El Entrenamiento de Luis

23 2 0
                                    


Víctor

-Dos años han pasado desde que entré a formar parte del grupo de los caballeros, desde que estoy aquí todo estó se me ha hecho cuesta arriba, no hago más que hacer muchos ejercicios de distinta forma, ya sea con o sin espada. Pero eso no es lo que más me preocupa, el problema es que ahora estoy solo, no tengo a nadie, ni siquiera he encontrado a mi hermano mayor, y estaba convencido de que estaría aquí. ¿No estará por algún casual donde los... ángeles? No puede ser, debo subir categorías para estar al lado de Alejandro y ver quiénes se encuentran en cada rincón del castillo Yelmo.- pensaba Víctor.

Víctor tenía un puesto entre los caballeros un tanto desagradable, era cuestión de tiempo llegar a ese cargo tras subir dieciséis veces. El trabajo era bastante sencillo aunque duro de ver, porque se encargaba de sonsacar a los ángeles secuestrados, las palabras que son la clave para activar el pergamino, utilizando una multitud de métodos de tortura, entre ellos cortar las alas a lo ángeles.

-¿Qué pasa, otra vez pensando, Víctor?- sonó una voz femenina a lo lejos

-Eso no te incumbe-respondió Víctor mientras esbozaba una sonrisa-María...

María era la compañera de trabajo de Víctor, había otros seis más pero ellos eran los únicos que hacían torturar a los ángeles. Ella tenía el cabello pelirrojo, y suelto, además de echarse gomina en la parte frontal para que los pelos no se le vinieran a la frente. Sus ojos eran de un color rojo rubí que penetraban la mirada con nada más mirarlos, estas son las principales características que describían a la perfección a María. Al igual que Víctor, ella vestía una armadura de un color rojo aunque con partes negras.

-¿En qué piensas? ¿Otra vez en tu hermano mayor?-preguntó María mientras reía. Esto hizo que Víctor, como de costumbre, se fuera de la sala y que María le persiguiera por casi todo el castillo. Pero en un movimiento inesperado Víctor se dio la vuelta cogiendo de la pechera a María y pegándola contra la pared.

-Ni se te ocurra volver a hablar de mi hermano mayor como si no te interesara su presencia ¿¡Entendido!?-avisó Víctor- si estoy en este espanto de trabajo de este castillo es... por un momento nada más. No me quedaré mucho más tiempo, subiré de nivel o categoría, como quieras llamarlo. Además... -añadió- que yo sepa subiré dentro de poco, he conseguido subir dieciséis escaños en dos años.

-Eso es porque le caes bien a Alejandro así que no te hagas ilusiones- comentó María-¿Me puedes soltar?- preguntó, pero él no lo hacía. Le miraba con una mirada profunda e interesada en que ella pronunciara por su boca simples palabras. Con un suspiro las pronunció- prometo no mencionar a tu hermano mayor, hasta tú o mi muerte- con ésto Víctor la soltó. María se sacudió la pechera y a continuación le preguntó -¿Y cómo se llama tu hermano?

-Eso es justo lo contrario a lo que habías prometido hace un momento -respondió él orgulloso. Y con pasos grandes se alejó de allí

-¡Víctor espera!- insistió María

-¿Qué quieres?-gruñó Víctor

-¿Me cedes tu patrulla en el pueblo celestial?- preguntó inocentemente

-Haz lo que quieras- Finalizó, y se fue de allí, en dirección a lo más alto del castillo Yelmo, lugar donde residían todos los caballeros de alta clase

Sarael

Finalmente acabó llegando ese día en el comenzarían tanto Sarael como Michael su entrenamiento. A Sarael se le pasaron los días como cuando se derrite un cubito de hielo en pleno invierno. Sin embargo a Michael, se le pasaron como las tormentas de verano.  En vez de que Michael fuera a buscar a Sarael a su casa, se cambiaron las tornas, ya que fue Sarael quien se presentó en casa de Michael ,sin previo aviso, a las 5:30 de la madrugada, Sarael llamó a la puerta para no perder el tiempo, aunque sabía perfectamente que podían llegar a la choza de Luis en menos de 5 minutos.

Ángeles y Caballeros: la resurrección de dos mundos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora