3. Dejá de hacerte el gil.

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Dylan tacleó a Brooke.

Era el final de la cuarta hora. Ella acababa de juntar todas sus cosas y llevaba la mochila en el pecho, preparada para salir antes de que su supuesto mejor amigo gay se diera cuenta. Pero él pareció haber comprendido su método de escape, así que se plantó en medio de la puerta antes de que ella llegara y la miró fijamente. Si quería salir, debería hablar con él y pedirle que se corriera.

No. Ese pedazo de mierda no iba a ganarle a ella. Nadie en esa escuela iba a ganarle.

Respiró hondo, se preparó mentalmente y embistió contra él. La idea era pasar por debajo de su brazo, pero el problema fue que Dylan tuvo la misma idea. Cuando ella estuvo a sólo un metro, él bajó el brazo y golpeó su hombro contra el de ella.

La muchacha cayó al suelo, se golpeó la cabeza y se mareó por unos segundos. El profesor, mágicamente, había desaparecido.

Todos se reunieron a su alrededor y la sofocaron.

—¿Está desmayada? —pregunó una chica— La última rayita se desmayaba a cada rato.

—A la última rayita la empujaste por las escaleras —le recordó Anacleto.

Brooke intentó incorporarse como pudo.

—¡AY, MI CABEZA!

—Agachate y conocela ahre.

Alguien le tendió la mano y la ayudó a levantarse. Ella sabía que se trataba de Dylan, pero no tenía otra opción. Empujó a los que estaban en medio del camino como un animal y el castaño la ayudó a salir del salón, aún agarrándole la mano.

—Ay, sos re torpe —le dijo una vez que salieron— ¿Cómo te vas a golpear así?

Ella le golpeó en la nuca con la palma abierta.

—Dejá de hacerte el gil porque te voy a cagar a trompadas —le advirtió. La cabeza le dolía como la puta madre—. Ay, llevame al hospital, animal de mierda —siguió quejándose.

Pero Dylan la llevó a una supuesta enfermería ubicada cerca de la dirección, atendida por una aparente enfermera. La mujer le revisó la cabeza, le puso una curita en medio del cuero cabelludo y escribió algo en el legajo de la chica.

—¿Cómo se golpeó?

—La tontita se cayó —le respondió Dylan, sonriente.

—Insisto en que me lleven a un hospital o llamen a mis padres —Brooke se llevó una mano en donde tenía la bandita pegada, escondida entre el pelo—. Para que me hagan una radiografía y me pongan puntos o algo.

La enfermera dejó de escribir, detrás de su escritorio, y la miró con un sonrisa congelada. Poco a poco se le fue deshaciendo hasta que su rostro expresó disgusto.

—¿Yo te digo cómo hacer bien de Rayita?

—¿Qué?

Alguien golpeó la puerta en ese momento y los tres se volvieron para encontrarse con Anacleto. Parado, Brooke se dio cuenta de que se veía más alto de lo que pensaba. Estaba usando una chaqueta de cuero e iba apoyado contra la puerta abierta.

Dylan suspiró detrás de ella y el muchacho fingió no darse cuenta. La miró de reojo, como si no le interesara la cosa.

—¿Estás bien? —le preguntó a Brooke.

—No.

—Me alegra saberlo —se apartó de la puerta—. Vine a hablar contigo.

Ella ya no se extrañó. Salió de la enfermería, detrás de él, y cerró la puerta para que los otros no espiaran. Cuando estuvieron solos, él no perdió el tiempo.

—Alejate de mi —le ordenó. Ella lo miró extrañada y retrocedió un paso para alejarse de él—. Estoy hablando en serio, ___(tn). Somos de mundos diferentes.

—Bueno.

—No entendés —extendió el brazo para apartarse y le estampó la palma de la mano en la cara a la chica—. Soy muy peligroso para vos.

—Ay, me dolió.

—¿Ves? Te lastimo.

—¡¿Qué hacés tocando a mi novio, babosa?!

Brooke se sacó la mano de Anacleto de la cara y se encontró a una rubia parada a unos metros de ellos. Notó que se veía muy irritada y algo más:llevaba un bate de beisbol.

♡♡♡

Pásense por mis otras historias. Son todas de humor ah

Ahre no, posta. Pasense. Rayita se los ordena.

Clicheland High SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora