-Jóvenes, hoy llega un nuevo alumno de intercambio, viene desde España, y espero que le den una cálida bienvenida.-
Dios mío, que perfección. No pude disimular lo maravillada que quede con la llegada de aquel chico. Ojos color café oscuro, fríos y apagados. Sus labios, húmedos y bien definidos; y ni hablar de su cabello, su porte, su estilo, esa altura perfecta. Me gustaban los chicos que eran caballeros, en fin príncipes o eso creía, pero él, se veía que era un tipo rudo, y me encantaba. ¿Puedo decir que fue amor a primera vista?
-Muchachos, les presento a Barry Quintero. Barry, adelante, toma asiento. Bienvenido.- Sentí por un momento que me miraba, y admito que me sentí intimidada. Pero no, ¿Por qué habría de mirarme a mi?
Se sentó en la siguiente fila a la mía, un asiento más adelante del mío. Podía ver a la perfección su cuello y el lunar que estaba cerca de su oreja. Sabía desde que lo vi, que un chico como el no se fijaría jamás en alguien como yo. Se convertiría en un chico popular, saldría con la líder de las porristas, todas morirían por el, y todos los hombres y idolatrarían. Sin embargo no podía dejar de pensar en lo hermoso que era.
En el receso, se sentó solo en una mesa. Estaba decidida a ser la primera en hablarle, quería poder conocerlo, estar cerca de el. Así que caminé hacia la mesa donde se encontraba y antes de que pudiera darme cuenta, un trio de chicas se acercaron a el y comenzaron a coquetearle.
Pero claro Amanda, no eres una chica linda ¿Por que te haría caso?
Llegando a casa subí directamente a mi cuarto, comencé a probarme ropa nueva, a peinarme de diferente manera, intente maquillarme lo mejor que pude. Quería llamar su atención, quería que se fijara en mi. Nunca un chico había llamado tanto mi atención.
Al día siguiente opte por usar un look un tanto extravagante, algo rockero; use un pantalón y chaqueta de cuero, botas alta de tacón, me alborote el cabello y use un potente labial rojo. No me importaba lo que pensaran los demás, si el me notaba, valdría la pena, total y completamente.Llegue tarde por primera vez al salón de clase, cuando entré todos se quedaron mudos. Creo que fue bastante la impresión que cause. Pero ahí estaba el, y , me miró. Su mirada me bastó para saber que yo existía.
Ese día por lo menos diez chicos me invitaron a salir. A la hora del almuerzo dos chicos quisieron sentarse conmigo, pero los rechacé. No veía a Barry por ningún lado. Estaba formada en la fila de la fruta y mientras me servía una porción de fresas escuché una voz gruesa dirigiéndose a mi.-Deberías quitarte esas botas, se ve que te están matando.-
Fue tanta mi sorpresa al mirar que era Barry quien me hablaba. Me quedé congelada, no pude dejar de ver sus ojos que me miraban como si fuera la más ridícula de mundo.
-Sí...- Fue lo único que pude decir. Barry alzó una ceja y se dirigió a la fila de las bebidas.
¡Pero que estúpida eres Amanda Jones! Me repetía una y otra vez en mi habitación. El chico de mis sueños me había hablado, y yo solo pude decir "si". No cabía duda de que realmente era la chica más patética del mundo.
No pensaba seguir vistiendo extravagante ni llamativa, Barry tenía razón. Esas botas me mataban, y esos pantalones tan ajustados me causaban picazón. Y ni hablar de la chaqueta, moría de calor.
Sin duda....soy la chica más estúpida del universo.
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Por favor, quédate. -
RomanceAmanda es estudiante de preparatoria, su vida es de lo más ordinaria, y lo suficientemente aburrida para cualquier otro adolescente. Hasta que su vida da un giro de 360° cuando, Barry, un chico de intercambio llega a su escuela. No es otra histor...