《Capítulo 3》.

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Julie comenzó a caminar hacia el elevador, alistándose para salir del edificio y correr a su departamento; precisamente hacia su teléfono, y así llamar a Julian.

-Hey, ¿en qué puedo ayudarte? -ella se detuvo en seco sobre sus propios pasos, incrédula...

Esa voz la había escuchado unos veinticinco minutos antes.

Sus oídos no lo creían, debía ser una confusión, o quizás su propia mente le estaba jugando una broma, ni siquiera lo recordaba y ya escuchaba su voz por todas partes; se le había botado completamente la canica. Apenas se giró y vio el rostro confundido que la observaba fijamente, supo que era él. No había manera de que esa voz perteneciera a otra persona. Se ajustaba perfectamente a la forma de su cara, sus ojos cansados, sus ojeras, incluso ese confuso aspecto de rockstar le quedaba como anillo al dedo, por más ridículo que sonara.

Él la miraba con una interrogante en la cara. Por un momento se le ocurrió escapar, joder, el elevador no quedaba muy lejos, aún había tiempo, él no iría a alcanzarla... Pero, solamente se quedó allí boquiabierta y casi babeando frente a él sin saber cómo reaccionar. Observó sus labios rosados y ese ligero corte en la comisura derecha que estaba en proceso de sanación... claro que lo había besado. La noche anterior resucitó de entre la oscuridad con sólo verle la cara. Él era el chico que la había salvado de ser abusada. Él era Julian. ¿Estaba en el lugar correcto?

-¿Con quién hablas, Jules? -Fab se acercó curiosamente a la puerta y asomó la cara-. ¿Julie? ¡Hola! Creí que te habías perdido, como nunca antes habías venido aquí... pensé en esperarte afuera pero se me hizo un poco tarde -apenas escuchó ese nombre, los ojos de Julian se abrieron de par en par, como si hubiese visto un fantasma o a Fab con nada puesto más que ajustada ropa interior (cosa que había sucedido un par de veces antes)-. Parece que acabas de ver a mi abuela en calzones, vamos, pasa -la tomó de las manos y al caminar a lado de Julian quién aún seguía recargado en el marco de la puerta con los ojos algo entrecerrados esta vez, ella se dio cuenta de que no llevaba camisa puesta. La expresión del chico se mostraba rara, como la cara que pones en medio de un examen al querer recordar algo...

-Julie, él es Julian, mi compañero de piso y de banda -los presentó Fab mientras recogía algunas prendas de ropa que yacían encima del sofá.

-Mucho gusto -entonces, luego de haberle escuchado hablar, todo cobró sentido. Julian se había besado con la chica de uno de sus mejores amigos. Lo peor es que no se arrepentía de nada e incluso así ansiaba repetir la situación de la madrugada. Ahora comprendía el porqué de la actitud tan rara de Julie anteriormente.

-El gusto es mío, Julie.

-Ahora, me tomaste de sorpresa, ¿podrías esperarme un poco? -expresó Fab mientras intentaba arreglar el atractivo desorden que representaba su cabello tan rizado.

-Ah, sí, claro. No hay problema -entonces Fab asintió y desapareció por el pasillo. Julie se sentía incómoda, y lo peor, jodidamente nerviosa. No por Fab, sino que a causa de Julian la lengua se le trababa y las palabras no coordinaban cada que intentaba conjugar la más simple oración. Y lo peor es que él se veía tan calmado...

-¿Te ofrezco algo de beber? -él tomó una de las camisetas que Fab no había recogido y se la puso encima.

-Estoy bien, gracias -Julie contestó secamente mientras se acercaba a la ventana, para alejarse lo más posible de Julian. Claro, había considerado dar por terminadas las cosas con Fabrizio... Cuando aún no se enteraba de que era amigo de Julian. Maldito destino.

-No pretendas aparentar que nada pasó en la madrugada -Julie se dio media vuelta al escuchar esto, y se topó con el pecho de Julian, quién en un segundo ya se encontraba detrás de ella, hablando lo más bajo posible, con esa voz que la derretía por dentro con tanta facilidad. El corazón de la chica se aceleró al mil por hora, pero retrocedió.

-Sólo recuerdo cuando golpeaste a aquel tipo, la llamada y ya...

-No mientas. Sé que recuerdas perfectamente los besos. Tu cara y tu actitud lo demuestran.

-¿Y eso importa? Ya estoy viendo a tu compañero de piso.

-Ayer no me dijiste que salías con Fab.

-Iba ebria, no lo consideré importante.

-Joder, claro, de ti era de quién ha estado hablando estas últimas semanas... ¿Cómo no me di cuenta? -él chico iba acercándose más y más a ella, hablando con esa voz calmada y sugerente. En eso, la regadera se encendió, era más que obvio que se trataba de Fab- Da igual, mejor sal a comer conmigo. Te gustará más.

-Dame una buena razón -sus labios rozaban, sus respiraciones se mezclaban, ambos querían que pasara. Sus labios prácticamente ya estaban unidos, cuando en eso sonó la puerta.

Ambos saltaron exaltados al mismo tiempo ya que no eran precisamente unos llamados tranquilos... Parecía que un luchador estaba intentando derribar la puerta. Julian caminó a la puerta y con esa tranquilidad tan propia de él abrió la misma, Julie se quedó pegada a la pared a lado de la ventana, viendo como unos brazos se envolvían alrededor de él.

-Oh, mi amor, ¡te extrañé muchísimo! No me gusta pelear contigo, y sabes que no era mi intención hacerte sentir mal al decir todas las cosas que dije, pero alguien debe abrirte los ojos, cariño -en eso detectó a una chica rubia y bajita besando a Julian, quién en realidad no correspondía los besos.

Carajo, las cosas no podían ser así de perfectas. Ahora resulta que él tenía novia y, al parecer la noche anterior habían peleado. "Fui sólo una distracción luego de una pelea, joder, qué adorable, me pinches encanta", pensó. Julie se cruzó de brazos y bajó la mirada, no sintiéndose triste, sino enojada. Enojada porque había considerado dejar a Fab por este idiota que omitía información tan importante como el tener novia. Cosa que él claramente tenía. Se dejó caer en el sofá, haciéndolo sonar ante el repentino contacto. Amy volteó inmediatamente. El sofá donde Julie se sentaba le daba vista a donde estaban Julian y Amy si giraba lo suficiente la cabeza hacia la izquierda donde se encontraba la puerta principal.

-Mi amor, ¿quién es ella? Me engañas, ¿verdad? ¡Lo sabía, todos los hombres son una mierda!

-Amy, tranquilízate, joder, ella es amiga de Fab -entonces ambos se acercaron, Julie no quería que lo hicieran, pero ahí fueron a sentarse justo en frente de ella, Amy tomaba celosamente la mano de Julian.

-¿Qué tal? Yo me llamo Julie -dijo cortantemente, antes de darle la mano a Amy, tuvo un fugaz pero perfecto primer plano de sus manos entrelazadas y luego salió al pasillo silenciosamente. Julian suprimió de manera admirable las ganas de salir y volver a besarla mil veces más. Pero ahí estaba el fastidio de su novia. Debía hacer algo al respecto, y rápido.

Fab salió unos diez minutos luego, confundido al no encontrar a Julie por ningún lado. Por otro lado, Julian ya estaba más que harto de Amy, escuchándola balbucear acerca de la misma cosa una y otra y otra vez. Se sentía incluso mareado de tanto que hablaba esa chica, aparte de que ya iba alrededor de la tercera cerveza. Fab se despidió de ambos y salió, Julian se acercó a la ventana unos dos minutos después y observó a través del cristal cómo Julie y Fab iban riendo juntos por la calle.

Brooklyn Baby //Julian CasablancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora