Clicheland High School

1. El mejor amigo gay.

Brooke separó las piernas hasta la distancia de los hombros frente a la enorme entrada del instituto, con los ojos entrecerrados. De su reproductor de música le llegó el tono del lejano oeste y, más lejos, Justin Bieber cantaba Sorry en el estéreo del convertible de una chica.

Aquel era su primer día en Clicheland High School, la única preparatoria en todo el endemoniado pueblo de Clicheland, en Buenos Aires (ahre). Ya había sido nueva en otras preparatorias y sabía a lo que se enfrentaba, así que estaba preparada.

《Preparada a la preparatoria. Ba dum tss》.

Entró antes de que el timbre del comienzo de las clases sonara. Para sorpresa suya, no había formación, sino que estaban todos los estudiantes dispersos por los pasillos, delante de sus casilleros.

—Ah, re yankee.

Así que tuvo que ir hasta la secretaría para pedir su horario y el curso en el que le tocaba. Una vez que terminó, miró el papel y se percató de que debía ir hasta el tercer piso para las clases. Siguió examinando su horario hasta que sintió la respiración de alguien en su nuca y se giró, asustada, para encontrarse con el rostro de un muchacho a dos centímetros del suyo.

—La concha de tu hermana —lo saludó—. Hijo de puta.

Ella retrocedió un paso para tomar distancia y el chico se pasó la mano por el pelo y le sonrió. Las gafas hipster que llevaba lo hacían ver poco amenazante.

—Perdón —le sacó el papel a ella y lo leyó—. Ah, mirá. Estás en mi curso. —Bajó la nota y la miró—. ¿Sabés lo que eso quiere decir?

—Que estamos llegando tarde.

—Ahre, no —el desconocido sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y tomó una fotografía del horario de Brooke—. Bueno, sí, pero también quiere decir que voy a ser tu mejor amigo gay.

Brooke le arrebató su horario y se lo guardó en el sostén, extrañada. Una cosa era ser un pesado y otra era dar miedo. Él ya estaba dando miedo.

—Rajá de acá.

—Me llamo Dylan. Y vos sos ____(tn) porque lo leí en tu horario. Pero te voy a decir rayita, porque ya entramos en confianza.

Brooke lo miró de reojo y se sacó el papel del corpiño para leerlo. Notó que, en efecto, decía ___ (tn). Cosa que le resultó extraña, porque cuando se presentó en secretaría, había dicho su nombre.

—Me llamo Brooke Ramirez Arellano de las Sierras —aclaró.

Dylan no se inmutó.

—Lo que dije: Rayita.

《Ay, la puta madre》.

♡♡♡

No esperen seriedad acá.