El comienzo.

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Estaba sola, y en ese momento, no sabía que era mejor, sí, prefería estar sola a estar de nuevo con ellos; su cuerpo no paraba de temblar, y no era para menos, la chica se encontraba asustada, ¿Hace cuánto la tenían ahí?, quería contar las horas, al menos guiarse por alguna luz solar, pero no podía, la venda en sus ojos se lo impedía. El ruido de la puerta al abrirse la interrumpió de sus pensamientos, el temor la atravesó de nuevo haciendo que la chica gateara rápidamente hasta la esquina más cercana y ahí se abrazase en un vano intento por protegerse.

Uno de sus poderes constaba en poder sentir las vibraciones del suelo mediante las plantas de sus pies, poder que en esos momentos le ayudaba bastante, pues al tener la visión obstruida, las vibraciones le permitían identificar de alguna manera el lugar en el que se encontraba, o en este caso, del soldado que acababa de entrar, un sollozo salió de sus labios al distinguir como el soldado cargaba una aguja muy conocida para ella, no pudo evitar negar repetidas veces, buscaba piedad por parte del soldado en un vano intento.

—No, por favor, no de nuevo— Suplicaba constantemente, las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas haciendo que su voz saliese rota, estaba más que cansada de la situación, ella ya no podría aguantar todo el proceso al que era sometida, su cuerpo le pedía descanso, su mente le suplicaba que saliese, pero no, no había escapatoria de aquél lugar —Por favor— Sollozó intentando de nueva manera, pero desafortunadamente el soldado hizo caso omiso de sus suplicas, tomó el brazo derecho de la menor con bastante dificultad, pues la chica batallaba, forcejeaba todo lo que su cuerpo le permitía, trataba de retrasar lo inevitable, el soldado harto de aquella estúpida situación, le dio un golpe con su mano izquierda la cual estaba libre, haciendo que la chica voltease su rostro, y se mantuviera quieta, aplicó la inyección satisfecho de su proceso escuchando como la menor caía de nueva manera al frío suelo, volvía a estar inconsciente.

// 1 año después, Sokovia// //Actualidad//

Debido al contexto del lugar, se obligó a agudizar sus sentidos, escuchando cada conversación que tuviera lugar cerca de ella, cada explosión que podía detectar de aquella ciudad, estaba al tanto del mínimo ruido, y tenía que ser así, de lo contrario, la probabilidad de fracasar aumentaría; corrió tratando de pasar lo más imperceptible posible, su objetivo era infiltrarse en aquel espacio, cosa sencilla debido a las circunstancias, una vez adentro no pudo evitar observar todo a su alrededor, artefactos, planos, había de todo ahí, sin embargo su vista se detuvo en una persona que esperaba no ver, se supone que no se encontraría con él, pero ahí estaba, se sintió palidecer al instante, su respiración bajó de ritmo, tratando de desaparecer, de hacer el mínimo ruido, retuvo las lágrimas que amenazaban con salir, y sin saberlo, todo su cuerpo temblaba de manera nerviosa, trataba de controlarse, pero no podía, aquello era un golpe emocional demasiado fuerte para ella; inhalo reprimiendo aquello, esa actitud no era la adecuada y tampoco era la necesaria para aquella misión, al estar en mejor estado lo volvió a enfocar a él, pero, no, ya no estaba solo, sus sentidos de manera automática se activaron poniendo a la chica alerta.

Una chica castaña se acercó a él con un paso lento, discreto, sabía que él no la había notado, no, no presentía nada bueno, todo su cuerpo de manera involuntaria dio señales de querer salvarlo, inclusive había dado un paso adelante sin que ella lo supiese, y antes de dar otro paso se obligó a detener, uno de sus objetivos era no ser vista, ¿Qué clase de soldado era si actuaba con sus impulsos? Todo su entrenamiento se basaba en ello, en saber reprimir lo innecesario para cada misión, en no estropearlo. Retrocedió el paso dado esperando que nadie la haya notado, el aire volvió a ella al ver que todo seguía "normal", por más que le disgustase su función era de simple espectador, no debía ni podía interferir; observó como la castaña al fin había llegado a él, y no solo eso, una estela roja había aparecido en ambas manos las cuales pasó por la cabeza de él, sus ojos se iluminaron por un breve instante haciendo preocupar a la chica, tenía que protegerlo, quería hacerlo, pero antes, debía de saber que le habían hecho.

Second ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora