Capítulo 2.

29 2 0
                                    

Emma:
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, sin saber qué había sucedido. Me enderecé con dificultad y miré a mi alrededor, sin embargo no estaba en el sitio de pruebas, ahora estaba en otra habitación, esta era amplia con pared blanca y piso de losa beige, los muebles eran escasos, sólo había un tocador color chocolate y la cama donde me encontraba. Quité las sábanas blancas de encima mío tratando de recordar porque estaba en ese lugar, fue cuando mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta. Fijé mi mirada en la ahora puerta abierta, encontrando así a un chico. Éste era alto, tenía cabello castaño, un tanto lácio, desordenado, apuntando a todas las dirección posibles, sus ojos eran también castaños pero de un tono mucho más claro. Vestía una playera verde con manga larga, unos pantalones de mezclilla y unos tenis. Además, traía una manta entre brazos y se notó por su expresión que no se esperaba que yo estuviera despierta.
– Hola – saludó para después entrar a la habitación con una amable sonrisa.
– Hola – respondí mientras lo observaba dejar la manta sobre el respaldo de la cama y sentarse a mi lado.
– ¿Estás bien? – preguntó viéndome con curiosidad, yo solo asentí en respuesta.
El silencio reinó en la habitación, pero no se sentía incómodo, lo cual era raro si considerabas que éramos un par de desconocidos. Observé el piso durante unos segundos, y después paseé mi mirada por la habitación una vez más, esta se me hacía un tanto familiar. Fue entonces que crucé mi mirada con el chico.
"Él debe de saber dónde estamos – deduje"
– Soy Scott – comentó justo antes de que hablara.
– Emma – contesté sin más.
– Emma... – repitió mi nombre pensativo mientras se dejaba caer en la cama – lindo nombre.
Mi mirada siguió fija en él, sin poder apartarse, recargaba ambos brazos detrás de su cabeza, sus ojos estaban cerrados y su sonrisa seguía intacta, reflejaba total serenidad y calma. Lo observé unos pocos segundos hasta recordar la pregunta que le iba a hacer.
–¿Tú... – comencé mi pregunta llamando su atención y, haciendo así, que abriera sus ojos y me mirara – sabes dónde estamos?
– ¡Oh! cierto, te trajimos cuando estabas inconsciente, – recordó en voz alta y se enderezó – estamos en el centro de monitoreo.
– Pero... ¿Qué sucedió? No recuerdo la pelea del último piso... yo... ¡¿perdimos?! – pregunté haciendo algo que hace mucho no hacía, me altere.
– No lo creo, de otra forma no hubieran despertado los demás – dijo con una suave sonrisa.
– Entonces... ¡ganamos!
Me levanté de un brinco con emoción y una sonrisa de oreja a oreja, tras un año lo habíamos logrado, realmente lo logramos. Por un momento, mis recuerdos del año anterior llegaron a mi mente, haciendo que la emoción creciera y me inundara totalmente al saber que habíamos salido de aquel lugar, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por una risita. Miré en dirección a Scott, él me miraba de una forma un tanto afectuosa, como si me conociera desde hace tiempo y tenía un leve rubor en sus mejillas.
– Estás sonrojada – se burló.
– Mira quien lo dice – contesté con el mismo tono de burla sorprendiendome a mi misma por la familiaridad con la que había sonado esa frase.
Scott colocó rápidamente sus manos en sus mejillas y reímos a la vez. Para ser desconocidos, nos llevabamos increíblemente bien.
– ¡Hey! – llamó mi atención mientras se levantaba rápidamente – ¿Tienes hambre? – asentí al recordar por cuanto tiempo no había comido, me sonrió y se levantó – sal cuando quieras – me invitó y después salió de la habitación.
Al estar de nuevo sola, observe con más atención que antes la habitación, encontrando así otra puerta, la abrí encontrando un baño y encima del inodoro se encontraba ropa limpia con encima una nota.

"Ponte esto y deja aquí tu ropa, la lavaremos, sal pronto ;) ~Gumi"

Sonreí antes de ducharme y cambiarme con mi nueva vestimenta la cual consistía en un suéter sin capucha de color azul oscuro, holgado de las mangas con un dibujo de un fantasma, un pantalón de mezclilla, similar al que utilizaba antes y unos tenis de color azul. Como la nota me había indicado, doble mi ropa y la coloqué en donde se encontraba la que ahora traía puesta, salí del baño y busqué en los cajones del tocador encontrando un cepillo y mi celular. Saqué ambos y dejé mi celular sobre el mueble para poder cepillarme el cabello, al terminar intercambie el cepillo por mi celular y procedí a encenderlo, me senté en el borde de la cama en lo que esperaba a que terminara de prenderse, cuando al fin vibró, indicando que al fin funcionaba de nuevo, vi la pantalla, leyendo así la hora y fecha, recordando que había pasado exactamente un año, suspiré, traté de desbloquearlo y maldije para mis adentros al no lograrlo, me levanté, me dirigí a la puerta y, finalmente, salí.  

Una vida normal [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora