La leyenda

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Julieta

Todo el mundo acudía rápidamente a la sala de reuniones, veía a Erick al fondo cruzado de brazos como de costumbre, miró a un lado y a otro, pero no veía a Sarael ¿Dónde estaría? ¿Por qué esta reunión? Un murmullo en la sala resonaba, se preguntaba la gente qué hacía allí y si tenía que ver con la barrera protectora que se deshacía poco a poco. Salió Akuelia y se puso en el centro de la mesa del salón, el murmullo desapareció pero justo cuando se sentó, comenzaron a llover millones de preguntas. Viendo que Akuelia no contestaba ninguna de las preguntas, todos los ángeles callaron por miedo.

-Estamos en guerra muchachos -Comenzó Akuelia cuando se hizo el silencio -Algunos pensaréis que estaré bromeando, pero ha llegado. Ha llegado el día de la batalla final y que finalizará con los caballeros de una vez por todas. -A Julieta le dio un vuelco al corazón -Hemos esperado milenios a que llegara este día glorioso. Nada será fácil os lo aseguro; nada se regala en este mundo, todo tiene que aprenderse con mucho esfuerzo. Ahora debéis salir al campo de batalla, al igual que yo, y dar todo lo que vuestra furia guarda hacia los caballeros. ¿Entendido? -Hizo una pausa para tomar aliento -Necesito ver confianza, verdad y decisión en vuestros ojos, haced de alguna manera que los dioses estén con vosotros, porque esta batalla no la ganaremos, sino que a bordaremos, ya que si no terminamos esta guerra de una vez por todas, la guerra acabará con nosotros. No tengáis miedo por la palabra guerra ya que básicamente se define en una serie de catástrofes que resultarán en una victoria, os lo aseguro, y la única manera de obtener la paz es luchar por ella -Comenzaron a aplaudir a silbar a esbozar sonrisas carcajadas de la razón que llevaba -Quiero a los capitanes aquí de inmediato.

Finalizó el discurso de Akuelia, y los ángeles se retiraron para equiparse todo lo posible para la batalla, Julieta fue donde Akuelia, era la capitana que dirigía a aquellos ángeles que manejaban el arco. Escuchó las instrucciones que le daba Akuelia, instrucciones a las que no se atrevió a escuchar. Los capitanes se iban de la mesa del salón de reuniones solamente se quedó Julieta que andaba despistada

-Julieta... -Comenzó Akuelia que la vio con los ánimos por los suelos -Sin piedad -Le soltó antes de dirigirse a su santuario, finalmente se fueron todos solamente Julieta se quedó allí en la sala de reuniones sola pensando en lo que debía hacer.

Michael

Les habían convocado al igual que los ángeles a una pequeña reunión donde todos los caballeros, algunos armadurizados, otros con caballos escuchaban atentamente las palabras del gobernador que se encontraba pensando las palabras adecuadas para motivar a todo un ejército, encontró a algunos caballeros conocidos, como Riccardo el mejor amigo de Víctor que andaba un poco preocupado. En cambio Víctor estaba molesto y pensativo, como siempre andaba apoyado en la columna y con los ojos cerrados, Alzor en cambio se encontraba al lado de Alejandro el cual estaba dispuesto en dar un discurso, que por lo que veía, podría resultar bastante largo. Por último María estaba en la parte de arriba, apartada de sus compañeros, veía desde allí el desarrollo del discurso

-Puesto que no soy bueno con los discursos -Comenzó Alejandro - Lo intentaré con todo mi corazón para motivar al ejército que tengo en estos momentos, y es el siguiente: Que cada uno afile la lanza, prepare el escudo, dé el pasto a los caballos de pies ligeros, ya que durante todo el día nos pondrá a prueba el horrendo Ares. Ni un breve descanso ha de haber siquiera, hasta que la noche obligue a los valientes guerreros a separarse. La correa del escudo que al combatiente cubre, sudará en torno del pecho; el brazo se fatigará con el manejo de la espada, y también sudarán los caballos. Y aquel que se quede voluntariamente, lejos de la batalla, como yo lo vea, no se librará del castigo que le deparará, porque ese signo de cobardía no será aceptado por mi, ni por ningún dios que nos mirarán durante la batalla desde allí arriba.

Ángeles y Caballeros: la resurrección de dos mundos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora