Capítulo 6.

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Scott:
Nos reunimos el fin de semana en una especie de centro comercial con temática de festival japonés al aire libre. Nunca he ido a un festival, pero supongo (por lo que he visto en animes) que esto es sumamente parecido, con puestos a ambos lados del camino, lleno de gente y mucho ruido. Emma, Gumi y Sakura ya habían ido anteriormente, por lo que sabían donde se encontraba todo, o al menos lo de su interés. Caminábamos y nos abríamos paso entre la gente, Gumi y Sakura veían todo a su alrededor emocionadas y, aunque Emma intentara hacer lo mismo, se notaba fácilmente su incomodidad al estar rodeada de gente.
Pasó un rato y el lugar comenzó a vaciarse en cuanto comenzó a oscurecer, Emma ya estaba menos incómoda, pero llevaba un rato quejándose de que tenía hambre, aunque Gumi seguía parandose en puestos sin parar con Sakura a su lado y no le hacían mucho caso.
– Ok, voy a comer, bye – dijo Emma finalmente al desesperarse a la vez que se comenzaba a alejar.
– Ve con ella – me pidió distraídamente Sakura sin apartar la vista de Gumi – los alcanzamos luego.
Asentí aunque sabía que Sakura ya se había alejado y seguí a Emma hasta llegar a un puesto, al parecer de ramen, en el que Emma ordenó rápidamente por los dos. Nos apartamos del paso y conversamos en lo que esperábamos a que nos entregaran nuestra orden pero, antes de que eso pasara, alguien nos interrumpió al hablarle a Emma. Ambos dirigimos nuestra mirada a la dirección de donde provenía la voz, viendo así que se trataba de un chico alto (aunque más bajo que yo) y delgado, con cabello negro, lacio y corto (un poco más debajo de las orejas), se veía más o menos de mi misma edad, vestía un pantalón de mezclilla, una playera roja de manga corta, un chaleco negro y unos tenis del mismo color, y miraba a Emma con emoción mientras me ignoraba por completo.
– ¡Oh! Hola Tan- – Emma fue interrumpida cuando él se abalanzó sobre ella y la abrazo.
Miré la escena y sí, tengo que admitirlo ( y creo que mi mirada lo reflejo), comencé a sentir un profundo odio a esa persona, sea quien fuere sus intenciones eran claras, era un abrazo demasiado amistoso. Me crucé de brazos totalmente molesto, conteniendome totalmente, pero él no parecía querer soltarla pronto. Estaba en mi límite, sentí que alguien se puso a mi lado, aunque no le tomé mucha importancia, entonces Emma empujó al pelinegro, se veía furiosa y su enojo me hizo olvidar momentáneamente el mío.
– Te he dicho que no me abraces, Tanaka – le recordó Emma al chico frente a ella.
– Tan linda como siempre – la “alagó” el tal Tanaka, ignorando totalmente su comentario.
– Y no me llames linda –  murmuró Emma firmemente, notando el enojo en su voz.
– Es que lo eres – el tono coqueto en su voz me irritaba enormemente.
– No me halagues – prácticamente ordenó Emma, aunque él no pareció notarlo.
– Pero me encanta halagarte – una media sonrisa apareció el rostro de Tanaka, aumentando cada vez más mi molestia, y, al parecer, la de Emma.
– Por eso y muchas razones más te odio – declaró ella con frustración para voltearse en dirección al puesto.
– No te enojes conmigo – el pelinegro se acercó e hizo el intento de rodear los hombros de Emma, lo cual no logró y ella lo apartó.
Tanaka trató de abrazar a Emma de nuevo pero le bastó una mirada de advertencia de ella para que se rindiera instantáneamente, se notaba que, a pesar de todo, le temía a Emma.
– Te recomiendo que te vayas – le sugirió Emma, a lo que estaba a punto de replicar cuando ella continuó – tengo hambre, y no quieres entrometerte entre la comida y yo ¿o sí?
Tanaka retrocedió un poco (aunque trató de disimularlo, no lo logró) y dudo un poco antes de acceder indirectamente con una excusa cualquiera para irse.
En cuanto se fue, dirigí mi atención de nuevo hacia Emma, la cual estaba como si nada hubiera sucedido mientras aceptaba alegremente la orden y me ofrecía mi plato. Lo acepte, un tanto molesto aún y comencé a comer en silencio.
– Ignorenlo – dijo Emma de repente, aparentemente a Gumi y a mí – sólo es un idiota egocéntrico y presumido, ¿cierto, Sakura? – la mencionada asintió, apoyando a la castaña.
Sakura y Gumi ordenaron, aunque la segunda estaba un poco distraída por lo que tardaron un poco en ordenar.

En cuanto terminamos de comer, caminamos por un rato, pero la inquietud no me dejaba por más que quisiera, así que, finalmente, pregunté.
– Emma – ella dirigió su atención a mí – ¿De dónde conoces a Tanaka?
– Él sólo es un idiota egocéntrico y presumido que se pasa halagandome cada que me ve – contestó ella con simpleza.
– Sí, un idiota al que le gusta Emma – aunque esas palabras me molestaron, ya lo sabía, así que hice caso omiso al comentario de Sakura.
– Se podría decir – continuó Emma – aunque nunca saldría con él y, a decir verdad, no sé si considerarlo un amigo siquiera.
Después de esa explicación, me sentí aliviado, aunque traté de no demostrarlo (probablemente sin mucho éxito), y los cuatro continuamos paseando por aquel lugar hasta unas horas después, cuando finalmente decidimos irnos y nos separamos. Gumi y Sakura se fueron juntas y yo fui con Emma, ya que su apartamento me quedaba de paso.
Caminábamos juntos en silencio, un silencio agradable, cuando Emma pareció recordar algo.
– Escuché que trabajarás con nosotras – dijo mirándome con duda para que lo confirmara, asentí.
– Sip, hace algún tiempo que me quería transferir – respondí sin darle mucha importancia, aunque en realidad estaba muy emocionado.
– ¿Eres animador? – asentí con duda, Emma me sonrió – soy tu jefe.
– ¿En serio? – pregunté incrédulo, ella asintió con fuerza – entonces será más divertido de lo que pensé.
– ¿Temías tener un jefe súper serio que te odiara y te hundiera en trabajo? – bromeó ella, y le seguí el juego.
– Tal vez, no tengo buena suerte con esas cosas, pero ¡tú eres mi jefa! será fácil – hice un ademán con mi mano para quitarle importancia.
– ¡Ja! Ya quisieras – Emma cruzó los brazos y me dirigió una mirada retadora acompañada de una media sonrisa.
Seguimos caminando, pero esta vez no hubo silencio. Finalmente llegamos al apartamento de Emma, nos despedimos, ella entró y yo continué mi camino con una sonrisa en la cara, a partir de mañana trabajaría con Emma y las demás.
“Será divertido – pensé y mi sonrisa se hizo más grande”

Una vida normal [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora