Capítulo 10

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Por cortesía de nuestros novios, Mey y yo haríamos una sesión de compras. Jamás fui ese tipo de chica obsesionada por las compras pero hay que admitir que de vez en cuando es lindo comprar todo lo que nos gusta.

Después de pasar la mitad del día saliendo y entrando en diferentes tiendas, de todas clases. Fuimos a una bonita cafetería que tenía un aspecto hogareño.

-Realmente la pasé muy bien hoy, gracias por todo Mey -la miré sonriendo y por inercia ella sonrió también.

-Ni creas que termino, apenas comenzó, linda. No tengo pensado dejarte ir así de la nada, tenemos muchas cosas de las que hablar- reí contagiándole mi risa a ella.

Nos sentamos en una mesa un poco alejada de la puerta y hablamos de temas triviales, de cómo iban nuestras relaciones, amistades, chismes hasta que llegó el momento que ordenar.

Nunca es fácil con todo lo que hay en el menú.

Pedí lo mismo que Mey al tener flojera de leer el menú y disfrute de una agradable tarde con ella.

Había extrañado este tipo de cosas, salir con una amiga y contarle lo que a tu novio no puedes. Aunque a decir verdad, si nuestras relaciones no funcionaban, ella y yo prometimos casarnos para no vivir solas con cientos de gatos.

Volví a casa alrededor de las 22:30, quizás un poco más tarde. Abrí la puerta y la cerré con llave apenas la cruce.

Caminé hacia la habitación que ahora compartíamos mientras me quitaba mis zapatos y entré viendo extrañada el suelo regado de pétalos de rosa.

-¿Amor?¿Lovi?¿Cariño?¿Dónde estas?

Me quité mi ropa quedándome con mi sujetador y pantis. Aunque no lo hayamos hecho, Lovino y yo teníamos confianza como para vernos en ropa interior.

Lo vi salir del baño con una toalla rodeando su cintura, y no podía parar de pensar en lo sexy que se veía con esas gotas corriendo por su delgado pero un poco musculoso cuerpo.

-¿Estás bien, princesa? Tu cara está roja -lo miré mal por unos segundos por burlarse.

-¿Por qué parece que alguien explotó rosas en nuestra habitación, Lovino?

Él me miró boquiabierto con su ceño levemente fruncido, no te rías (T/N) que de verdad tu novio hizo que el cuarto parezca floreria.

-Intenté ser romántico para ti, así que gracias por tu consideración.

Relajé mi expresión acercándome a él y lo abracé sin importarme si me mojaba.

-Gracias, amor. Te quedó muy bien, de verdad eres muy bueno conmigo.

Apoyé mi mentón en su hombro no sin antes dejar un beso en su cuello y reí al sentir sus músculos relajarse bajo mis manos.

-Tengo efecto en ti ¿verdad, guapo?

La Chica De Los Idiomas (hetalia Romano X Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora