fue hasta que me sentí muy cansada que me uní a su cuerpo, abrazándolo fundiéndonos en sueño.

En la mañana me desperté, seguía abrazada a Camilo quien seguía dormido arrullándome en sus brazos, Hoy era el funeral de mis padres, aun no sabía si me atrevería a ir o no.

Pero son tus padres después de todo Liza

Mi conciencia tenía razón, asistiría sí, pero no quería ir sola y Camilo era el único con el que quería estar en esos momentos.

-Camilo…- susurre –Vamos tengo que ir a el velorio de mis padres-

-Mm…- abrió los ojos despacio –¿Estas segura?-

-Sí, eran mis padres-

-Lo se… quieres que te acompañe-

-Si eso quisiera, pero mi familia va a estar ahí y me da susto que pase algo-

-No pasara nada pero si tú lo prefieres no voy tranquila-

-No… no, ven conmigo, te necesitare allí-

Nos bañamos, me puse un pantalón negro y una blusa de botones negra con mi larga gabardina oscura, me arregle el cabello dejándolo suelto y me coloque solo un poco de maquillaje.

Camilo se puso unos pantalones chándal negros y una camisa oscura con una chaqueta de traje cosida.

Nos dirigimos a el cementerio y allí estaban mis tíos de las dos partes de la familia, llorando y consolando tristemente, vi a mi primo James, que venía hacia mi triste, desconsolado, al abrazarnos estalle en lágrimas, no pude soportarlo.

Al iniciar el entierro, Camilo se hiso a mi lado tomándome por la cintura, yo puse la cabeza en su hombro y cuando se me salía alguna lagrima el me ayudaba a secármela y me daba palabras de aliento que me hacían ser más fuerte.

Al terminar todo, mis tíos nos invitaron a cenar, le dije a Camilo que si quería que se fuera a casa pero me dijo que no que él se quedaría conmigo.

Llegamos a la casa de mi tío Louis, todos nos sentamos en la sala a intercambiar palabras de aliento, mientras nos daban sus más sentidos pésame.

Camilo no se despegaba de mí, siempre me mantenía abrazada a él, y lo agradecía pero también sé que el sufría cada vez que hablábamos de madres, recordando a la mía por mi lado y el pensando en la suya.

Ya era casi las nueve de la noche, no quería estar más allí con mis tío, no porque no los quisiera si no porque lloraría más y no quería, me sentía sin fuerzas, quería ir a casa con Camilo y nada más.

Nos despedimos de mis tíos, que afortunadamente, ninguno sabía que Camilo era mi profesor y lo tomaron como un amigo, nos dirigimos a su casa, al llegar Camilo no me dio tiempo ni de poner pie en la casa, cuando ya estaba devorando mi boca y yo la del totalmente en la oscuridad.

Empezó a quitarme la gabardina y yo le quite su chaqueta, no dirigimos a la habitación y en cuestión de segundos ya estábamos desnudos, yo encima de el sin siquiera dejar de besarnos.

Camilo se detuvo unos segundos para ponerse el preservativo, me tomo por la cintura y me bajo lentamente, dejándose introducir en mi de la manera más deliciosa y suave, empecé a moverme lentamente, gimiendo y gruñendo, Camilo se sentó para poder tomarme mejor con sus brazos y adelantar el ritmo haciéndome gritar y suspirar fuertemente, mientras el gruñía pegado a mi cuello, sentía su caliente y agitada respiración.

Toda la oscuridad y la calma se veía interrumpida por nuestros jadeos y respiraciones, Camilo me apretó con fuerza lo cual me indicaba que estaba llegando igual que yo, cuando sentí que me apretaba más fuerte soltando un gran jadeo me deje llevar, llegando los dos a el clímax.

Yo seguía encima del pero ahora acostados, yo acariciaba su pecho y el mi espalda dándome suaves besos en la cabeza.

-Liza, odio verte llorar no sabes cómo eso me parte el corazón-

-No por favor, ya no hablemos más de eso por favor-

-Está bien, pero por favor no vuelvas a llorar de esa manera… por favor-

-Bien-

Nos quedamos acostados un momento cuando Camilo recibió una llamada.

-Hola- respondió –¿Quién habla?... Pero… ¿Quién es?... No se te ocurra acercarte a ella-colgó.

-Camilo ¿Qué paso?-

Estaba pálido, y me miraba con sus ojos grandes llenos de temor, lo tome por los hombros y lo sacudí.

-¡Camilo!-

-Por dios, no el no, no de nuevo- dijo cogiéndose la cabeza con las manos.

-Pero… ¿Quién?, ¿Qué pasa?-

-El maldito de Brigg- se quedó quieto un momento luego tomo mi rostro en sus manos mirándome con sus grandes ojos –Liza prométeme que cuando sientas que alguien te mira o te sigue me llamaras, no importa la circunstancias lo harás-

-Sí, si lo prometo- no sabía que ocurría pero Camilo se veía muy asustado, me atrajo hacia él y me dio un fuerte abrazo besándome el cuello.

-No quiero perderte-

-No lo harás-

-Liza, tengo miedo- me dijo casi en susurro.

-Tranquilo, aquí estoy-

Algo malo ocurre, lo sé.

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HOLAAAAA COMO ESTAN

BUENO AQUÍ LES DEJO CAPI NOS VEMOS EL OTRO FIN

LOS QUIERO BYE

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