Azkaroth tenía un dolor de trasero intenso.
Oh, no, no era algún factor lleno de morbo en una forma especialmente homosexual. La razón de aquello era simple; era que había pasado horas con sus posaderas pegadas al asiento de un avión. Nada relacionado con esos asuntos.
En sus pensamientos llenos de colores y música, se sintió aliviado a montones cuando vio el edificio, era uno de los tantos edificios del lugar, no tenía nada que sobresaliera y era especialmente gris y aburrido. Pero el alivio de que encontró su lugar para descansar su trasero era muy reconfortante, miró a su alrededor. Sabiendo que pronto los edificios tendrían ruidos extraños saliendo de ellos, nuevamente, nada morboso. Por si se lo cuestionaban.
Subió las escaleras arrastrando su maleta, con su mochila colgada de un brazo e Infrared de Lucian en su cabeza, abrió la puerta con la llave que tenía en el bolsillo de su abrigo y examinó la habitación. Muebles que se veían duros, una sensación poco acogedora en ella y un frío increíble.
Perfecta.
Cerró la puerta con el pie y se dedicó a revisar las habitaciones, tres, todas iguales. Dejó su maleta en una y se fue al sofá de la sala, tomó su mochila blanca y la abrió, en menos de unos mintos ya tenía un porro con cannabis en su mano, armaría su hookah más tarde, por ahora se limitaría a eso.
Intentando desaparecer el estrés, se desnudó, quedando sólo en ropa interior y comenzó a fumar. Como hacía todos los días de su bella y tranquila vida.
Al menos hasta que escuchó como tocaban la puerta, no estuvo seguro de cuanto tiempo se mantuvo fumando, el tiempo nunca le pasaba cuando estaba liberando estrés... o fumando por pura diversión. Se quedó callado un momento, agudizando el oído. Aunque... sus sentidos siempre se volvían más sensibles con la marihuana, así que realmente fue algo irónico.
Escuchó una absurda maldición por la puerta. ¿Quién usaba esas palabras? Nadie que él conociera, sin duda. Aunque tomando en cuenta su pequeño círculo de amistades que se limitaba a tres personas que se metían todo tipo de cosas. Siendo comparativos, él era el que se limitaba al cannabis y no se atrevía a ir más allá.
Entonces fue que la puerta se abrió, pues siquiera de molestó en abrirla él. Pudo ver a un muchacho menudo, de grandes ojos cafés y cierta palidez. Esos ojos lo miraron primero con cierta curiosidad y luego se hicieron todavía más grandes, aparentemente alarmados de ver a un tipo semidesnudo fumando marihuana acostado en un sillón.
Ay, como si nunca hubiera visto eso.
Se retiró el porro de los labios con lentitud, el muchacho se veía escandalizado, lo que le resultó algo cómico de ver, se tomó el tiempo de desperezarse mientras el muchacho seguía en su dilema de si gritar o continuar titubeando. Se sentó y lo miró, desechó su porro al darse cuenta de que ya estaba consumido casi por completo.
—Hola —comentó Azkaroth, con una sonrisa—. ¿Quieres un poco?
El muchacho, totalmente escandalizado, se mostró algo tocado con lo que le dijo Azkaroth, quien realmente no entendió la razón por la que se sintiera tan ofendido. Tampoco entendió porque tras eso, un zapato impactó contra su frente.
—¡¿Quién eres?! —gritó él—. ¡¿Tienes problemas o qué?! ¡¿Qué te hace pensar que quiero marihuana... o lo que sea que andas fumando?!
—¿Ouch? —murmuró Azkaroth y se acarició la frente—.¡¿Por qué hiciste eso?!
—¡Oh, disculpe, Señor Marihuanero! ¡Es que no recordé que encontrar a un tipo semidesnudo en tu residencia es total y absolutamente normal! —gritó el de ojos cafés de vuelta y revisó un papel que traía en el bolsillo—. Y estoy en el lugar correcto, por lo que estoy casi seguro de que fue tu error.

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The Nights
Umorismo"Vive una vida que puedas recordar" Una frase irónica de parte de un amnésico y un drogadicto para un historiador. (...) ADVERTENCIA: Contenido adulto, lgbt+ y cosas que pueden resultar sensibles par algunos, favor de leer bajo su propio riesgo.