Los sábados solía levantarme tarde, bajaba a desayunar, me ponía ropa cómoda y salía a hacer un poco de jardinería. Mi mamá dice que tengo buena mano con las plantas, así sea invierno, o llueva o la tierra tiemble, mis plantas siguen de pie, siempre frondosas y bastante coloridas. Es bastante gracioso, cuando mamá lo intentó, un seto de rosas se marchitó completamente. Papá le hace burla cada vez que ella intenta regar una pequeña maceta que tiene en la cocina.
Terminando mi rutina de jardinería, me baño y me preparo para ir a ninguna parte.
Por desgracia ese bello momento de no hacer nada conmigo misma fue interrumpido cuando sonó la puerta de mi habitación.
-Lucas te busca abajo hija, deberías bajar ya.- Dijo mamá con un raro gesto de emoción. Me dirigí hacia la sala de estar e irónicamente, el estaba ahí. Sostenía un ramo de rosas, envuelto en papel mache color rosa, con un listón blanco.
-Linda tarde Amanda Jones, igual que tu...-
-¿Son para mi?-
-Prometo que la próxima vez traeré unas para tu madre también.- Y ahí estaba de nuevo, su enorme sonrisa y sus ojos azules brillantes. Olía a una fragancia un tanto poderosa para su personalidad, y su cabello lucia perfectamente peinado. Aun no entendía que hacia el tras una chica como yo.
-Gracias, no esperaba que vinieras, ¿Qué te ha traído aquí sin avisar?- Le cuestioné.
-Creí que caer de sorpresa sería un lindo gesto, pero si quieres me marcho.-
-¡NO!- Mi padre gritó desde las escaleras.- Es decir, no tienes porque marcharte, podrían ir, no lo se, tal vez al parque y tomar un helado.-
-De hecho yo tengo una agenda apretada y no tengo tiempo de sobra para....-
-Pero si no tienes nada que hacer hoy Amanda, vamos, sal y distráete un poco.- Mi padre me miro, y subió las escaleras.- Y ni se te ocurra decir que no- Agregó al llegar hasta arriba.
Pase la tarde con Lucas y hablamos de nuestras infancias, de hecho fue bastante raro. Las conversaciones aburridas de Lucas comenzaban a parecerme familiares, eran cálidas, como si tuviera una conversación con un adulto de la tercera edad. De esas que están llenas de secretos, y palaras raras.
Me compró un helado de chocolate, y se ofreció a llevarme de vuelta a casa.
-No tienes porque hacer esto Lucas..--¿Disculpa? Tu.....tu ¿ya los sabes?.- Dijo bastante temeroso
-Lo único que se Lucas, es que no tienes que salir conmigo por lastima. Es decir la paso bien, pero no se porque tengo la impresión de que no haces esto por gusto.
Me miro muy desconcertado, como si acabase de decir algo sumamente inapropiado.
-Te veo el lunes Amanda, descansa.
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Por favor, quédate. -
RomanceAmanda es estudiante de preparatoria, su vida es de lo más ordinaria, y lo suficientemente aburrida para cualquier otro adolescente. Hasta que su vida da un giro de 360° cuando, Barry, un chico de intercambio llega a su escuela. No es otra histor...