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Un mes. Hace un mes, Draco lo había sorprendido en Hogsmeade. Hace un mes ambos estaban, oficialmente, de novios.
Estaban a 14 de diciembre, para ser más específicos. Hace exactamente un mes que salían.
Harry se levantó de buen humor, ese día lunes en específico, tenían planeado ver el patronus en DCAO, y últimamente tenía muy lindos recuerdos.
Draco, por su parte, se arregló con especial esmero y usó su colonia francesa. Dejó su pelo libre de gomina porque Harry le había dicho lo mucho que le gustaba al natural. Había comprado por lechuza unos chocolates belgas para su chico.
Se encontraron frente al Gran Comedor, el mayor le dio los chocolates a su chico luego de un pequeño beso en los labios.
El moreno le agradeció mientras pensaba en usar ese momento para invocar su Patronus, pasando pot alto la mirada de decepción de Draco cuando no hizo ningún comentario sobre su primer mes como novios.
Se fueron juntos a la sala de DCAO y Alex, el nuevo profesor, que había egresado cinco años antes y tenía una sexy barba que cautivaba al rubio, comenzó la clase; cómo  el espacio era my pequeño para que todos practicaran, salieron a los jardines, aprovechando el día  semi soleado, inusual para la época.
Habían estado practicando la forma incorporea del Patronus, ese día  por fin les sería revelada su forma, aunque debido a la guerra, algunos habían tenido que aprender a hacerlo antes de tiempo.
Draco, por su parte, no estaba de humor. Este empeoró al intentarlo durante media hora sin descanso, sin resultado alguno.
El profesor se acercó a Draco, quien era el único que durante esa clase no había podido conjurar el Patronus corpóreo. Se encontraba a la orilla del lago, alejado de los demás.

— Piensa en algo o alguien que te haga muy feliz— el rubio no pudo evitar sentirse nervioso al sentir la mirada del sexy profesor sobre él, tragó con fuerza y suspiró, recordó los tiempos de su infancia, cuando jugaba  al quidditch con Dobby, y conjuró el Patronus, pero recordó cómo  su tía lo había asesinado, y la voluta blanca se disolvió otra vez—. Sigue intentando con distintos recuerdos, ya casi lo tienes.

El profesor se alejó sin poder ayudarlo, frustrado. ¿Cómo les iba a dar consejos a esos niños, si eran héroes de guerra? Él había pasado la guerra cómodo, lejos de todo en Canadá con sus primos; esos niños habían  sufrido en carne y hueso, habían sido torturados, la mayoría había matado a una o más personas para sobrevivir o había vivido escondido en la clandestinidad. Pero el destino de ese chico en particular, le ponía la carne de gallina; en vez de escapar, él tuvonque quedarse en casa y pretender que nada estaba mal, hacerle frente a situaciones límite sin pestañear.
Volvió a las puertas del castillo y se dejó caer en los escalones con un suspiro, para seguir vigilando a loa adolescentes. Mientras tanto, Draco luchaba por no dejar salir las lágrimas mientras veía como los Patronus de los demás recorrían la estancia.
Un ciervo se acercó galopando hacia él, miró al dueño de este, que lo miraba preocupado, el Patronus desapareció.

— ¿Malfoy?— el aludido bajó la mirada, pero sus rubias pestañas no lograron ocultar la húmedad de sus ojos, Harry se acercó rápidamente a él  y lo abrazó—. Tranquilo, ya te saldrá, a mí también me costó un montón, de no haber sido por Lupin...

— Potter— siseó con ponzoña en su oído, causándole un escalofrío, un momento  después, sintió las manos de su novio acariciar su nuca con cariño —.Eres un maldito despistado. Maldigo el día en que me ena-

Cortó el diálogo, cohibido. Harry soltó una risita nerviosa, sus mejillas se sentían  calientes, y aunque no podiaq ver la cara de su amado, sabía que él también estaba sonrojado.

— ¿Y ahora qué hice?— susurró apoyando su mentón en el hombro del rubio, disfrutando inocentemente del contacto, aunque preocupado por haberla cagado de alguna forma.

— Deberías saberlo— alegó el otro, besando la parte de cuello que asomaba sobre la corbata. Harry río por lo bajo ante el contacto.

— Hay muchas cosas que debería saber, pero que no sé, Malfoy, así qué... ¿Me dirás que he hecho?

Él rodó los ojos, y se separó un poco, sólo lo suficiente para mirarlo a los ojos, sus labios rozandose, sin llegar a tocarse, pero sus alientos mezclándose.

— No. — Draco rompió la distancia  entre sus bocas, besandolo con ternura, disfrutando del aire frío, las manos de su novio entrelazadas en su espalda baja, el tacto de los pelos cortos en el cuello de este, sus labios juntos, sin ñrofundizar, declarandose su amor con los ojos cerrados, sólo disfrutando el uno del otro...

El sonido de una cámara y un flash los sacó de su burbuja de golpe, miraron  a la chica llamada Hanna Abbot, de Hufflepuff, que sostenía una cámara mágica, ambos rieron nerviosamente, algo sonrojados.

— lo siento, es que... Tenía que hacerlo— Draco estuvo tentado a pedirle que borrara la foto y hacerla orinarse encima, pero al sentir la mano de Harry en su cintura, decidió dejarla con su dignidad intacta, y sólo dedicarle una mirada de odio marca Malfoy, la chica se retiró feliz de la vida, canturreando por lo bajo.

— Trabajemos en ese Patronus, me pareció ver un hurón hace un rato

—b

romeó el moreno, su congénere  golpeó suavemente su hombro.

Al cabo de veinte minutos, Draco encontró una serie recuerdos lo suficientemente buenos; cuando jugaba con Dobby, cuándo fue nombrado Slytherin y le mostró la boleta de calificaciones a su padre, cuando robó la ropa de Crabbe y Goyle en el baño y ellos fueron en bolas hasta la sala común, el alivio al no ser llevado a prisión, la felicidad de estar con Potter, tener amigos de verdad como Zabini y Greengrass.
El Patronus que conjuro fue un hermoso búho, que desplegó sus majestuosas y brillantes alas para volar sobre sus cabezas, la felicidad que sintió por el logro lo hizo soltar una carcajada.

— Feliz primer mes, Draco— escuchó a su lado, el aliento de Potter lo hizo estremecer, sonrió mientras lo besaba.

— Feliz primer mes, Harry.

Second Chance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora