《Capítulo 10》.

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     Del otro lado de la historia, Julie y Fab se encontraban juntos dentro del ascensor, ninguno de los dos pronunciaba oración alguna. A Fab se le notaba ansioso, e incluso hasta nervioso. La rara música de ascensor hacía toda la situación más incómoda aún. Pero Gracias a Dios Julie vivía en el segundo piso. Quizás hubiese sido más conveniente subir por las escaleras. Entonces las puertas metálicas se abrieron de par en par.

     —Eres un gran baterista, Fab —comenzó Julie, mientras buscaba las llaves de su departamento dentro de su bolso—. Tu banda es genial. Me encantó la música.

     —Muchas gracias, nena. Pero, quisiera hablar de otra cosa...

     —Adelante, dime —comenzó a abrir la puerta, sin prisas, pero tampoco sin detenerse para prestarle toda su atención. Intentaba negar lo que estaba a punto de suceder, tenía esperanzas de que algo le interrumpiera o que las agallas se le terminaran, pero tristemente, Julie no contaba con la suerte con la que Julian había corrido.

     —Eres una chica asombrosa, Julie... Nunca he conocido a una chica como tú... Y me gustaría pedirte que fueses mi novia —el mundo se detuvo para aquella chica luego de haber escuchado esas palabras. Abrió la puerta y se dio la vuelta, quedando apoyada justo en el marco de la puerta. Con ganas de que todo eso fuese un sueño.

     —Fab...

      —Sólo dime que sí —el pobre ya estaba casi hasta asustado por la ausencia de emoción en ella.

     —No... No puedo, Fab... Lo siento mucho —los ojos se le nublaron con lágrimas, ya que podía ver el corazón de ese pobre chico de cabello rizado romperse a través de sus ojos... Hace algunos días le habría dicho que sí casi sin pensarlo... Pero ya no podía hacer eso.

     —¿P-por qué? —bajó la cabeza y observó fijamente a sus pies luego de preguntar entre un pequeñito murmuro—... C-Creí que tú gustabas de mí como yo gusto de ti...

     —Y a-así era... Pero e-encontré a alguien más, Fab... Lo siento muchísimo...

     —¿Quién es? ¿Le conozco? —levantó la mirada, con una mueca indignada en la cara y labios temblorosos. Pero, ella sabía que esto era lo mejor. No era capaz de llegar al extremo de decirle cada día que le amaba cuando en realidad no era así.

     —No, Fab. No lo conoces...

     —Sólo ten en cuenta que si algún día quieres regresar... Te estaré esperando —sin darle oportunidad de emitir alguna respuesta, comenzó a caminar directo al ascensor.

     —¡Fab! ¡Tu chaqueta! —él sólo se detuvo y se dio media vuelta.

     —Consérvala. Te queda estupenda —le dedicó una débil sonrisa, y volvió a su andar hacia el elevador.

      Julie suspiró con pesar mientras una pequeña lágrima se deslizaba por su mejilla, y se aferró a aquella chaqueta que le quedaba grande, sintiendo aún la colonia de Fabrizio impregnada en ella. Se preguntó si había cometido un terrible error o no, pero después pensó en esos ojos adormilados que cargaban un par de ojeras y que la habían estado observando cuidadosamente toda la noche. Sintió tanta decepción al pensar en la amplia posibilidad de nunca poder coincidir con Julian otra vez, pero una parte de ella intentaba auto-consolarse, diciéndose a sí misma que esa era la mejor opción para los tres. No se atrevió a contradecir ese pensamiento, ya que era lo único que la convencía de no ir de vuelta al Luna Lounge a buscar a Julian tan muerta de ansias como lo había estado hace unos momentos por besar a Julian. Ella misma sabía que no se podía permitir herir a Fab de una manera tan baja e imperdonable, simplemente porque él tenía intenciones tan correctas y verdaderas por ella. Fabrizio no merecía ser tratado así por absolutamente nadie.

     Entró a su departamento silenciosamente, cuestionándose si había hecho lo correcto en cuanto a rechazarlo de esa forma tan tajante. No supo cómo contestar esa pregunta, y para empeorar las cosas sólo logró sentirse pésima. Dejó la chaqueta sobre el respaldo de su sofá, quizá ese sería el único recuerdo que le quedaría de ambos. Decidió dejar de pensar de más porque aquello ya entraba dentro de la tortura mental. Prendió la luz del pasillo y caminó hacia el baño para lavarse bien la cara con agua tibia. Se observó en el espejo. Luego recordó la cara de Fab, cerró los ojos y, llegó a la conclusión de que si había decidido cortar todo contacto con Fabrizio, también debía hacerlo con Jules aunque una parte tan fuerte de ella en realidad no quisiera hacerlo. Demonios, en verdad no quería alejarse de ninguno de los dos.

     Entró a su frío cuarto, lo primero que hizo fue encender el calefactor, se puso su pijama de invierno, y se colocó entre las frías cobijas que habían en su cama; realizó todas estas actividades sin realmente prestar mucha atención a su entorno, casi como un robot realizando una tarea vieja y repetitiva. Sentía los párpados hinchados y pesados, cerró los ojos lentamente y antes de darse cuenta, ya estaba completamente noqueada.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2018 ⏰

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Brooklyn Baby //Julian CasablancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora