La Batalla Final

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Erick

Todo el mundo estaba expectante a que la barrera protectora cediera de una vez por todas, Julieta se encontraba en la parte alta del palacio, encargándose de los arqueros, en cambio la gobernante Akuelia se situó a las puertas del palacio Alado, moviendo los labios y recitando las palabras que ponen el pergamino de la perdición de los caballeros, en cambio Erick se encontraba abajo, en la quinta línea de pelea, y su mejor amigo Dakk, se encontraba a los laterales de las mútiples líneas que formaban los ángeles.

Los árboles, poco a poco comenzaron a desvanecerse, y se oyó a Julieta dar la orden de tensar el arco a sus arqueros, el plan era sencillo, esperar a que a los arqueros se le acabaran las flechas y entrar al ataque. Todos los ángeles estaban preparados, tenían armas en la mano para defenderse en contra de los armadurizados caballeros.

Akuelia finalizó las palabras del pergamino, y una gran esfera se formó en el altar que se encontraba en un lateral de la mitad del campo de batalla

-¡Debéis resistir hasta que la esfera de luz se recargue por completo y extermine a todos los caballeros! -Gritó Akuelia. Todos respondieron con un sí o asintieron con la cabeza, nadie se negaba a ir en contra de las órdenes de Akuelia puesto que sería lo último que hicieras en tu vida.

Se veía en el fondo la esfera de luz, que se agrandaba y lucía cada vez más. Los árboles cedieron de una vez por todas, dejando el campo de batalla libre. Comenzaron a lanzar flechas lo arqueros dejando malheridos a los de la primera fila de caballeros, tanto caballeros como ángeles se dirigieron hacia la batalla, algunos se quedaban atrás puesto que habían encontrado a un caballero con el que pelear, la principal misión para los ángeles era exterminar al gobernante a parte de esperar a que la esfera de luz diera sus resultados.

Erick voló por el campo de batalla, y se dirigió hacia lo caballeros más novatos y débiles para acabar con ellos rebanándoles el cuello, pudo haber luchado en cinco minutos con quince caballeros, y por más que intentaban cogerle para que no vuelva a alzar el vuelo, él era mucho más rápido. Mató a uno más pero un caballero de tez morena le lanzó una aguja con un calmante hacia las alas de Erick.

Se puso a la defensiva con aquel hombre de cuerpo ancho que le había fastidiado su primer plan, un plan infalible, y sacó su lanza zafiro bañado en diamante para darle más resistencia, en cuanto a Alzor desenvainó su espada de gran hoja, y comenzó el duelo. Chocaban ambas armas, chillaban de vez en cuando, con agileza, Erick saltó por encima de Alzor quedándose ambos de espaldas, intentó Alzor girarse lo antes posible, pero en el acto clavó Erick el puñal de su lanza al costado de Alzor, inmóvil y apoyado en el suelo intentó recomponerse, y lo hizo rápidamente debido a que se fusionó con su aura, tornándose sus ojos a un color marrón claro y brillante. Le cogió desprevenido a Erick, y se llevó un puñetazo fuerte en el hombro, dejándoselo inmóvil

-Ratas voladoras, no podrás traspasar mi fortaleza - dijo mientras dejaba caer su espada al cuello de Erick. No pudo completar su acción porque otra lanza la detuvo a tiempo. Asustado, Erick miró a quien le había salvado la vida, y distinguió a su gran amigo y antiguo tutor

-Dakk... -Consiguió decir Erick

-No voy a dejar que se termine la fiesta solo por un puñetazo ¿Verdad Alzor? -dijo mientras se dirigía al último

-Debería haberte matado, justo cuando tuve la ocasión en el castillo de la comunión -Se quejó Alzor

-Tienes unas ideas muy negativas, yo que tú me iría a un doctor a que te miren la cabeza aunque no encuentren signo de vida -Se burló Dakk. Lo último sacó de quicio a Alzor y cogió con fuerza la espada, con un grito de guerra llamó a una serie de caballeros que entorpecían su lucha.

Ángeles y Caballeros: la resurrección de dos mundos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora