Julieta

27 2 1
                                    


Julieta

-Ésto, no me puede estar pasando otra vez, es imposible, voy a llegar tarde y me dijeron que si había otro retraso me llamarían la atención, es increíble que el castillo alado tenga tantos pasillos enormes, puede que vaya más deprisa si saco mis alas, pero sino parecerá que nos atacarán los caballeros. Aunque, puedo poner el silenciador, también sería otra opción- se paró para ver si en sus telas se encontraba el silenciador- Qué bien, me lo he dejado en la habitación, bueno da igual, ya estoy cerca, solo tengo que bajar las 500 escaleras y ya está, eso es pan comido.

Justo cuando se disponía a llegar a las escaleras, se le ocurrió la idea de ir por la parte central y bajar las distintas plantas del castillo de golpe para que cuando estuviera en la planta principal abriera sus alas y no pasara nada. Así lo hizo y cuando se encontró en la planta principal corrió hacia las grandes puertas

-Esto no hubiera pasado si no me hubiera quedado dormida-pensó, a continuación se detuvo y horrorizada vio a un hombre plantado delante de la puerta

-Llegas tarde Julieta- le anunció el hombre sonriendo

-Menos mal que eres tú, si hubiera estado Dakk, no lo hubiera contado para nada Erick.

-No te escaquees de la patrulla, es importante para..-comenzó Erick

-Es importante para que los ciudadanos del pueblo celestial, se sientan seguros con una divinidad como nosotros.-le interrumpió Julieta

-¿Por qué ha sido esta vez? -le preguntó Erick con los brazos cruzados

-Me quedé dormida sin querer- respondió Julieta avergonzada

-¿Tienes el arco?

-Sí-respondió ella

-¿Y el carcaj?- insistió Erick

-Sí- repitió Julieta

-¿Y las alas? - volvió a insitir

-No, se me han olvidado-comentó- ¡¿Eres tonto?!, ¡Si forman parte de mí!-replicó

-¿Seguro?- preguntó Erick enarcando una ceja

-¡Ay, déjame ya! -Finalizó Julieta, y con esto se fue del castillo alado, castillo donde residían todos los ángeles, se fue para patrullar el famoso y único pueblo celestial

Sarael

Se levantó a las seis de la madrugada debido a que hoy tenían día libre, además dijo Luis que lo necesitarían para el próximo entrenamiento aunque ellos pensaban que era día libre porque justamente hoy caía el día de la colada. Ya se había acostumbrado  a levantarse a primera hora de la mañana y como de costumbre, hizo las tareas de la casa con normalidad, pero justamente cuando hacía las camas, oyó unas pisadas en la calle. Nadie suele pasear a las 6:30 de la madrugada, por lo que echó un vistazo ya que descartó la idea de que Michael se levantara a esas horas después de estar un año y medio levantándose a las seis.

Tras la ventana vio una chica de cabello largo, trenzado y rubio, con ojos azules, como el cielo, su nariz pequeña al igual que sus orejas, y sus labios rojos como la sangre. Vestía, al igual que Dakk con ropas sumamente ligeras, aunque llevaba a su espalda un caracaj y un arco. Sarael se vistió lo más rápido que pudo para hablar con ella. Justo cuando salió por la puerta ya no estaba, la buscó por cada rincón del pueblo, incluso en la plaza, pero no obtuvo ningún resultado. Finalmente decidió subir a los tejados de las casas para así buscarla lo más rápido posible, y efectivamente la vio después de buscarla dos horas seguidas sin descanso. Bajó a tierra firme y comenzó a seguirla, doblaron una, dos, tres e incluso cuatro esquinas pero a la quinta desapareció

Ángeles y Caballeros: la resurrección de dos mundos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora