D

28.9K 2K 116
                                    

Desde que Harry había vuelto a Hogwarts para completar su último año de educación mágica, Malfoy no se le había acercado.
Llevaban dos meses de clases y Potter comenzaba a extrañar las riñas que tenía todo el tiempo con el rubio, pero este parecía no querer mirar al Salvador, así que decidió afrontarlo un día luego de Astronomía.
Draco siempre se demoraba luego de las clases, a veces conversando con sus amigos y otras simplemente guardando sus cosas. Para suerte de Harry, está vez estaba solo.
- Malfoy- lo llamó, el aludido se dio la vuelta, mirando con fingido desagrado al de lentes.
- ¿Qué se te ofrece, Potter?
El anteriormente mencionado se sintió intimidado. Comenzaba a lamentar el haber ido a hablar con él, ¿Qué se supone que debería decir?
- ¿Me estás evitando?- preguntó de improvisto, tratando de hacer tiempo y que las palabras vivieran mágicamente a su cabeza.
- ¿no es obvio?- preguntó el otro con sarcasmo antes de guardar el último pergamino en su mochila.
- ¿por qué?
- porque es incómodo- Dijo rodando los ojos. Se cruzó de brazos y miró a Potter con impaciencia-. Al grano, Potter, no tengo toda la noche.
El moreno limpió las palmas de sus manos en la tela su túnica, antes de hablar con la boca seca. Decidió ser directo.
- Megustas - soltó quizás demasiado rápido, el otro lo miró sin comprender. Sintió un alivio en su pecho luego de decirlo, y lo repitió más despacio para Draco-. Me gustas, Malfoy.
El rubio lo miró con indiferencia, nunca antes se había sentido tan expuesto. Se sentía como si estuviera de vuelta en cuarto año, con la multitud tras la espalda y un dragón frente a él. Sólo que ahora estaba sólo con el dragón, en un cuarto cerrado.
- ¿desde cuándo?- preguntó el más alto sin cambiar de expresión, quizás dejando atrás la mueca de asco, y olvidando el tono condescendiente, para pasar a uno completamente profesional. El castaño cambió el peso de su pierna a la otra, incómodo por la falta de respuesta y de sentimientos en su congénere.
- desde sexto año- confesó extrañamente aliviado y preocupado a la vez, las mariposas en su estómago haciendo una fiesta con lo que parecía un zoológico invitado.
El rubio lo miró de pies a cabeza, Harry de repente sintió pánico. Pensó que sus ojos podían desnudarlo y que lo juzgaban, quiso cubrirse y salir corriendo. Como todo un Gryffindor.
- ¿Qué esperas, al decírmelo?- la vista de Draco se detuvo en las manos del menor, que estaban apretadas en puños.
- yo... No lo sé- Potter se sentía estúpido. Realmente había creído que tenía una oportunidad. Debió haber escuchado a Ron, que le pidió no hacerse muchas ilusiones, en vez de Hermione, que lo alentó a declararse-. Supongo que sólo quería que lo supieras.
- Respuesta incorrecta, Potter- dijo cerrando su mochila y poniéndose la mochila al hombro, dándole la espalda para ocultar la sonrisa que le provocaba ver a su ex enemigo sonrojado frente a él-. Te daré una segunda oportunidad.
Harry frunció el entrecejo rápidamente, pensando a toda máquina. Se fijó en Draco, quien le daba la espalda, en su postura regia, y vio sacudirse sus hombros. Como si riera. La ira lo invadió.
- no te burles de mis sentimientos, Draco Malfoy- se arrepintió en cuanto lo dijo, sonaba muy marica para su gusto. El aludido se sorprendió al escuchar su nombre en los labios de Cara-rajada, y deseó con fervor que se repitiera.
Se acercó de improvisto al moreno, quien retrocedió unos pasos, chocando con la puerta. La cara de Malfoy estaba a tan sólo unos centímetros de la suya, incluso podía sentir el aliento del mayor sobre sus labios, que formaban una sonrisa burlona. Se quedó embobado mirándolos.
- no me burlo, Harry Potter- la sonrisa del rubio se desvaneció. Estaba nervioso. Tenía a su crush a tan sólo un par de pulgadas. Si se inclinaba tan sólo un poco... Lamió sus labios, pudo sentir el calor que irradiaba el otro. Contuvo un gemido. Por su parte, el nombrado estaba teniendo un paro cardíaco ahí mismo; ¿Sería posible que Malfoy le estuviera siguiendo el juego?-. Te has vuelto a equivocar con la respuesta. Debías tener esperanzas, Potter. ¿No eres un Gryffindor?
- ¿eso significa que tengo oportunidad?- el torpe chico preguntó, el otro se quitó la mochila con un gesto teatral, sin alejarse del de lentes.
- Sé valiente y averígualo- el reto se extinguió, porque Harry no lo dejó terminar. Sus manos tomaron un platinado mechón que caía sobre su frente, sintiendo lo suave del pelo de su contrario. Su mano viajó a la nuca de este, quien disfrutó del toque con los ojos cerrados.
Sus labios se encontraron por primera vez. Fue un beso simple, de labios cerrados. Los ásperos labios mal cuidados y mordisqueados de Potter con los pulcros y seductores de Malfoy. Draco llevó inconscientemente sus manos al cuello de Harry, quien no cabía en sí de felicidad porque el rubio respondía al beso.
Se separaron lentamente mientras abrían los ojos, juntando sus frentes, devolviéndose las miradas.
El gris de la tempestad con el verde del bosque. El rubio pálido del amanecer con el azabache de la hora más oscura de la madrugada. La torpeza misma con la elegancia en persona. Unidos por un sentimiento, por un secreto mal guardado, semiculto por años.
- si vas a estar conmigo, Potter, tendrás que aceptar que no tengo un corazón de oro- el más alto fue el primero en hablar, sus ojos le dejaban ver al menor más inseguridades de las que su voz demostraban.
- pero tienes un corazón, Malfoy, y me responde a mí. Eso es lo que me importa.
La mano de la elegancia tomó la de la torpeza y la llevó a su pecho con suma delicadeza. Sus latidos se sentían fuertes y claros, rápidos y constantes.
- Por nadie más- dijo, aún mirándolo a los ojos, el moreno lo miró confundido-. No ha latido por nadie más de esa forma, Potter. Nunca.
- Pues, nunca me había sentido tan feliz, Malfoy. Nunca.

Second Chance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora