Capitulo XXIV

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Daniel, esta vez no estaba sentado como todos los días que visitaba a Diana. Esta vez, él se encontraba parado frente a ella.

-Una vez, estabamos hablando de las cosas que habiamos hecho en nuestras vidas. Llegamos a un punto donde solo contabamos las cosas malas, y sin ninguna sorpresa, era yo quien narraba la mayoria de las veces. Hasta que te conoci, entendi que no hay que ser un completo idiota para tener las mejores historias. Desde el comienzo fuimos polos opuestos, personalidades diferentes, pero siempre encontrabamos la manera de encajar entre nosotros, sin necesidad de forzar aquello. Y reiamos, reiamos de las cosas más absurdas, clichés y baratas de este planeta. Eras, no, eres mi neblina Diana. Me tienes cegado ante cualquier situación; tus palabras, tus ojos, tus pensamientos, tus rimas y versos, hicieron que me cegara y no viera nada o nadie más que a ti. Dos noches sin ti era el peor castigo que puedo resivir.-las lagrimas se acumulaban en sus bellos ojos miel.

La puerta de pronto se abrio.

La mirada de aquella persona era triste y cansada, y ya hacia mirando hacia la camilla, haciendo caso omiso del chico. Se acercó hacia ella lentamente, una vez lo suficientemente cerca, volteó y miro al chico.

-He sabido de todas tus visitas hacia mi hija.-hablo.

-Nunca la dejaría sola, señor.

El hombre mayor se sentó en la silla junto a la camilla. Tomó la mano de ella y dijo:

-Ella siempre pensaba en ti, no lo decia, pero yo lo notaba; emergia una sonrisa inesperada. Te jusgue mal, lo sé. Pero era para su protección-y la miro-, no queria que ningún bastardo le rompiera su corazón.

-No me atreveria a hacerlo o pensarlo si quiera.

Daniel, se acerco lentamente hacia el hombre.

-Sé que lo sabia, todo este tiempo usted lo supo y nunca dijo nada, ni siquiera contactarme y hablar. ¿Por qué?

El hombre volteó y lo miro:

-Ni siquiera yo lo sé. Era tanta mi confianza en ella que llegué a confiar en ti. O simplemente, no queria alejarte y ser yo quien le rompiera el corazón.

Ella neblina. El obscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora