El reencuentro (Dan & Blair fanfic)

Parte 4

Dan y Blair caminaron por las calles de Manhattan envueltos en sus abrigos y bufandas, con sus vasos de café enfriándose ante la plática incesante que habían iniciado media hora atrás. Parecía como los viejos tiempos... se sentía como los viejos tiempos.

Los comentarios snobs de Blair eran contrarrestados por la fina lógica del Chico solitario. Se habló de música, arte, literatura y cine, casi abstraídos por las mágicas palabras que salían de sus frías bocas. Las risas atenuaban la noche y cuando menos lo esperaron se encontraron cerca del Met. Dan subió las gradas y se detuvo en la parte más alta. Comenzó a tararear una canción que para Blair resultaba desconocida.

—¿No la has escuchado? — preguntó incrédulo.

Blair negó con la cabeza, era incapaz de dejar de sonreír.

—Siempre creí que era nuestra canción — agregó pensativo y luego empezó a cantar.

—¿Quién la canta? — curioseó.

—The Duke Spirit.

Ella subió hasta donde él y le miró con apacibilidad. Recordó las sensaciones que experimentaba cuando le tenía cerca y la confusión se apoderó de su alma. ¿Por qué si siempre había sentido eso por Dan Humphrey lo apartó de su vida?

—Dios obra de maneras misteriosas — dijo él casi adivinando lo que pasaba por su cabeza.

—¿Me perdonas? Por todo lo que pasó. Eras mi amigo... mi mejor amigo.

—Era más — replicó con pesadumbre.

—Eras mi amor puro y simple — dijo con serenidad, como si hubiese aceptado algo que había sabido por mucho tiempo.

Dan se encogió de hombros con resignación. Posó sus ojos en los de ella y quiso besarle, así como lo había hecho tantas veces en el pasado, pero pudo descifrar en su iris algo que ni siquiera Blair se atrevía a pensar.

—Tu amas a Chuck... siempre lo has amado — rompió el silencio con antipatía — ¿qué estás buscando Blair? ¿Por qué estás aquí?

—¿En los escalones del Met?

—Conmigo —agregó con rapidez.

—Estoy buscando vivir. Estoy tan cansada, tan joven pero tan cansada — dijo — solo quiero vivir.

En ese momento Dan entendió lo que tenía que hacer y aunque sabía que se arrepentiría eternamente... lo hizo.

Sacó de su bolsillo su teléfono y le llamó.

—Él no contesta — murmuró ella con tristeza.

—Por lo menos lo intentamos — contestó levantando sus cejas de manera juguetona — ¿tienes tiempo para una película?

—Depende de la película — replicó de inmediato.

—Escuché que en un teatro independiente estarían proyectando varios clásicos. Tal vez podamos ver a Holly tener su final feliz de nuevo.

—Holly siempre tiene su final feliz porque se queda con su escritor — dijo ella con una sonrisa.

Ambos caminaron al compás de la luna. Sueltos como un par de chiquillos que habían reencontrado sus ansias por la libertad y la vida. Se tomaron de la mano y caminaron hasta el teatro donde verían una película que Blair se sabía de memoria, una que tantas veces le insinuó cuál era el camino que debía tomar, sin embargo, el corazón quiere lo que quiere.