Emma:
Estábamos de camino a mi casa, Scott actuaba extraño y estaba sumamente tenso, podría decir que hasta se notaba un poco enojado. Traté de hacer caso omiso y seguí caminando en dirección a mi hogar, al cual llegamos poco después.
– Llegamos – avisé lo obvio, haciendo que me quiera golpear a mí misma.
– Sí… – contestó sin prestar mucha atención.
Se formo un silencio un tanto incómodo, Scott seguía tenso y estaba mirando hacía el pasillo por donde había venido. Pasaron unos pocos segundos (o tal vez minutos), decidí al fin moverme, saqué mis llaves y las metí en la cerradura.
– Bueno, nos vemos – me despedí para entrar a mi apartamento, pero Scott me detuvo antes de que lo lograra.
Scott me había tomado de la muñeca, evitando que yo avanzara, lo observé fijamente durante unos segundos, de repente, su semblante se tornó serio y me jaló del brazo para que mi cabeza quedara sobre su hombro derecho, inevitablemente me sonrojé por segunda vez en ese día, sólo que esta vez (por suerte) Scott no me veía.
– No quiero que te alteres – susurró en mi oído – pero alguien nos estaba siguiendo, por eso es que quiero pedirte algo.
– Dime – dije comprendiendo la situación y dejando de lado mi inquietud a un lado.
– ¿Puedo quedarme aquí? – me paralice ante la pregunta, y sentí mi sonrojo intensificarse, me puso nerviosa la convicción con la que lo dijo además de que, repentinamente, fui más consciente de la cercanía – E-es sólo por hoy – tartamudeó para justificarse inmediatamente al darse cuenta de lo que dijo – No me quedaré tranquilo si te dejo aquí sola.
Me serene como pude, y asentí en respuesta. Scott soltó mi muñeca y nos separamos entonces lo invité a entrar, para seguirlo después y cerrar la puerta.
Mi apartamento no era muy grande, las paredes estaban pintadas de color azúcar glass y el piso era de loseta blanca, entrando se podía observar un pequeño pasillo seguido de la sala con una gran ventana que cubría casi toda la pared, los sofás eran color azul opaco con cojines verdes pastel, los muebles eran color negro, a la derecha, en el muro, había un televisor, al lado de este había un arco amplio que daba a la cocina-comedor, más a la derecha había un muro que hacía la separación entre la sala y el estudio del cual solo veía la puerta emparejada; a la izquierda del pasillo había otras dos puertas, mi habitación y el baño.
– Ahora vengo – avise para entrar en mi habitación.
Una vez dentro, saque dos cobijas y escogí dos almohadas, las deje sobre mi cama y me cambié a mi pijama, la cual era muy sencilla, de color lila, abotonada de la blusa y pantalones holgados. Tomé las cobijas y almohadas y salí de la habitación, encontrando a Scott sentado en la sala.
– Toma – dije a la vez que ponía sobre su cabeza una almohada y una cobija, las cuales cayeron frente a él.
– Gracias – murmuró tratando de liberarse de la cobija en la que se había enredado.
Me senté en el sofá de la derecha y me comencé a acomodar para dormir. Finalmente Scott se había liberado de la cobija y me miraba confundido.
– No esperarás que te dejara dormir sólo en la sala, ¿o sí? –cuestioné sin esperar respuesta, ya que, antes de que contestara me recosté, me cubrí con la cobija y me voltee en dirección al respaldo – buenas noches, tú apagas la luz.
Oí suspirar a Scott y luego acomodarse para después apagar la luz.Desperté un tanto adolorida, ya que no estaba acostumbrada a dormir en el sofá. Tomé mi celular, el cual había dejado en la mesa de café, y miré la hora.
“11:30 – leí, ya era tarde”
Miré en dirección al sofá a mi izquierda, alzando la cabeza ya que seguía acostada, viendo así a Scott sentado, viendo algo en su celular, mientras acariciaba a Momo sobre su regazo. Mi pequeña gatita siamesa se dió cuenta de que había despertado y bajo de encima de Scott haciendo sonar el cascabel en su collar rojo para venir a mí, Scott notó que había despertado después de eso.
– Buenos días – saludó mientras yo acariciaba a Momo.
– Hola – contesté aún adormilada, a lo que él se rió por lo bajo, haciendo que dirigiera mi mirada hacia él – ¿Qué?
Scott respondió mi pregunta señalando su cabeza, haciéndome entender que estaba despeinada. Me acomode rápidamente mi cabello a la vez que sentía un leve rubor en mis mejillas.
– ¿Qué esperabas? Me acabo de despertar – repliqué en un murmullo a la vez que me levantaba.
Me dirigí a la cocina con Momo maullando a mi lado, una vez dentro, me hinque y le serví su comida, inmediatamente, ella comenzó a comer. Me asomé por la entrada de la cocina y le pregunté a Scott que quería desayunar, tardó un poco en decidir pero, cuando finalmente decidió, yo no tardé mucho en hacerlo mientras él se encargaba de lo demás por insistencia propia. Desayunamos mientras conversabamos, recogimos y después nos dirigimos a la sala. Doblamos las cobijas y tomamos a las almohadas para colocar ambas cosas en el sofá donde yo había dormido. Finalmente, nos sentamos en el sofá frente al televisor (en el que Scott había dormido) y decidimos ver una película. El filme comenzó y, después de unos minutos, Momo decidió subir al sofá, colocándose entre nosotros. Acaricié su pequeña cabecita mientras ella ronroneaba. Estuve así por un rato, sin prestar mucha atención a la película, hasta que Momo comenzó a jugar con mi manga, como solía hacer seguido. Dio un par de vueltas y, después, comenzó a jalar mi manga, obligandome a moverme para que esta no se rasgara. Quedé más cerca de Scott, aunque aún a una poca distancia, lo suficiente para que Momo (la cual ahora estaba, de nuevo, en el regazo de Scott) siguiera jugando con mi manga. De repente, Momo olvido totalmente mi manga para ir tras la de Scott, pero él ni se inmutó. Lo observé momentáneamente, siempre hacia eso, perderse totalmente en la película o serie que estaba viendo, ignorando totalmente lo que pasaba a su alrededor. Una sonrisa fugaz pasó por mis labios, entonces retiré mi mirada de Scott para concentrarla de nuevo en Momo. Otra vez, la acaricie, ella restregó su cabeza contra mi mano hasta que se cansó y decidió quedarse quieta, sólo dejando que la acariciara. De un momento a otro, toda mi atención se había dirigido a Momo y mi mano acariciándola, sonreí. Entonces oí el ruido tan característico de cuando el televisor se apaga, levanté mi mirada encontrándome con la de Scott.
– Oh, ¿ya acabo? – pregunté tontamente, a lo que Scott sonrió divertido.
– No lo sé, ¿se puede ver la tele mientras está apagada? – replicó mi pregunta con otra pregunta, la ironía era notoria en su voz.
– Pues… de que se puede, se puede, pero sería aburrido sólo ver la pantalla apagada – contesté, ocasionando que el riera un poco mientras sacudía su cabeza levemente de un lado a otro.
Me levanté del sofá y cargué a Momo antes de que esta se quedara dormida encima de Scott. Abrí la puerta del estudio, a primera vista estaba una estantería gigante llena de libros, mangas, cómics, anime, series, películas, entre otras cosas. Al lado derecho estaba mi escritorio con mi ordenador, mientras que, al lado izquierdo, se encontraba un sofá y la cama de Momo, esta última pegada a la puerta. La coloque sobre su cama y volví con Scott a la sala. Me senté en el lugar en el que estaba y ambos nos pusimos en el celular, algo muy común de nosotros, entonces me percaté de que, al sentarme donde estaba, estaba muy cerca de Scott. Inevitablemente recordé la noche anterior, sentí al rubor dominar mis mejillas. Volteé mi cabeza, tratando de ocultar mi cara con mi cabello, pero Scott lo notó.
– ¿Pasa algo? – cuestionó extrañado, a lo que yo negué silenciosamente.
Ante mi nerviosismo, comencé a jalar las mangas de mi blusa distraídamente.
“¡Sigo en pijama! - noté repentinamente y me levanté de golpe”
Scott me miró sobresaltado ante mi repentina acción, mi rubor se intensificó.
– Ahora vengo – dije rápidamente sin mirarlo y me dirigí rápidamente a mi habitación.
Saqué de mi armario el primer conjunto que encontré y me comencé a cambiar, me ducharía después de que Scott se fuera, ese era el plan, sin embargo, Scott me sorprendió yéndose antes de lo que esperaba.
– Me tengo que ir, nos vemos luego – se despidió a través de la puerta con un poco de urgencia en su voz antes de irse sin esperar respuesta.
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Una vida normal [EN PAUSA]
Novela Juvenil¿Tener padres extranjeros? ¿Crecer con dos culturas? ¿Qué todos tus amigos sean extranjeros? ¿Ir a Japón? ¿Trabajar desarrollando videojuegos? ¿Trabajar en el más grande proyecto de realidad virtual? Sí, todo eso es normal, al menos para Scott, ya s...