Capítulo 7.

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Emma:
Llegue al trabajo maldiciendo la hora, era mucho más temprano a lo que estaba acostumbrada. Bostecé mientras caminaba, me frote lo ojos y, en cuanto los abrí, me paré en seco. Scott estaba a unos metros de mí, esperándome recargado contra una pared y yo había olvidado que tenía que instruirlo. Me acerque y él saludó al verme.
– Hola – correspondí el saludo – ¿listo? – él asintió en respuesta y comencé a caminar, consciente de que él me seguía.
Lo guié a la primera habitación, ahí se encontraba todo el material o aparatos que cualquiera aquí podría llegar a necesitar. Abrí la puerta, dejando ver así una habitación amplia y totalmente llena de estantes, a su vez, llenos. Me detuve y di media vuelta, quedando frente a frente con Scott, el cual no paraba de desfilar su mirada por todo el lugar.
– Ok, primera habitación – comencé a explicar, haciendo que Scott dirigiera su mirada hacia mí – aquí se encuentran todos los materiales y herramientas que se lleguen a necesitar para cualquiera de los que trabajan aquí, puedes encontrar desde cosas simples como un lápiz hasta los instrumentos más complejos utilizados por varios aquí.
Di media vuelta y caminé entre estantes con Scott detrás de mí, hasta llegar al estante de animación. Una vez ahí, me detuve de nuevo y no tarde mucho en encontrar lo que quería, miré de nuevo a Scott y, él, al sentir mi mirada, me la devolvió y vió lo que tenía en la mano.
– Un… ¿Lápiz digital? – curioseó confundido, yo asentí, confundiendolo un poco más.
– Eso parece, ¿no? – mi pregunta lo desconcertó – Bueno, primero, imagino que sabes que hacemos aquí – Scott asintió, afirmando que sabía – Pero es un poco diferente a lo que probablemente te imaginas – su confusión no paraba de crecer, por lo que no pude evitar reír un poco entre dientes –  ¿Tú te imaginas un aparato que te permite meterte al juego?
– ¿No es así? – habló al fin, su curiosidad estaba al máximo.
– No, aquí es al revés, déjame mostrarte.
Saque otro aparato de mi bolsillo, este era pequeño y cilíndrico, presione unos cuantos botones y lo active. Por la cara de Scott, supe que estaba funcionando perfectamente, mi aspecto era totalmente diferente.
– A esto me refiero, en vez de meterte en el videojuego, el videojuego se hace real – ambos nos exaltamos un poco cuando hable, ya que mi voz era la del personaje y yo no recordaba eso lo raro que era.
– Wow – fue todo lo que Scott pudo decir mientras yo desactivaba el aparato y volvía a la normalidad.
– Yo dije lo mismo cuando lo ví – reí un poco – con este aparato te puedes convertir en cualquier personaje, siempre y cuando esté en la base de datos y estés en las instalaciones – me acerque un poco y extendí una mano, entregándole así la pluma y el aparato – y he aquí tu trabajo, tú harás a los personajes para poder convertirse en ellos y, para eso, sirve la pluma, pero antes hay que enseñarte cómo usarla.
Él asintió sorprendido a la vez que tomaba los aparatos. Comencé a caminar, salimos de la habitación y nos dirigimos al siguiente lugar, pero, a medio camino, alguien nos detuvo, abalanzándose sobre mí, como siempre.
– Quítate, Tanaka – le ordené molesta, a lo que él me abrazó más fuerte.
– ¿Y si no quiero? – me retó, yo me encogí de hombros en respuesta.
– Si quieres tomar ese riesgo – inmediatamente Tanaka se alejó – eso pensé – dije victoriosa tratando de no reír.
– Un gusto trabajar contigo de nuevo – murmuró Tanaka como si lo anterior no hubiera pasado, yo puse los ojos en blanco – ¿Y este quien es? – señaló a Scott a la vez que hacía la pregunta.
– Que te importa – replicó Scott antes que yo, y, de nuevo, tuve que contener la risa.
– Se llama Scott – contesté, como si el mencionado no hubiera hablado, lo cual le molestó a Tanaka – y ambos estamos ocupados, así que adiós – tomé a Scott del brazo y caminé, arrastrándolo conmigo, mientras se escuchaban las quejas de Tanaka.
Guié a Scott a la próxima habitación, la entrada era grande de doble puerta (yo abrí sólo una para entrar) y dentro había un gran bosque de cerezos.
– Aquí están todos los escenarios de todos los juegos disponibles, pero, la mayoría del tiempo, lo mantienen como un bosque de cerezos, sólo cambia una vez al año, cuándo, para probar el sistema, nos permiten jugar con personajes propios y escenarios variados, todos en la compañía participan, pero hay que aprender a usar las armas y habilidades de los personajes así que es un tanto difícil – expliqué mientras continuaba caminando, Scott veía su alrededor con emoción.
Cruzamos el lugar y entramos a otra habitación, esta era más como una pequeña oficina, tenía varios materiales de dibujo, un escritorio y una mesa de cristal con múltiples sillas. Me acerqué a la mesa, donde se encontraba un dibujo, y miré a Scott.
– Saca la pluma y remarca las líneas – le pedí refiriendome al dibujo, él me miró confundido antes de asentir, sentarse y hacer lo que le pedí, al finalizar, se vió su decepción al no notar ningún cambio – ahora presiona el botón de a lado – Scott siguió mi indicación, y un cuadro de selección apareció alrededor del dibujo, lo cual le sorprendió – quita la hoja – una sonrisa se formó en mis labios al ver su asombro cuando quito la hoja y las líneas que él había trazado se quedaron en la mesa – mientras este ese recuadro, puedes mover el dibujo a voluntad, agrandarlo, encogerlo, deformarlo, lo que quieras y puedes trabajar en él con la pluma.
Scott, al oír esto, decidió probar y comenzó a jugar con el dibujo, lo agrando, deformo y lo puso de cabeza, después presionó de nuevo el botón accidentalmente y el dibujo desapareció, reí por su sorpresa.
– Esto… solo se puede usar en las instalaciones, ¿verdad? – preguntó después, yo asentí en respuesta.
– Aunque, si quieres, puedes pedir el sistema para trabajar en tu casa – le informé, él asintió.
– Y… ¿hay un lugar asignado para animadores o algo así? – me miró, esto era muy diferente a lo que él estaba acostumbrado.
– No – contesté riendo un poco – cada quién trabaja donde quiere, mientras esté dentro de las instalaciones está bien, y el equipo funcionará correctamente. aunque muchos tienen su lugar favorito para trabajar.
– ¿Tú también? – su pregunta me tomó un poco por sorpresa, pero, después, sonreí y asentí – ¿puedo verlo?
Accedí, un tanto desconcertada, nunca pensé que preguntara eso. Salimos de la habitación y lo guié a través del bosque de cerezos hasta llegar a un claro en lo profundo del bosque, este era un tanto pequeño, tenía un gran árbol en el centro, y estaba lo suficientemente alejado como para que no se oyera mucho ruido.
– Por lo general aquí trabajo, aunque algunas veces vengo aquí solamente para esconderme o descansar – revele así, indirectamente, que nadie más que yo conocía ese lugar, esperando que Scott no entendiera la indirecta.
Scott se paseó por el lugar, viendo los alrededores y luego el cielo, su asombro se hacía muy notorio en su cara. Entonces, mi teléfono sonó de repente, recordandome que tenía más cosas que hacer me despedí y me retiré del lugar, dejando solo a Scott en el claro.

Una vida normal [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora