Capitulo # 3

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Unos manos cálidas me ponen un pañuelo húmedo sobre la frente. Tengo los músculos entumecidos, como si no me hubiera movido en mucho tiempo. Me cuesta mucho abrir los ojos, es como si unos pesados sacos de arena cayeran sobre ellos. Cuando finalmente logro abrirlos, no logro enfocar mi visión y lo ojos me arden como si me hubiese caído agua salada. Cuando se recuperan lo suficiente para poder abrirlos, una muchacha entre en mi campo de visión. Es la musa. No parece asustada, más bien parece extrañada, como si nunca hubiese visto antes a un muchacho. Bueno, eso es algo obvio. Al ser la "Musa" no creo que ella tenga mucho tiempo para salir a conocer gente y socializar. Según las inútiles clases del inepto de mi tutor personal, ella pasa toda su larga existencia encerrada en esa casa. (y yo que creía que mi vida es aburrida) Solo sale para cantar . Recuerdo que una vez, cuando era mas pequeño, le había preguntado a el inepto ese acerca de como comía ella. Me mandó a callar por "Hacer preguntas incoherentes y absolutamente desviadas del tema que estamos discutiendo".

Puede que no sepa mucho acerca de la "musa", pero en este momento estoy absolutamente segura de algo. Es hermosísima. Su cabello de cerca es aun mas hermoso, tiene formas que parecen ser una especie de símbolo que daba vueltas (luego ella me dijo que se llamaba clave de sol y servía para ... para ... para algo importante). Sorprendentemente, ella entra en esa corta lista de las personas a las cuales soy capaz de oír sin sufrir una jaqueca terrible. En esta lista esta mi madre, el inepto y ella.
Su voz es delicada, dulce... Hermosa, igual a ella.
Esperen un momento. Si escucho su voz... Significa que me está hablando. Y si me está hablando, debo responder
Demonios
¿Que fue lo que dijo?

Supongo que se dio cuenta de que no he estado presentandole atención a lo que me estaba diciendo. Puso los ojos en blanco y me dijo:

-Demonios, debes ser el muchacho mas desatento que existe en esta maldita ciudad.

Si, puede ser. No necesito que alguien me lo recuerde

-Bueno, pues tu... Tu...- Digo tratando de pensar en una respuesta creativa- Tu debes ser... La... Bueno... Te soy sincero, no se que decirte.

- Y al parecer también eres un descortés. No preguntaste mi nombre, ni me dijiste el tuyo.- Estaba hablando

Ella alza esos soles que tiene en su cara hacia mis ojos verde esperanza. Nos miramos como si no existiese nadie más en este mundo.

Lo único que nos interrumpe es el sonido de unos pasos subiendo la escalera . Abriendo mucho los ojos, Sharewan ahoga un grito. Está realmente asustada

AmusiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora