+ No pensé que esto fuera tanto trabajo –admito seleccionando una madera.
+ Debo confesar que yo tampoco. Creí que llevaría poco tiempo. –Dice comenzando a martillar.
+ Me volveré loca al final del verano.
+ Te volverás loca de amor, Lea. Recuerda lo que dije. –Me guiña un ojo.
+ Ya lo creo. Ahora dime, ¿cómo piensas hacer eso si no he conocido ni a un solo chico de aquí?
+ Oh, -pone una mano en su pecho exagerando- has dañado mi corazón. ¿No has conocido a ningún chico? Gracias por hacerme saber que soy un perro. –dice haciéndose el ofendido.-
+ Lo siento, -digo entre risas- no creí que quisieras que me enamore de ti.
+ Has perdido tu oportunidad. –finge secarse una lágrima y sigue martillando.-
+ ¿Sabes? No serías un muy mal partido. –digo aun riendo-
+ Oh si, con eso lo arreglas Wells. Ya has roto mi corazón, ahora sigue trabajando. –Me señala con el martillo y después de unas risas de mí parte, seguimos trabajando.
- -
El sol se puso fuerte a eso de las dos de la tarde, cuando con Noah terminamos de comer. Estuvimos tres horas trabajando sin parar, pero el calor ya nos era inaguantable; por lo menos, para mí lo era.
+ Vamos, Noah. Es sólo un helado. –Insistía mientras le seguía los pasos.
+ ¿No era que no te gustaba más el helado? –dice aún sin mirarme.
+ ¡Fue un decir! –digo ya frustrada, palmándome la frente- Ya no me gusta tanto como antes, pero ¿A quién no le gusta tomarse un helado una tarde calurosa como hoy? -Levanto mis manos al cielo-
+ Si digo que sí, ¿dejarás de seguirme? –se frena de repente causando que me choque contra su espalda y me mira-
+ Oh sí, claro que sí. Te doy mi palabra.
Minutos después, estábamos rumbo a la pequeña heladería del pueblo.
+ Noah, estás muy callado. –Acuso, mirándolo de reojo-
+ Tú estás muy charlatana.
+ No lo creo, siempre soy así y en estos días no he sentido que hablaba sola hasta hoy.
+ Me conoces hace días, no sabes como soy realmente. –dice tajante y decido no contestar.
Llegamos a la heladería y debimos esperar unos breves minutos para ser atendidos. Luego cada uno pidió sus gustos de helado y tras haber pagado, salimos de la tienda y nos sentamos en un banco que había en la vereda.
+ Tienes razón. –digo interrumpiendo el silencio que nos rodeaba.
+ ¿Qué dices? –Por primera vez después de un rato, me mira.
+ Que tienes razón, no te conozco. Pero... -lo miro a los ojos- me gustaría hacerlo.
+ Eres imposible, Lea Wells. –Dice negando con su cabeza pero con una sonrisa en sus labios.- Y bien, ¿qué quieres saber de mí?
+ Mmm, dime. ¿Qué te gusta hacer?
+ Me gusta todo lo que tiene que ver con la música. Se podría decir que esa es mi pasión.
+ Oh, ¿Tocas algún instrumento?
+ Toco la guitarra y el piano. Son los instrumentos que más me gustan, ¿Sabes? Fue mi abuela quien me enseñó a tocar el piano en su último verano conmigo. Yo era muy pequeño, como te había contado. Fue el mejor regalo que pudo darme antes de partir.
+ Eso es muy tierno, y es lindo que haya dejado algo que más adelante definiera tu vida. ¿No crees? –Digo y meto una cuchara de chocolate en mi boca.-
+ Sí, lo es. Aunque aún no estoy seguro que haré. No es fácil irme de aquí así sin más.
+ Lo que es bueno nunca es fácil Noah. Deberías saberlo.
+ ¿Qué tal si hago todo el esfuerzo que conlleva y hago que mi familia se esfuerce por mí, para que termine fracasando? –me mira con su ceño semi-fruncido.
+ Creí que eras más inteligente, Griffin. –Suelto con sinceridad.
+ ¿Disculpa?
+ Lo que escuchaste, pensé que no eras esa clase de persona que deja ir su sueño por un simple miedo a fracasar. La vida es mucho más que eso, no es fracasar o tener éxito, es arriesgarse, jugársela por lo que a uno le hace feliz. Deberías intentarlo, y ¿Sabes, Noah? Si fracasas, tendrás la certeza de que aunque sea te esforzaste por cumplir tu sueño. Hay tanta gente que llega a su etapa final en su vida cuestionándose que hubiese pasado si... Creo que ese es el mayor fracaso, saber que pudiste hacer más, pero que simplemente no te animaste, no quisiste arriesgarte. Pero ojo, eso no es el éxito. –Lo miro fijo a los ojos- tener éxito es irte a acostar feliz porque estas en el lugar indicado, con el gran honor de hacer lo que te gusta, y estar con las personas que te hacen bien. Noah, -agarro su mano y él no deja de mirarme a los ojos- el éxito no es una gran suma de dinero en tus cuentas bancarias, ni tener un lujoso auto o una casa inmensa; tener éxito es estar bien con uno mismo, es serle fiel a tus principios y a tus sueños. Renunciar antes de intentarlo, eso te garantiza un gran fracaso en fin. Así que escúchame bien, -él se endereza, prestándome toda su atención- si tú te esfuerzas, y lo intentas, ya habrás ganado. Tal vez, no salga todo como lo planeabas en un primer intento, pero no debes desistir, debes luchar por ello y un día, te despertarás sabiendo que lo lograste. Ese día... Ese día, -hago una breve pausa- sabrás que eres la persona más exitosa de este mundo.
+ Wow. –Dice de repente.- Tú... me has dejado sin palabras.
+ Lo sé, suelo causar ese efecto en los hombres. –Digo y nos reímos. Después de eso se produjo un silencio, pero ya no era un silencio incómodo, más bien era reconfortante.
- -
+ ¿Quieres ver una película? –Digo asomando mi cabeza por la puerta de la habitación de Noah.-
+ Mmm, -Mira el libro que yace en su regazo y espera unos segundos antes de responder- Está bien. –Cierra el libro y lo deja sobre la mesita de noche.-
+ Claire se ha ido, así que no molestaremos con la televisión prendida en el living. –Le cuento mientras bajamos las escaleras-
+ ¿Y qué película veremos?
+ Hachiko.
+ ¿Esa es la del perro? –Asiento- ni mi novia logró que la viera –dice y se ríe-
+ ¿Novia? –pregunto sin pensarlo y al instante me arrepiento. Me salió un tanto ¿decepcionada? Oh dios.-
+ Ex novia quise decir. –me mira divertido- ¿A caso te molesta que tenga novia?
+ No, eh, -digo tartamudeando y me golpeo mentalmente por el mal momento que me estoy haciendo pasar- Claro que no me molesta, me da igual, Griffin. –Digo tratando de recuperar mi dignidad.
+ No lo parecía, Wells. –Carcajea y se acomoda en el sofá, yo pongo los pochoclos entre medio de los dos, evitando cualquier contacto indeseado.-
Dos horas después la pantalla de la televisión estaba en negro y no paraban de caer lágrimas por mis mejillas. Noah saca el recipiente vacío donde antes había pochoclos y lo coloca en la pequeña mesa que hay delante. Luego se acerca y pasa su brazo por detrás de mis hombros y yo inclino mi cabeza para apoyarla en su pecho. El me acaricia el brazo y me reconforta por unos minutos que parecieron eternos, estaba tan cómoda...-En ese instante entró mi abuela y de un salto nos separamos, volviendo a la normalidad otra vez.
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Se dice amor
Romance+ Volveré a casa -dije un tanto apenada, pero segura de lo que decía. + Bien -se limitó a decir y sonó frío. Sin ningún rastro de tristeza en su rostro, ¿me dolió? Claro que sí, pero así debía ser. Así fue como terminamos con Noah, esta historia que...